La sentencia fue clara: Lucy Letby, la enfermera de 33 años declarada culpable el viernes pasado por el cruento asesinato de siete niños recién nacidos y del intento de homicidio de seis más en Reino Unido, deberá pasar el resto de sus días en prisión tras ser condenada a una pena de cadena perpetua.
“Pasará el resto de su vida en prisión”, dijo este lunes el juez designado al caso, que se convirtió en la peor serie de asesinatos de niños y niñas en la historia moderna de Reino Unido. “Usted mató a siete frágiles bebés e intentó matar a otros seis. Algunas de sus víctimas sólo tenían un día o unos pocos días de vida. Todas eran extremadamente vulnerables”, añadió el magistrado.
Tras asesinar neonatos en el hospital Countess of Chester, al noroeste de Inglaterra, lugar en el que cometió los delitos entre junio de 2015 y junio de 2016, la mujer fue finalmente condenada a la máxima pena posible según la legislación británica. La sentencia se dio tras acreditar que Letby mataba a sus pequeñas víctimas –muchas de ellas habiendo nacido de forma prematura– mediante crueles métodos, como la inyección de aire o insulina en el torrente sanguíneo, así como alimentarlos a la fuerza con leche.
De esa forma, Lucy Letby se inscribió en la infame lista de personas condenadas de por vida en Reino Unido, además de incluirse en el reducido grupo de las cuatro únicas mujeres que han recibido dicha pena en ese país. Hasta el 31 de diciembre de 2022, había 66 presos con esta sentencia, donde dos de ellas eran mujeres, considerando que una tercera falleció en 2002 estando en prisión.
La “mujer más malvada de Reino Unido”
Myra Hindley es, probablemente, una de las asesinas seriales más famosas de la historia británica. Condenada en 1966, cuando tenía 23 años, asesinó junto a su compañero de vida, Ian Brady, a cinco niños entre julio de 1963 y octubre de 1965, lo que le valió el apodo de la “mujer más malvada de Reino Unido”.
Inicialmente, se le imputó por la muerte de dos niños en el Gran Manchester, mientras que a Brady por tres. Años más tarde, la mujer reconocería haber asesinado a otros dos niños.
Hindley fue la primera mujer a la que se le decretó una pena de cadena perpetua en la historia de la nación, condición en la que permaneció hasta su muerte a los 60 años, en 2002. Su pareja, en tanto, falleció a los 79 años, en 2017. Ambos zafaron por poco de la pena de muerte, la que había sido suspendida un año antes de su juicio, para luego ser abolida definitivamente.
Incluso en su lecho de muerte, Hindley nunca reconoció el paradero de los restos de una de sus víctimas, Keith Bennett, quien hasta la fecha no ha sido encontrado.
La otra pareja asesina
Segunda en la lista está Rosemary West, quien, junto a su marido Fred, mataron, descuartizaron y enterraron a niños y mujeres jóvenes en su propia casa, ubicada en Cromwell Street, Gloucester. Encarcelados en 1995, la mujer sigue viva, mientras que su esposo se suicidó ahorcándose el Año Nuevo del mismo año, cuando ambos esperaban por el resultado del juicio que los acusaba de haber asesinado a 12 personas.
La pareja se mantuvo cometiendo delitos de forma activa durante más de una década, perpetrando una serie de asesinatos entre 1973 y 1987. Finalmente, la mujer fue condenada por 10 de ellos poco antes de que cumpliera 42 años.
Entre ambos tuvieron 11 hijos, donde uno de sus actos más cruentos tuvo como víctima a una de ellos. En 1987, Rosemary ayudó a su esposo Fred a violar, asesinar y luego enterrar bajo su patio a su hija Heather.
Una loba solitaria
La más reciente condenada a cadena perpetua, previo a Lucy Letby, fue Joanna Dennehy. Nacida en 1982, vivió una infancia en la acomodada ciudad de Harpenden, donde incluso fue reconocida como una jugadora habitual de los equipos escolares de hockey y netball.
Todo cambiaría en marzo de 2013 cuando, durante un período de 10 días, asesinó a tres hombres “solo por diversión”, documentó la prensa local en la época. La persecución inició tras el descubrimiento de tres cadáveres en Cambridgeshire, pero Dennehy no se quedó allí. Luego viajó 225 kilómetros, hasta Hereford, donde de forma aleatoria apuñaló numerosas veces a dos hombres que paseaban perros, quienes lograron sobrevivir.
Posteriormente se le diagnosticaron diversos trastornos psicopáticos y antisociales, incluido un trastorno límite de la personalidad y parafilia sadomasoquista, es decir, que le producía excitación sexual todo lo derivado del dolor y la humillación.
En noviembre de 2013, cuando fue juzgada, y a diferencia de la enfermera Lucy Letby, Joanna Dennehy se declaró culpable de los cargos.