El primer ministro británico, Boris Johnson, cuyo liderazgo pende de un hilo producto del escándalo de las fiestas en Downing Street durante los confinamientos por la pandemia, se defendió ayer ante los parlamentarios luego de la publicación de un informe que denunció “fallas de liderazgo”.
“Quiero pedir perdón”, dijo el premier al Parlamento. “Perdón por las cosas que simplemente no hicimos bien y perdón por la forma en que se ha manejado este asunto”. “Lo entiendo y lo arreglaré”, aseguró.
“Sé cuál es la pregunta: ‘¿Se puede confiar en que este gobierno cumpla?’”, afirmó. “Sí se puede”, indicó, defendiendo su labor a favor del Brexit y contra el coronavirus y prometiendo cambios administrativos en sus servicios.
El denominando “partygate”, o escándalo de las fiestas, se convirtió en una bola de nieve que amenaza el mandato de Johnson. Desde diciembre la prensa británica ha dado a conocer una serie de eventos presuntamente ilegales, debido a las normas de confinamiento que imperaban entonces, en algunos de los cuales el premier tuvo que admitir haber participado, aunque esforzándose por eludir responsabilidades.
Es así como el mismo Johnson le encargó a principios de diciembre a la alta funcionaria Sue Gray que realizara un informe interno sobre las supuestas fiestas celebradas en Downing Street, donde están las oficinas y la residencia oficial del primer ministro británico.
Gray investigó un total de 16 eventos sociales, desde celebraciones de Navidad hasta fiestas de cumpleaños o despedidas, celebrados en dependencias gubernamentales contra las reglas anti Covid. Gray concluyó que “hubo fallas de liderazgo y juicio por diferentes partes en Downing Street y en la Oficina del Gabinete en diferentes momentos”. “Algunas de las reuniones en cuestión representan un grave fallo al cumplimiento de las normas éticas”, subrayó. La funcionaria también denunció un “consumo excesivo de alcohol inapropiado en cualquier lugar de trabajo” y “fallas en el liderazgo dentro de Downing Street”.
La funcionaria dijo que no era su responsabilidad determinar si había habido alguna infracción de la ley y lo que iba a publicar era limitado, porque la Met Police también está investigando. Esto retrasó la entrega y publicación del informe, que tuvo que ser modificado para divulgar una “versión” reducida. Y por ese motivo, no detalla quién organizó y participó en las fiestas, cómo se desarrollaron ni cuánto sabía el primer ministro.
El informe analiza así una foto en la que se ve a Johnson, su esposa y su personal compartiendo tablas de queso y vasos de vino en el jardín de Downing Street durante el primer confinamiento, el 15 de mayo de 2020. Otro encuentro tuvo lugar el 20 de mayo, cuando un centenar de personas fueron invitadas por el secretario privado de Johnson a los jardines de la residencia del primer ministro. Este asistió brevemente, afirmando después que pensaba que era una “reunión de trabajo”.
Además de fiestas de despedida de altos funcionarios, el informe también enumera una fiesta de cumpleaños sorpresa para el líder conservador en Downing Street en junio, una reunión previa a la Navidad en Downing Street y dos reuniones que tuvieron lugar en la víspera del funeral del príncipe Felipe, marido de Isabel II, en abril de 2021.
Por su parte, la policía está investigando 12 de estas fiestas y por ello ha pedido a Gray que las mencione sólo “mínimamente” para evitar interferencias. La oposición denunció esta parcialidad y varios diputados preguntaron a Johnson si estaba presente en uno de los eventos, celebrado el 13 de noviembre de 2020 en su departamento oficial.
Furia de los parlamentarios
Pese a las disculpas de Johnson, los parlamentarios, tanto de la oposición como los conservadores, se mostraron indignados por la situación. Este fue el caso de su predecesora Theresa May, que ayer le preguntó si no había leído sus propias reglas, no las entendía o pensaba que no se aplicaban a él y sus colaboradores.
