Hace 100 años se dio por terminada la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Su consecuencia más sustancial fue la caída de los Imperios ruso, austrohúngaro, alemán y otomano, que le permitió a varios Estados establecer su soberanía y su identidad propia. Este año, todas estas naciones celebran su centenario.
Países Bálticos
Estonia cayó en manos rusas en 1710, aunque el pueblo estonio siempre soñó con establecer un Estado libre de dominación extranjera. La oportunidad la encontraron con la Revolución rusa de 1917, dada la inestable situación que se generó en Rusia. Así, ese mismo año los estonios se manifestaron en apoyo a un autogobierno y el país declaró su independencia el 24 de febrero de 1918. Pero días más tarde, Alemania ocupó la capital, Tallin. Estonia recuperó su independencia en 1922 y se mantuvo en democracia hasta 1934. Pero en 1940, Stalin depuso el gobierno de Tallin y Estonia pasó a ser de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Con la caída de la URSS, Estonia pudo volver a proclamar su independencia en 1991.
Letonia, con cerca de dos millones de habitantes en la actualidad, vivió una historia similar al pertenecer a los Estados Bálticos. Luego de la caída del Imperio ruso y la Revolución bolchevique, Letonia logró declarar su independencia de Rusia el 18 de noviembre de 1918. Pero en 1940, Letonia fue invadida y anexada a la Unión Soviética. Logró su independencia definitiva en 1991.
Lituania cierra la lista de los países bálticos que conmemoran su centenario este año. Este país estuvo ocupado por Alemania durante la Primera Guerra Mundial, declarando su independencia el 16 de febrero de 1918. Al igual que los otros dos Estados Bálticos, la independencia duró hasta la Segunda Guerra Mundial, puesto que en 1940 el país pasó a formar parte de la URSS, hasta que en 1991 volvió a proclamar su soberanía.
Azerbaiyán
Lejos de los bálticos pero dentro del antiguo Imperio ruso, estaban los países de la región del Cáucaso, entre Europa del Este y Asia Occidental. Tras el colapso del Imperio, Azerbaiyán, Armenia y Georgia conformaron la República Democrática Federal de Transcaucasia, que tuvo un corto período de vida, reducido solo a un par de meses debido a los roces entre las fuerzas políticas nacionales de los Estados que componían la República. Así, tras su disolución, Azerbaiyán declaró su independencia el 28 de mayo de 1918, como la República Democrática de Azerbaiyán, que se convirtió en la primera república secular y democrática en el mundo islámico. Pero dos años después perdió su emancipación, víctima de la expansión de la Unión Soviética. Recobró su independencia en 1990, reconocida un año después. La actual Azerbaiyán tiene un poco más de 9,7 millones de habitantes y una superficie de 86.600 km2.
Armenia
Este país, que también estuvo bajo dominio del Imperio Ruso y formó parte de la República Democrática Federal del Transcaucasia, tuvo la oportunidad de emanciparse en 1918 gracias a la actuación de la Federación Revolucionaria Armenia. Se creó entonces la República Democrática de Armenia. Durante su corta duración como república, Armenia se tuvo que enfrentar a una guerra con Turquía, que la dejó debilitada. Ante ese panorama, dejó de existir en 1920 cuando el Ejército Rojo la invadió.
Georgia
La misma historia se repite en Georgia, país que ya había llegado a la cima de su fuerza política y económica durante los siglos XI y XII, pero en el siglo XIX fue absorbida por el Imperio ruso. Durante el tumulto de la Revolución rusa, Georgia declaró su independencia el 26 de mayo de 1918, y a pesar de la invasión del Ejército Rojo posteriormente, los georgianos celebrarán este año su centenario.
Bielorrusia
Durante la Primera Guerra Mundial, Bielorrusia quedó en manos de los alemanes. En 1918, por medio del Tratado de Brest-Litovsk, el gobierno bolchevique le cedió a Alemania Bielorrusia, las naciones bálticas, Ucrania y otros territorios. Pero los ciudadanos bielorrusos fueron cultivando su deseo de independencia, y los alemanes encontraron la oportunidad de tener un Estado colchón entre Alemania y Rusia. Bielorrusia declaró su independencia el 25 de marzo de 1918, como la República Popular Bielorrusa. Pero fue efímera, ya que ese mismo año el Ejército Rojo se adentró en el territorio y lo convirtió en la República Socialista Soviética Bielorrusa. Durante el período soviético, Bielorrusia fue un lugar de disputa entre los polacos y los rusos. Finalmente la independencia llegó en 1991. Su Presidente, Aleksandr Lukashenko, ha estado en el poder desde 1994.
Islandia
Esta isla pasó a ser parte del reino de Noruega en 1262, que posteriormente se unió a la corona de Dinamarca. Ambos reinos se dividieron en 1814, e Islandia pasó a pertenecer a los daneses. En 1874, Dinamarca le concedió una Constitución y un gobierno. Pero el 1 de diciembre de 1918, Islandia y Dinamarca firmaron el Acta de Unión, que le permitió a la isla el reconocimiento como un Estado soberano pero compartiendo la figura de jefe de Estado con Dinamarca, es decir, su rey. El tratado contemplaba la revisión de éste 25 años después. En 1944 los islandeses votaron para determinar el futuro de la unión con Dinamarca, y el posible establecimiento de una república. Así, el 17 de junio de ese año convirtió en una República. Islandia ha elaborado un plan de celebración de su centenario definido por sus ciudadanos.