Los claroscuros del sistema de votación electrónico que el chavismo define como “el mejor del mundo”
Ya en 2006 el expresidente estadounidense Jimmy Carter había alabado la automatización del voto. Sin embargo, la compañía Smartmatic, que suministró la tecnología para llevar a cabo los comicios para la Asamblea Nacional Constituyente de 2017, acusó a las autoridades electorales venezolanas de "manipular" esos resultados.
El actual presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, Elvis Amoroso, asegura que su país cuenta con “el mejor sistema electoral del mundo”. Y de cara a las elecciones presidenciales del próximo domingo, el mandatario Nicolás Maduro, quien busca su reelección tras 11 años en el poder, insiste en la transparencia del sistema. “Tiene 16 auditorías, y se hace una auditoría en caliente del 54% de las mesas”, explicó durante un mitin electoral desde la ciudad de Maracay, a unos 80 kilómetros de la capital, Caracas.
Tras las elecciones presidenciales celebradas en Venezuela el 7 de octubre de 2012, la misión de estudio del Centro Carter ya alababa el funcionamiento del sistema de votación provisto por la compañía Smartmatic. “El sistema venezolano de votación ha sido el componente más sólido del proceso electoral. El sistema actual usado en las últimas cinco votaciones nacionales, ha protegido de manera confiable la integridad del proceso automatizado de votación”, rezaba una de las conclusiones del informe final de la organización no gubernamental abocada a la paz global.
El informe venía a corroborar el reconocimiento que el propio expresidente estadounidense Jimmy Carter hiciera sobre el sistema electoral venezolano en 2006. “De hecho, de las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor del mundo”, señaló el político demócrata ese año al destacar la automatización del voto, lo que garantiza su verificación y transparencia.
Según consigna la página del CNE, el sistema de votación local es totalmente automatizado y puede ser auditado en todas sus fases. “En el año 2004, Venezuela se convirtió en el primer país del mundo en realizar una elección nacional con máquinas que imprimen el comprobante del voto”, asegura.
La proveedora inicial de la tecnología electoral fue la multinacional Smartmatic, en un proceso donde se recurrió a máquinas de votación modelo SAES (Smartmatic Auditable Election Systems), promocionadas como 100% auditables para la automatización de consultas electorales. Otra de las facilidades de la plataforma tecnológica es la utilización de una boleta (electrónica) de votación convencional. Los electores pueden pulsar en el nombre, el rostro o el partido del aspirante al cargo de elección popular.
En 2012, destaca el órgano electoral, se realizaron los primeros comicios nacionales con autenticación biométrica del elector y la posterior activación de la máquina de votación. El método de votación venezolano se fortaleció con la entrada del Sistema de Autenticación Integral (SAI), que permite al elector activar la máquina con su impresión dactilar, lo cual representa una garantía más para la integridad del voto.
Respecto al proceso de votación, el CNE explica que una vez que la huella dactilar del elector es autenticada, la máquina es activada para que el elector marque su voto directamente en la pantalla de la máquina o en la boleta electrónica. Este voto permanece almacenado de manera aleatoria en la memoria de la máquina y al final de la jornada queda plasmado en las actas impresas de totalización. Dichos votos se cotejan con los comprobantes físicos de la caja de resguardo en la auditoria posterior.
El paquete de votos de cada máquina viaja encriptado a través de una red segura que provee la empresa de telecomunicaciones estatal CANTV. La red está aislada de internet y tiene múltiples niveles de seguridad y autenticación, asegura el CNE. El sistema de totalización sólo recibe datos de máquinas de votación autenticadas y autorizadas por el órgano electoral.
Asimismo, destaca el CNE, todas las fases del proceso están resguardadas con una clave alfanumérica cifrada a través de un hash o firma electrónica. Esta clave no depende de una de las partes porque está compartida entre el CNE, las organizaciones con fines políticos de todas las tendencias y Smartmatic. Eso hace imposible acceder a los datos sin la clave compartida entre todos los actores.
Sin embargo, tras las votaciones del 30 de julio de 2017 para la Asamblea Nacional Constituyente, órgano que tomó las atribuciones del Parlamento cuando estaba controlado por la oposición, Smartmatic, que suministró la tecnología para llevar a cabo esos comicios, acusó a las autoridades electorales venezolanas de “manipular” los resultados para inflar la participación en medio de alta abstención, un señalamiento que estas negaron.
En 2022, la multinacional proveedora de sistemas de voto electrónico reclamó unos 1.500 millones de dólares a Venezuela por “un fraude” en 2017 y la expropiación de activos, según informó entonces el Centro Iberoamericano de Arbitraje (CIAR).
“La multinacional británica SGO Corporation Limited, de la que forma parte Smartmatic, ha presentado una demanda de arbitraje de inversiones contra Venezuela (...) en relación a un fraude electoral” y “activos expropiados a la empresa”, señalaba una nota publicada por la web de la revista del CIAR, con base en Madrid.
Un directivo de Smartmatic dijo en agosto de 2017 que el reporte oficial del CNE de 8,1 millones de votantes, sobre 19,4 millones convocados, habría sido “manipulado”, provocando una variación que podría superar el millón de votos.
Fundada por venezolanos a finales de la década de 1990 y parte de SGO Corporation Limited desde 2014, la compañía denunció después la expropiación de activos que habrían sido utilizados por otra empresa proveedora de tecnología electoral en Venezuela desde entonces, la argentina Ex-Clé.
Según el medio venezolano Efecto Cocuyo, la relación de Ex-Clé con el CNE data de 2004. Ese año desarrolló el Sistema de Autenticación Integrado que actualmente se usa en las elecciones como un sistema de captura, almacenamiento, comparación y búsqueda de huellas dactilares de los venezolanos y extranjeros residentes que estén autorizados para votar.
En los años 2011 y 2012, se hizo cargo del sistema para la validación de identidad de los 19 millones de electores habilitados para la elección presidencial del 7 de octubre de 2012; y en 2013 implementó la tecnología biométrica en el Banco de Venezuela, para evitar casos de fraude relativos a la identidad de las personas.
En 2020, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a Ex-Clé por proveer “bienes y servicios que utilizó el régimen de Maduro para llevar a cabo las fraudulentas elecciones parlamentarias del 6 de diciembre (de 2020)”, donde la Asamblea Nacional volvió al control del oficialismo.
Asimismo, el Departamento de Estado norteamericano señaló entonces que Ex-Clé habría ayudado al Consejo Nacional Electoral a comprar máquinas de votación de China, pasando los pagos a través del sistema financiero ruso, según consigna Voz de América.
“Los esfuerzos del ilegítimo régimen de Maduro para robar las elecciones en Venezuela muestran su desprecio por las aspiraciones democráticas del pueblo venezolano”, afirmó en esa oportunidad el entonces secretario del Tesoro norteamericano, Steven Mnuchin.
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