Los socialdemócratas alemanes lideraban, por poco, las legislativas de este domingo, que marcaban el fin de la era Merkel, pero el país se prepara para un largo periodo de incertidumbre sobre la sucesión de la canciller.

Liderados por el ministro de Finanzas y vicecanciller saliente, Olaf Scholz, los socialdemócratas del SPD recabarían entre el 25,9% y el 26% de los votos, mientras que la alianza conservadora de la Unión Cristiano-Demócrata (CDU) de Angela Merkel y su aliado bávaro, la CSU, encabezada por Armin Laschet, obtendría entre el 24,1 y el 24,5% de los sufragios, según las estimaciones.

“Será una noche electoral larga, eso seguro”, declaró Scholz tras el anuncio de los resultados de los sondeos a boca de urna. “Pero esto es cierto: muchos ciudadanos (...) quieren que haya un cambio en el gobierno y (...) también quieren que el próximo canciller se llame Olaf Scholz”, apuntó.

Pero los conservadores, pese a su resultado “decepcionante”, también prevén formar el próximo gobierno, advirtió Armin Laschet. “Haremos cuanto podamos para construir un gobierno dirigido por la Unión” CDU-CSU, aseguró el candidato.

Los comicios arrojaban resultados muy repartidos, por lo que ambas formaciones mayoritarias necesitarán el apoyo de otros dos partidos para lograr una coalición con peso suficiente para gobernar. Esto no había sucedido desde los años 1950.

Parálisis

Además, esta competición podría sumir a la primera economía europea en un largo periodo de parálisis política mientras duren las negociaciones entre partidos.

Tanto Olaf Scholz como Armin Laschet afirmaron que desean que las negociaciones terminen “antes de Navidad”. No obstante, tras las últimas elecciones, en 2017, se necesitaron más de seis meses para alcanzar un acuerdo y formar la actual gran coalición de conservadores y socialdemócratas.

Para los democristianos, las “pérdidas son amargas”, admitió Paul Ziemak, número dos de la CDU. Su partido nunca había caído por debajo del 30% de los votos. En 2017, recabó el 32,8%. En una muestra de este declive, la circunscripción de Angela Merkel, en la que había sido elegida diputada desde 1990, cayó en manos del SPD.

En cambio, los resultados que se van perfilando en Alemania presentan un renacimiento inesperado del partido socialdemócrata, dado por moribundo hasta no hace mucho.

Un resultado inferior al 30% sería una “catástrofe”, según el diario Bild. Un descenso así ensombrecería, además, el fin del mandato de Merkel, quien pese a seguir siendo muy popular al término de cuatro legislaturas, parece haber sido incapaz de preparar su sucesión.

Las negociaciones quizá retrasen la marcha efectiva de la canciller, de 67 años, que ha dedicado más de tres décadas a la política.

¿Quién tendrá la llave de gobierno?

Los Verdes, liderados por Annalena Baerbock, que durante un tiempo aparecían como favoritos, recabarían, según las encuestas, un 14,8%. De este modo, batirían su récord de 2009 (10,7% de los votos) y progresarían seis puntos respecto a las elecciones de 2017.

Los liberales del FDP, en tanto, quedarían cuartos, con alrededor del 11,5%, lo que les daría la llave del gobierno y haría del partido un actor ineludible para formar una futura coalición.

Por su parte, los ultraderechistas del AfD, cuya entrada en el Bundestag en las elecciones de 2017 fue muy comentada, confirmarían su permanencia en el tablero político de Alemania. Sin embargo, con entre el 10% y el 11% de los votos, este partido islamófobo debilitado por sus problemas internos, registraría un leve retroceso respecto a los anteriores comicios (12,6%).

Si la tendencia se confirma, Scholz podría estar en posición de suceder a Merkel y desencadenar el “cambio” que prometió al final de su campaña. Con todo, deberá componer una coalición tripartita, algo nunca visto en la historia contemporánea de Alemania. Cerca de un 55% de los alemanes prefiere esta opción, según un sondeo de ZDF.

Los Verdes se reservan la posibilidad de aliarse tanto con el SPD como con la derecha, afirmando que lo que desean, por encima de todo, es promover su programa para luchar contra el cambio climático.

¿Batalla en la CDU?

La opción de una coalición puramente de izquierdas, en cambio, parece descartada, pues la izquierda radical de Die Linke recabó unos resultados demasiado bajos, según las estimaciones.

Tras una campaña caótica marcada por sus meteduras de pata, Laschet, que parece perfilarse como el gran perdedor de la noche, tendrá que mostrarse muy persuasivo. Su último traspiés: al depositar su voto, mostró la papeleta ante las cámaras, infringiendo la regla que marca que el voto debe ser secreto.

El fin de la era Merkel podría desembocar en una nueva guerra de jefes en la derecha alemana, donde el liderazgo de Laschet podría ser puesto en entredicho, ocho meses después de su elección.