
Los hombres que susurran economía al oído de Trump en medio de su guerra comercial
Desde Peter Navarro, principal asesor comercial del mandatario, hasta Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional, todos tienen algo en común: no criticar jamás al presidente en público.

El diario El País asegura que cuando Donald Trump se presentó por primera vez a las elecciones, no tenía equipo. Por ello tuvo que empezar a reclutar a sus asesores a toda prisa. En esa carrera contra el tiempo, habría sido su yerno, Jared Kushner, quien eligió a Peter Navarro como principal asesor comercial del magnate republicano.
Tras ver el documental “Muerte por China” (2011), narrado por Martin Sheen y basado en un libro de Navarro, Kushner localizó al autor: un académico marginal, con pasado demócrata y una visión ferozmente crítica del comercio global y de China, como apunta el diario ABC. A Trump le bastó saber que el economista pensaba como él para integrarlo de inmediato al equipo. Desde entonces, cada vez que se acerca una gran decisión comercial, Trump lanza una sola pregunta: “¿Dónde está Peter?”.
De todo el entorno del presidente, Navarro, de 75 años, ha sido el mayor defensor de la guerra arancelaria iniciada por Trump. Fue él quien convenció al mandatario de que merecía la pena desafiar décadas de política económica. Publicó un artículo de opinión en el Financial Times, fijando una línea firme contra la flexibilización de los aranceles y declarando, una vez más, que no habría regateo. “Esto no es una negociación”, dijo.

A cuenta de los aranceles, se ha enfrentado con Elon Musk, que dijo de él que era un “auténtico imbécil”, “más tonto que un saco de ladrillos”.
La pelea con Musk es solo una muestra del rechazo que genera, incluso dentro del propio gobierno. Se le describe como una figura combativa, que bloquea opiniones contrarias y degrada a quienes lo contradicen. Para Musk y sus aliados, ha impulsado políticas que han generado represalias comerciales, inflación y el cierre de fábricas en EE.UU.
Por razones como esa, Navarro es considerado un paria en la comunidad académica, asegura ABC. Harvard, su alma máter, no lo incluye entre los economistas más influyentes. Sus ideas sobre aranceles y proteccionismo están fuera del consenso, y ahora se ha demostrado empíricamente que llevan a una rápida destrucción de riqueza.
Pero Navarro ha dado muestras de lealtad a Trump. Como cuando prefirió ir a la cárcel por desacato que testificar ante la comisión que investigó el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Al salir de la prisión federal de Miami el pasado verano, se fue directo a la convención republicana de Milwaukee (Wisconsin), donde fue recibido como un héroe.
Tal como Navarro, Howard Lutnick y Jamieson Greer también son partidarios acérrimos de los aranceles a pesar de las caídas en los mercados. Como secretario de Comercio, Lutnick ha intentado sin mucho éxito vender la política comercial proteccionista a las empresas. Algunas intervenciones televisivas poco afortunadas han hecho que el presidente pierda un poco de confianza en él.

Al igual de Trump, Lutnick es multimillonario. De hecho, se gastó 25 millones en comprarse una mansión en Washington, la compra más cara en la historia de la ciudad. Se hizo rico al frente de Cantor Fitzgerald, una empresa de servicios financieros especializada en bonos del Tesoro precisamente, y ha sido estos meses el más cuestionado, incluso acusado de enriquecerse con lo que está pasando en los mercados, apunta el diario El Mundo.
Pero la vida de Lutnick está marcada por la tragedia del atentado de las Torres Gemelas de Nueva York. Cantor Fitzgerald, su banco de inversión, ocupaba algunos de los pisos más altos la torre norte. El 11 de septiembre de 2001, la firma perdió 658 de sus 960 empleados de Nueva York, entre ellos el hermano de Lutnick. El empresario de 63 años aspiraba a ser secretario del Tesoro y era el favorito de Elon Musk para el puesto. Trump se decantó por Scott Bessent, pero en una maniobra salomónica le entregó a Lutnick responsabilidades arancelarias como secretario de Comercio.
El alto representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, es un abogado que fue jefe de gabinete de Robert Lighthizer, que ocupó su mismo puesto en el primer mandato de Trump. Greer tuvo un papel principal en las negociaciones con China, México y Canadá entre 2017 y 2020.
Así lo reconoció Trump cuando lo designó en su actual cargo. “Jamieson desempeñó un papel clave durante mi primer mandato en la imposición de aranceles a China y otros países para combatir las prácticas comerciales desleales, y en la sustitución del fallido acuerdo del TLCAN (con México y Canadá) por el USMCA (Acuerdo de Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá), lo que lo hizo mucho mejor para los trabajadores estadounidenses”, indicó el mandatario tras nombrarlo como alto representante comercial. Añadió entones que el trabajo de Greer con su antecesor, Bob Lighthizer, en su primer mandato “ayudó a impulsar el retorno de los empleos manufactureros a Estados Unidos y a revertir décadas de políticas comerciales desastrosas”.

