El presidente ruso, Vladimir Putin, resultó reelecto para gobernar los próximos seis años en las elecciones de este fin de semana, que también tuvieron lugar en partes de Ucrania ahora controladas por fuerzas rusas, en unos comicios donde, asimismo, se introdujeron nuevas formas de sufragio, incluida la votación en línea. Con una victoria predecible, su quinto mandato lo inaugurará oficialmente en mayo, el que se extenderá hasta 2030.
En su discurso sobre el Estado de la Nación en febrero, Putin hizo una larga serie de promesas presupuestarias, entregando miles de millones de rublos para modernizar escuelas e infraestructura, luchar contra la pobreza, proteger el medio ambiente e impulsar la tecnología. El discurso expuso un programa de gobierno con grandes desafíos hasta al menos 2030, cuando cerraría el mandato, con 78 años.
Guerra en curso
Una eventual victoria en la guerra con Ucrania es el principal objetivo de Putin, según señalan expertos. Después de más de dos años en conflicto, las fuerzas rusas controlan más de una sexta parte del territorio del país invadido. La línea del frente no ha cambiado significativamente en el último año, ya que las operaciones se han estancado.
“Putin seguirá centrado en librar la guerra mientras intenta controlar el acceso de los ciudadanos a la información e impide que los ciudadanos organicen una oposición viable a la guerra”, dice a La Tercera Susanne Wengle, cientista política de la Universidad de Notre Dame y autora del libro Post-Soviet Power: State-led Development and Russia’s Marketization.
Concuerda Anton Shirikov, cientista político especializado en política rusa de la Universidad de Columbia, aunque distingue que la guerra como principal desafío “es a largo plazo, porque la economía no puede sostener la guerra durante unos 10 años”. En paralelo al costo monetario, el académico explica a La Tercera que mantener el apoyo a la guerra también será un desafío, ya que “cada vez más personas están perdiendo la noción de por qué continúa y es necesaria la guerra”.
Putin aún no ha definido claramente su objetivo final, según Reuters. A pesar de un intento fallido de capturar Kiev y derrocar el liderazgo ucraniano, Rusia solo controla parcialmente cuatro regiones ucranianas que ha declarado como parte de su territorio. Algunos analistas sugieren que el líder del Kremlin confía en que el tiempo esté a su favor: espera que Occidente reduzca su apoyo a Ucrania, especialmente si las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre próximo devuelven a Donald Trump a la Casa Blanca.
Putin espera ganar la guerra “posiblemente en 2025, pero para él eso significa un cambio de régimen en Kiev y la pérdida de territorio ucraniano”, de acuerdo con Angela Stent, académica del Centro de Estudios de Eurasia, Rusia y de Europa del Este (CERES) y autora del libro Putin’s World: Russia Against the West and with the Rest.
Relaciones diplomáticas
La decisión de Putin de ir a la guerra en Ucrania ha roto las relaciones de Moscú con Occidente. Se ha acercado a China e India como parte de una campaña para romper el dominio estadounidense en las relaciones internacionales y construir lo que él llama un “mundo multipolar”, y también está cultivando vínculos con África, Medio Oriente y América Latina. En este nuevo mandato “es muy poco probable que Rusia busque mejorar su relación con los países occidentales. Putin mira a China y al sur global como una forma de evitar el aislamiento internacional”, afirma Wengle.
“No está aislado internacionalmente. China es la principal fuente de apoyo de Rusia, pero gran parte del sur global, especialmente los BRICS ampliados y otros países de América Latina, Asia, África y Medio Oriente, no han condenado ni sancionado a Rusia, y Rusia ha aumentado su influencia en el sur global desde que comenzó la guerra con Ucrania. Y ha surgido un nuevo eje de resistencia: Rusia, China, Irán y Corea del Norte”, explica Stent.
Economía doméstica
Putin ha reiterado la fortaleza de Rusia ante las sanciones occidentales, destacando un crecimiento del 5% en el PIB en octubre, impulsado principalmente por la producción militar. Sin embargo, este crecimiento se ve contrarrestado por la exclusión del país de los principales servicios financieros globales y la congelación de alrededor de 260 mil millones de euros de los activos del Banco Central.
El gobernante ruso “está esperando que se detenga el apoyo estadounidense a Ucrania y que crezcan las divisiones europeas sobre Ucrania. A la economía de guerra rusa le va bien, pero a expensas de la infraestructura civil, que se está deteriorando. Es posible que este año se desarrollen más problemas económicos”, advierte la académica del CERES.
La fuga de talentos es notable, con cientos de miles de rusos, incluyendo jóvenes profesionales y especialistas en tecnología, huyendo del país desde el inicio del conflicto. Esta situación ha generado escasez de mano de obra en industrias clave, lo que podría afectar la economía a largo plazo. Además, la inflación ha superado el 7%, y las tasas de interés se sitúan en el 15%, lo que representa un desafío adicional para el gobierno.
Enfrentar a oposición
Desde febrero de 2022, aproximadamente 20.000 rusos han sido detenidos por actividades anti-guerra y cientos han sido condenados. Aunque las elecciones carecieron de oponentes significativos y suscitó preocupaciones sobre su transparencia, Putin emergió victorioso como se anticipaba, a pesar de las protestas convocadas por Alexei Navalny en vida y continuadas por su viuda Yulia Navalnaya tras el reciente deceso del líder opositor.
La autora de Putin’s World indica que “la oposición rusa ha perdido a un líder, Alexei Navalny, pero su organización estaba en desacuerdo con otros grupos de oposición en el exilio, por lo que no hay una oposición unificada a Putin. Por ahora, la oposición se ha debilitado”.
Una visión que difiere de la de Susanne Wengle, académica de la Universidad de Notre Dame, quien afirma que la oposición sí será un desafío para Putin en su próximo sexenio. “El legado de Navalny inspirará a los jóvenes rusos de las generaciones venideras y muy probablemente motivará a cualquier grupo de oposición que pueda formarse en los próximos años”, afirma a La Tercera.
Renovar la élite
Putin, quien cumplió 71 años en octubre, cuenta con un círculo cercano de figuras prominentes, muchas de las cuales superan su edad. Esto incluye a Alexander Bortnikov (72) del FBS, Nikolai Patrushev (72) del Consejo de Seguridad, y Sergei Lavrov (73) como ministro de Asuntos Exteriores. A pesar de las críticas por los fallos militares en Ucrania, Sergei Shoigu (68), ministro de Defensa, ha conservado su posición.
Aunque Putin ha sido renuente a cambiar su equipo, algunos movimientos pueden surgir en su próximo mandato, con figuras más jóvenes como Vyacheslav Volodin (60), presidente del Parlamento; Dmitry Patrushev (46), ministro de Agricultura, y Alexei Dyumin (51), exguardaespaldas de Putin y actual gobernador de la región de Tula, emergiendo como posibles sucesores.
Comercio y energía
Desde el inicio de la guerra, Rusia ha perdido gran parte de su mercado energético en Europa. Para compensar, Moscú está apostando por tres proyectos clave: un centro de gas en Turquía para redirigir sus exportaciones, el gasoducto Power of Siberia 2 que llevará gas a China a través de Mongolia, y la expansión de la Ruta del Mar del Norte, uniendo Murmansk con el estrecho de Bering. Estos avances, durante el próximo mandato de Putin, serán cruciales para contrarrestar el impacto de las sanciones occidentales y orientar el comercio ruso hacia el este.