La preocupación por una posible nueva escalada en la relación entre Estados Unidos y China resurgió luego que The Wall Street Journal y CNN informaran que un alto funcionario del gobierno taiwanés y otro de la administración de Joe Biden aseguraran que Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, llegaría a Taiwán en el marco de su gira por Asia, isla autogobernada que Beijing reclama como parte de su territorio. Se trataría de la primera visita de un alto miembro estadounidense a la isla en 25 años.
Según el funcionario consultado por The Wall Street, algunas de las reuniones de Pelosi se realizarían durante la noche de este martes, mientras que la mayoría de ellas se llevarían a cabo el miércoles, pese a las objeciones de las autoridades militares. En el itinerario estaría incluida una reunión durante el miércoles con la Presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, afirmaron a Financial Times tres personas cercanas al viaje.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos estaría trabajando las 24 horas del día para monitorear las actividades del Ejército chino en la zona con el fin de mantenerla a salvo, aseguró un funcionario a CNN. La demócrata está solo debajo de la vicepresidenta Kamala Harris en la línea de sucesión presidencial estadounidense.
Fue durante una sesión informativa del Ministerio de Relaciones Exteriores de China realizada el lunes cuando advirtieron la posibilidad de un “impacto político atroz” de concretarse la visita de Pelosi a Taiwán, agregando que el Ejército “no se quedará de brazos cruzados” si ven que la “soberanía e integridad territorial” está bajo amenaza.
Junto a ello, el viaje se da en el marco del 95° aniversario del Ejército Popular de Liberación, quienes desplegaron ejercicios navales con municiones reales en la zona norte del Mar Amarillo, explicaron en un comunicado las autoridades de la Administración de Seguridad Marítima de China. Actividad militar que, según analistas, siempre es un factor de posible roce. Frente a esto, el portaviones USS Ronald Reagan, que se encontraba en la zona y que, según el diario chino Global Times, se propuso como un posible escolta para el vuelo de Pelosi, abandonó la región el sábado.
“En pocas palabras, no hay ninguna razón para que Beijing convierta una posible visita coherente con la política estadounidense en una especie de crisis o la utilice como pretexto para aumentar la actividad militar agresiva en el estrecho de Taiwán o en sus alrededores”, dijo este lunes John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
El regreso de la tensión
Taiwán es uno de los tópicos que más se ha repetido en la relación de China y Estados Unidos de los últimos días. La semana pasada, durante una llamada que duró más de dos horas entre el Presidente Joe Biden y su par chino, Xi Jinping, quedó claro que el conflicto es parte central del complejo vínculo entre ambas potencias.
En ella, se escuchó a Xi asegurando que resguardaría la soberanía nacional, ya que es “la voluntad inquebrantable de 1.400 millones de chinos”, indicaron medios internacionales. Pero la amenaza fue aún más explícita. “Los que juegan con fuego, perecerán por él”, agregó el líder comunista. Biden insistió en que Estados Unidos mantenía su política de “una sola China”.
Durante julio de este año, había sido el embajador chino en Estados Unidos, Qin Gang, quien daba cuentas de la importancia de la isla en la diplomacia de ambos países. “La cuestión de Taiwán es el tema central más sensible e importante en las relaciones entre China y Estados Unidos”, aseguró durante el Foro de Seguridad de Aspen.
La razón de tal empeño por anexar de forma definitiva a la isla se puede rastrear hasta 1949, cuando Mao Zedong proclama la fundación de la República Popular China y el bando perdedor huyó hasta Taiwán. Conocida como la República de China, actualmente es reconocida como tal por solo 14 de los 193 Estados miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Las amenazas del viaje
Newt Gingrich, expresidente de la Cámara de Representantes, fue el último ocupante del cargo en viajar a Taiwán. Corría el año 1997 y la reacción del gobierno chino fue similar, pero la situación de Hong Kong era mucho más importante para Beijing. En aquel entonces, el hoy Presidente Xi Jinping ya estaba involucrado en política, desempeñándose como un importante funcionario en la provincia de Fujian. Hoy, el contexto es muy distinto.
A casi una década de su ascenso al poder y dos mandatos en su espalda, Xi busca romper con el precedente reciente y buscará un tercer período a la cabeza de la potencia mundial durante el congreso del Partido Comunista a fines de este año.
“Creo que los chinos, especialmente a las puertas de un congreso del partido, piensan que deben hacer algo para mostrar su serio descontento con esta visita. No sé el qué exactamente. La preocupación es que China hará escalar de alguna manera la situación. Y hay un riesgo inherente cuando sucede algo así. Con un montón de fuerzas militares próximas unas a otras, podría tener lugar algún tipo de accidente o incidente que conduzca a una escalada”, dijo el codirector del think tank Alliance for Securing Democracy, Zack Cooper, a la cadena Deutsche Welle.
Biden ya había dicho ante los medios que los militares estadounidenses se habían opuesto al eventual viaje de Pelosi a Taiwán, sin revelar más detalles sobre los posibles riesgos hasta el momento. Sin embargo, recalcaron que la Casa Blanca no tiene ninguna autoridad por sobre las decisiones de sus viajes.
Según CNN, funcionarios estadounidenses aseguran que es posible que China malinterprete el viaje de la presidenta de la Cámara de Representantes como una misión oficial del gobierno Estados Unidos en la zona, lo que fue descartado por Washington. La separación de los poderes del Estado así lo demuestra, argumentaron.
Frente a esta postura, Liu Pengyu, portavoz de la embajada china en Estados Unidos, aseguró que han “dejado clara” su postura frente a Taiwán. “La embajada está haciendo todos nuestros esfuerzos para evitar que la paz y la estabilidad a través del estrecho de Taiwán y la estabilidad de las relaciones entre China y Estados Unidos se vean dañadas por la posible visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán”, recogió CNN. “Esperamos que se puedan evitar graves consecuencias”, añadió.
Para Cooper, “Pelosi tiene todo el derecho de ir a Taiwán. No hay ninguna ley o medida estadounidense que lo prohíba. Sin embargo, creo que el riesgo no es la visita en sí, sino la sensación de Beijing de que Estados Unidos anda recortando elementos del statu quo, cuestiones de entendimiento sobre las políticas estadounidense y china concernientes a Taiwán”, dijo a Deutsche Welle.
El analista agregó que no ve muchos objetivos estratégicos en el viaje a la isla, considerando la desgastada relación entre ambos países. “Lo que no está claro es cómo esto ayuda específicamente a Taiwán. El problema es este tipo de visita. Taiwán necesita mucha ayuda en aspectos como las relaciones económicas entre Estados Unidos y la isla, o apoyo militar. Pero, desde mi punto de vista, las visitas y la retórica no contribuyen en esos aspectos. Así que pienso que se trata de una visita de alto riesgo y poca recompensa”, dijo.
Por su parte, David Gitter, presidente del Centro de Investigación Avanzada de China, señaló que las palabras de China son “realmente una retórica de advertencia de nivel medio, no una retórica de advertencia de alto nivel que demuestre un apetito por una guerra”, consignó The New York Times “No sugiere que estén a punto de hacer algo muy loco, como amenazar directamente la seguridad” de la región, agregó.
Durante este lunes, Pelosi mantuvo reuniones junto a otros cuatro congresistas demócratas con el Primer Ministro de Singapur, Lee Hsien Loong. Mientras que la oficina de Kim Jin-pyo, el presidente de la Asamblea Nacional de Corea del Sur, anunció que el jueves se reuniría con la presidenta de la Cámara de Representantes en Seúl, para tratar tópicos como la seguridad regional y la cooperación económica.