Tras la anunciada pausa de 90 días de los aranceles, miembros de la Cámara de Representantes cuestionaron al representante comercial por no haber sido notificados desde el inicio sobre esta decisión. Pero Greer defendió la política arancelaria del gobierno de Trump argumentando que pocos países han activado represalias en la guerra comercial iniciada por Washington.
Consultado por congresistas demócratas y también por algunos republicanos, por la intranquilidad que la guerra comercial está generando en sus respectivos distritos, Greer replicó diciendo que la actual situación implica “cambios drásticos” y que supone “un desafío”, pero que confía en la resiliencia de los trabajadores estadounidenses.
Partidarios de renegociar acuerdos
En el lado opuesto a Navarro, Lutnick y Greer se encuentran Scott Bessent y Kevin Hassett, partidarios de renegociar acuerdos comerciales.
Bessent trabajó en Soros Fund Management, fundada por el prolífico donante del Partido Demócrata y multimillonario George Soros. El actual secretario del Tesoro es considerado el interlocutor de Wall Street, el que recibe las llamadas de banqueros e inversores. Es uno de los suyos y lo ven como al más sensato del equipo económico, sostiene El País.

Se quedó en el gobierno tras asesorar a la campaña de Trump y proponer un plan 3-3-3: un crecimiento del 3%, un déficit del 3%, incrementar la producción de petróleo en 3 millones de barriles al día.
Según El Mundo, Bessent cree que EE.UU. puede aprovechar su posición y ventaja para cambiar el orden internacional, pero sin romperlo. Defiende los aranceles, pero no una guerra abierta con todo el mundo y se ha publicado que preferiría ser presidente de la Reserva Federal.
De 62 años, Bessent se hizo multimillonario con un fondo de alto riesgo, Key Square Group, anticipando tendencias macroeconómicas. Al mudarse a Washington se compró una mansión de 12,5 millones de dólares en Georgetown. Lleva casado con su marido desde 2011 y tienen dos hijos.
Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional, es un defensor a ultranza de las bajadas de impuestos. Además, es próximo al núcleo histórico del Partido Republicano, pues fue asesor de Mitt Romney, George W. Bush y John McCain en el pasado.

Hassett, de 63 años, fue en el primer mandato de Trump presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca. Sin experiencia en epidemiología, elaboró un modelo cúbico que pronosticaba una caída a cero de las muertes por el Covid a los dos meses de la pandemia. Fue un rotundo fracaso, destaca El País.
La última categoría entre los asesores principales en materia económica es la formada por economistas más académicos como Stephen Miran, otro doctor en Economía por Harvard, exfuncionario del Tesoro y estratega de hedge funds.
Presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, Miran, de 41 años, fue estratega de la firma Hudson Bay Capital y como tal escribió una “Guía del usuario para la reestructuración del sistema de comercio mundial” que se ha convertido en lectura obligada. Allí expone que las exportaciones estadounidenses solo podrán volver a su curso si se debilita la valoración del dólar.
A su juicio, el dólar debe seguir siendo la moneda de reserva y Estados Unidos garantizar la seguridad mundial, pero los demás países deben pagarle por su liderazgo, sea con aranceles, compra de armas, inversiones, otras concesiones o “simplemente, firmando cheques a favor del Tesoro”.

Si bien estos asesores económicos de Trump tienen una sensibilidad diferente y han entrado en contradicción con frecuencia, todos tienen algo en común: no criticar jamás al presidente en público, aunque con eso queden en evidencia.
Al respecto, Thomas L. Friedman escribió el miércoles en el diario The New York Times una columna titulada “Lo que Trump acaba de costarle a Estados Unidos”, donde se refería en duros términos a sus asesores económicos. “Tengo muchas reacciones ante la gran cesión del presidente Trump a su descabellado plan de imponer aranceles al mundo, pero en general, una reacción me viene a la mente una y otra vez: si contratas payasos, deberías esperar un circo. Y, compatriotas estadounidenses, hemos contratado a un grupo de payasos”, criticó.
Pero dos días después, Navarro replicó en una entrevista con Fox Business Network, señalando que “este equipo es simplemente el mejor de la historia”, en alusión a los asesores económicos de Trump. Y este domingo, en el programa Meet the Press, de NBC, saliendo al paso de las críticas de Elon Musk, Navarro afirmó que él y el CEO de Tesla son “geniales” después de que el multimillonario asesor empresarial del presidente lo llamara públicamente “imbécil” y “más tonto que un saco de ladrillos”. “Me han llamado cosas peores”, declaró. “Todo está bien con Elon”, añadió.
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