Los integrantes de las agrupaciones ciudadanas coordinadas por la oposición venezolana, denominadas comanditos, hicieron posible la recolección de las actas electorales para demostrar la supuesta victoria de Edmundo González en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. No obstante, en el último mes los miembros de estos grupos han comenzado a huir de su país, según ha indicado la líder opositora María Corina Machado.
Los comanditos fueron estructuras de fiscalización electoral coordinadas desde la Gran Alianza Nacional (GANA), una plataforma ciudadana vinculada a la coalición opositora lanzada en enero. Su trabajo fue vital, como reconoció Machado en ese momento: “Ya podemos probar la verdad. Después de 24 horas de trabajo ininterrumpido, nuestros comanditos han hecho un trabajo excepcional. Y mientras el régimen durmió muy preocupado, nosotros no dormíamos porque estábamos muy ocupados”, dijo inmediatamente tras las elecciones el mes pasado.
“Fueron más de 600 mil personas que se la jugaron y trabajaron con nosotros, que estuvieron pendientes. Los testigos recogiendo las actas, la gente que llevaba café, agua y comida, la gente que estuvo desde temprano de turno, cuidando ahí en los centros de votación, iba y descansaba uno y otro estaba pendiente. Gracias a todas esas personas y actores de organización, pues se logró lo que todo mundo sabe, que fue el triunfo arrollador de Edmundo González”, cuenta a La Tercera Humberto Artigas, coordinador de Vente Venezuela en el municipio de Sucre y capacitador de grupos de comanditos.
“Logramos armar una superestructura en todo el país, con más 60.000 comanditos, cada uno de ellos integrado por un mínimo de 10 personas con funciones específicas”, explicó por teléfono un coordinador en Caracas de la Gran Alianza Nacional, al diario español El País. “Esta organización, junto a partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil, fue la que nos permitió sacar las actas, en algunos casos sin que nadie se diera cuenta, bajo total anonimato y en un contexto de mucha violencia y persecución”, comentó.
Artigas, quien capacitó a grupos de comanditos en un centro electoral de su localidad y les enseñó a desempeñar las tareas, relató a La Tercera que muchas de las personas que él instruyó están planeando emigrar hacia otros países pronto, “si es que no se llega a una solución que nosotros queremos, si no se logra el cambio”. El escenario al que hace referencia es el de una “transición ordenada y pacífica”, tal como ha instado Machado.
“La mejor salida es una salida democrática, porque si no se logra cambiar el sistema, muchos de los países, incluyendo a Chile, Colombia, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay o Estados Unidos, van a sentir una ola más de migración. Se prevé que en el futuro emigren de 3 a 4 millones más de venezolanos. La carga de responsabilidad para un gobierno como el de Chile, que ya de por sí está colapsado por los venezolanos que hay, imagínate con una ola migratoria de 3 a 4 millones de venezolanos más que se van a buscar una mejor vida, algo mejor para poder ayudar a las familias que se quedan acá en Venezuela”, advierte Artigas a este diario.
En el último mes, al menos seis venezolanos que integraron estos grupos huyeron del país, algunos cambiándose de ropa o escondiéndose entre arbustos en su camino hacia un lugar seguro, según reportó CNN esta semana. Debido a la naturaleza de esta emigración, es poco probable que se den a conocer cifras oficiales de opositores y excomanditos que huyeron.
Muchos emigraron ilegalmente, desplazándose de noche y escondiéndose durante el día para evitar ser detenidos en las docenas de puestos de control establecidos por las fuerzas gubernamentales venezolanas. Otros dijeron a la cadena estadounidense que los dejaron pasar oficiales que creían que simpatizaban con la causa de la oposición. La mayoría pidió a ese medio que sus entrevistas se mantuvieran en el anonimato por temor a que las fuerzas gubernamentales pudieran ir tras sus familias si se daban cuenta de que habían abandonado el país.
“Dejé a mi madre, tiene 84 años... mi marido hizo lo mismo. Mi madre me dijo: ‘Sé fuerte, mi amor, todo saldrá bien; la alegría volverá a Venezuela, yo estaré aquí esperándote. Si ya no estoy aquí para cuando vengas, sabré que al menos eres una persona libre’”, dijo a CNN una mujer que se definió como comandito, que huyó del país con su marido y su hijo. Su actividad “inconstitucional” fue ayudar a reunir más de 1.200 actas el día de la elección.
Otro excomandito llamado Andrés Villavicencio decidió exiliarse voluntariamente en Madrid, España, tras sufrir una larga serie de intimidaciones posteriores al día de la elección, que incluyeron guardias de autos no identificados en la puerta de su casa, oficiales no identificados tomándole fotos a su residencia, un intento de ingresar a su vivienda y hasta la anulación de su pasaporte.
Villavicencio relató a la BBC que tras los actos de acoso, llamó a un informante que conoce dentro del gobierno -del que no quiso ofrecer más detalles para no exponerlo- para que lo ayudara a entender qué era lo que estaba pasando. “En ese momento, me confirmaron que mi detención era inminente y que mi sitio de reclusión sería el Helicoide. Gracias a esa persona, ahora estoy en libertad, gracias a esa persona pude salir del país a tiempo”, aseguró el abogado de 30 años a la cadena británica.
Todas las acciones descritas por Villavicencio son parte de la “Operación Tun, Tun”, una campaña policial para detener al mayor número posible de disidentes del gobierno y cuyo nombre imita el sonido de las fuerzas especiales llamando a las puertas de los activistas de la oposición en mitad de la noche para arrestarlos. Según cifras actualizadas hasta este lunes por Foro Penal, se han realizado 1.780 arrestos, entre ellos el de 114 adolescentes y 156 militares. Asimismo, el fiscal general del régimen chavista, Tarek William Saab, declaró la semana pasada que la cifra de muertos por las protestas ascendía a 27.