Las góndolas descansan en el lecho del canal, esperando a que vuelva el agua. En los últimos días, muchos canales del centro de Venecia se han ido deshidratando a causa del inicio de las semanas de clima invernal seco en el norte de Italia.
Esto, sumado a unos Alpes que han tenido menos de la mitad de sus nevadas normales, ha llevado a una sequía que deja impresionantes imágenes de góndolas, botes, taxis acuáticos y ambulancias varadas en el barro.
Este problema nace de una combinación de factores: se mezcla acá la falta de lluvia, pero también un reciente sistema de alta presión, la luna llena y las corrientes marinas. El grupo ecologista Legambiente señaló que los ríos lagos italianos están sufriendo una escasez de agua importante, y que es preciso prestar atención a la parte norte del país.
El río más largo de Italia, el Po, tiene hoy un 61% menos de agua que de costumbre, indicaron desde la agrupación, y precisamente se trata de un río que parte en los Alpes, en la parte norteña del país.
La sequía de los canales en Venecia justo coincidió con un momento crítico de enorme afluencia de turistas: el Carnaval. Ya cuando terminaba, la altura pasó muy abajo de los entre 50 y 80 centímetros que acostumbran los canales.
Un problema de la ciudad es que, sin los canales, la circulación se vuelve casi imposible, porque no está pensada de otra manera. De todos modos, en el Ayuntamiento de Venecia le quitan importancia: “No hay necesidad de medidas particulares. Quienes llevan las barcas saben que no podrán pasar por algunos canales. Es algo que gestiona la empresa pública de transportes”.
Los expertos y los centros que estudian las mareas en Venecia aseguran que de todos modos, se trata de un fenómeno que se revertirá rápidamente, porque uno de los principales factores en su aparición es el “anticiclón” que ha evitado las lluvias en el norte.
Alvise Papa, responsable del centro de previsión de las mareas, señala que el fenómeno es “absolutamente normal”. “Alrededor del 70% de los fenómenos de baja marea ocurre justamente en ese periodo, de enero a febrero”, indicó a AFP.
Más allá de los motivos, los turistas han aprovechado la situación para sacar fotos y observar, por primera vez en mucho tiempo, los cimientos y fundaciones de los palacios y edificios de la ciudad, que normalmente están cubiertos por el agua. Andrea, un gondolero de la ciudad, comentó al diario El País: “Si no es una cosa, es otra. Ya ve, aquí no ganamos para aventuras. Claro que trabajamos menos durante esas horas y muchas de las barcas privadas no pueden moverse”