Después de que Johnson y Sir Keir Starmer, el líder laborista, intercambiaran duros comentarios, fue el turno de la expremier, quien dijo: “Lo que sí muestra el informe de Sue Gray es que el número 10 de Downing Street no estaba siguiendo las regulaciones que habían impuesto a los miembros del público”.
“Entonces, mi honorable amigo no había leído las reglas, no había entendido lo que significaban, y otros a su alrededor, o no creían que las reglas se aplicaran al número 10. ¿Cuál era?”, añadió.
Andrew Mitchell, un veterano parlamentario tory y exjefe de la bancada, dijo que si bien anteriormente le había dado a Johnson su respaldo total, ahora estaba “profundamente preocupado” por lo que había escuchado y concluyó que el premier “ya no cuenta con mi apoyo”.
Mark Harper, presidente de Covid Recovery Group, fue uno de varios parlamentarios conservadores que exigieron la publicación completa de los hallazgos de Sue Gray.
Mientras, la parlamentaria conservadora Angela Richardson publicó un comunicado en su página de Facebook diciendo que renunció la semana pasada como secretaria parlamentaria privada de Michael Gove (secretario de Vivienda) por el informe de Sue Gray, citando “fallas en el número 10 de Downing Street que nos defraudaron a todos” y “profunda decepción” de Boris Johnson.
El corresponsal del diario The Daily Telegraph en Westminster escribió que se produjeron muy pocos vítores de los parlamentarios conservadores en la sala de reuniones. No es como un Comité 1922 normal, dijo en alusión al grupo parlamentario del Partido Conservador en la Cámara de los Comunes. Hubo aplausos respetuosos y algunos diputados se fueron, destacó.
Es así como muchos ya hablan de que el primer ministro tendría los días contados y un posible escenario sería justamente su salida. Uno de los problemas para Johnson radica en los parlamentarios conservadores jóvenes que fueron elegidos en circunscripciones tradicionalmente de izquierda y que son quienes se rebelan con más fuerza ahora contra su líder.
Si consiguen sumar a algunos de los diputados más veteranos podrían lanzar una moción de censura interna. Para ello necesitan enviar al menos 54 cartas, 15% de los 360 diputados de la mayoría gubernamental, al comité encargado de la gestión del grupo parlamentario. Ya se han recibido algunas, pero su número se mantiene secreto hasta que se alcanza ese umbral.
En este sentido, una encuesta rápida realizada ayer por Opinium reveló que un 64% de los británicos quiere que Johnson renuncie tras el informe de Sue Gray. Asimismo, el 83% cree que rompió las reglas del confinamiento y el 75% considera que no dice la verdad.
Otro posible escenario es que se lleve adelante una revisión de su círculo íntimo. Según The Daily Telegraph, la medida reflejaría en parte que el primer ministro se siente defraudado por su equipo por el consumo de alcohol en Downing Street, según fuentes que han hablado con él. Se ha especulado mucho sobre una serie de puestos de alto nivel que podrían quedar vacantes, dice el diario. Además, ha habido informes de figuras importantes que ofrecen sus renuncias si es necesario.
Por otro lado, figuras conservadoras de alto nivel han dado indicios de que la cultura de beber los viernes desarrollada en el número 10 de Downing Street ahora será erradicada. La promesa de una “prohibición del alcohol” ha aparecido en algunos periódicos como una opción que se está considerando.
Además, se espera que Johnson adopte políticas para calmar a los conservadores. En este sentido, el premier podría anunciar una reducción de la burocracia que viene de la era en que Reino Unido pertenecía a la Unión Europea.
El impuesto es otro. El primer ministro está bajo una creciente presión de los parlamentarios, incluidos algunos de su propio gabinete, para retrasar el aumento del Seguro Nacional de abril.
En paralelo, está la crisis general del costo de vida, con las cuentas de energía que se disparan. El Tesoro está considerando una variedad de opciones, incluida la reducción de los impuestos verdes.