Luigi Mangioni, el sospechoso acusado de asesinar al director ejecutivo de UnitedHealthCare, Brian Thompson, se declaró inocente de los cargos de asesinato y terrorismo del estado de Nueva York. El hombre, de 26 años, compareció ante el tribunal este lunes para ser procesado por 11 cargos penales estatales, incluido asesinato y un delito de terrorismo.
Su comparecencia vino luego de que fuera acusado formalmente de asesinato como acto de terrorismo, luego de haber sido arrestado por disparar fatalmente a Thompson. El jurado le imputó cargos penales estatales, incluido asesinato en primer grado y asesinato como delito de terrorismo -que podrían llevar a una sentencia de pena de muerte- después de que presuntamente matara a tiros al CEO de UnitedHealthCare frente a un hotel Hilton en Midtown, el 4 de diciembre.
La reacción a la muerte de Thompson y al perfil de su presunto asesino, Mangione, han cautivado a Estados Unidos. El evento dejó al descubierto la indignación pública hacia la industria de seguros de salud, la curiosidad sobre la huella digital de Mangione y una flagrante falta de empatía por parte de la gente en línea, dice el portal Axios. Pero también, una tendencia a celebrar a su presunto asesino entre los jóvenes.
De hecho, más de mil donaciones se han volcado en una recaudación de fondos en línea para su defensa legal, con mensajes de apoyo e incluso celebrando el crimen. Y antes de que arrestaran a Mangione, ya había carteles que lo aclamaban como un héroe popular y publicaban chistes y memes ensalzando al sospechoso y su supuesta causa. TikTok, una de las principales aplicaciones de redes sociales para jóvenes, se llenó de memes por el asesinato.
Mientras que en Boston, una fiesta de baile con temática Disney mostró imágenes del rostro de Mangione mientras sonaba la canción de Hannah Montana “He Could Be The One”. En los videos se podía ver a los asistentes bailando y mostrando fotografías mientras detrás del DJ se exhibía una presentación de diapositivas en honor al presunto asesino. Y en Nueva York, los jóvenes organizaron un concurso de imitadores de Luigi Mangione en Washington Square Park, donde el doble ganó un premio de 50 dólares.
Pero “la idolatría de Mangione no tiene que ver con el hombre en sí, sino con lo que representa en una sociedad en la que el daño sistémico se ha normalizado y la rendición de cuentas parece imposible”, explica a La Tercera Alex Turvy, sociólogo, candidato a doctorado e investigador de la cultura de internet en la Universidad de Tulane.
“Héroe popular moderno”
“Estados Unidos en sí es como un país de justicieros. Esta es una historia que resultó ser bastante nueva porque la extrema derecha normalmente valora la justicia por mano propia, pero la izquierda no. Lo que ha hecho que Luigi sea más pronunciado que las historias anteriores, es que básicamente arrojó luz sobre cuestiones de clase en lugar de cuestiones culturales”, comenta a La Tercera Jamie Cohen, investigador en estudios culturales y de medios académico en CUNY Queens College.
En Estados Unidos, ya ha habido casos similares en que otros movimientos sociales han surgido de la frustración ante instituciones fallidas. No obstante, “mientras que movimientos como Occupy Wall Street se centraron en la desigualdad económica y estaban polarizados ideológicamente, la respuesta a Mangione trasciende las divisiones tradicionales. La atención médica afecta a todos, independientemente de la identidad política”, explica Turvy.
Por otro lado, “parte de la razón por la que se le ha valorado es porque es un joven atractivo. Así que también existe esa reproducción hegemónica de estas cosas, que están más basadas en Hollywood. Puedo imaginar una historia completamente diferente si fuera un joven negro. (...) Esto es solo una reacción al movimiento y es un hecho destacado en el que la víctima misma, se destacó de manera mucho más diferente de lo que lo hace la víctima estándar”, añade Cohen.
Y en el contexto de los obstáculos que presentan las aseguradoras de salud para cubrir procedimientos médicos en Estados Unidos, sostiene Turvy, “figuras como Mangione adquieren un poder simbólico. No son celebradas por sus acciones individuales, sino por lo que alteran: un sistema que rara vez enfrenta las consecuencias del daño que causa. Esta es una narrativa de héroe popular moderno. Como Robin Hood, Mangione se convierte en una figura mítica, encarnando la ira y la desesperación de aquellos que se sienten impotentes”.
La ira contra el sistema
El sector de seguros de salud en Estados Unidos ya era fuertemente criticado, debido a que sus compañías a veces se niegan a cubrir ciertos tratamientos médicos. “El sistema de salud no sólo es visto como defectuoso, sino como activamente dañino, diseñado para priorizar las ganancias sobre las vidas humanas. (...) Cuando millones de personas se han enfrentado a reclamos denegados, ruina financiera y atención médica inasequible, las aseguradoras de salud dejan de ser entidades abstractas y se convierten en villanos en historias profundamente personales”, explica Turvy.
Con ese descontento en consideración, esta semana se vieron carteles de “Se busca” con los rostros, nombres y fotografías de otros ejecutivos del sector de la salud colgados por todo Manhattan, que emitían una dura advertencia amenazando con que “los directores ejecutivos de las empresas de salud no deberían sentirse seguros”. Y los ejecutivos, los empleados de la industria de seguros de salud y agentes del orden público ya informaron haber enfrentado amenazas y acoso.
Un trabajador de UnitedHealthcare que habló con NBC News bajo condición de anonimato, dijo que los empleados de la empresa habían recibido amenazas por teléfono durante la última semana. El empleado señaló que estaban al tanto de una llamada que implicaba una amenaza de volar un edificio de UnitedHealthcare y que una persona que llamó recientemente pidió detalles sobre los hijos del empleado.
De hecho, la acusación formal a Mangione bajo el término “terrorismo” involucró el miedo tangible de los ejecutivos como uno de los factores, junto a que fue un asesinato “aterrador, bien planificado y selectivo” y que Mangione recibió una avalancha de elogios, según dijeron los fiscales.
Para Turvy, los carteles “no son llamadas literales a la violencia, son actos simbólicos. Revelan una sociedad en la que la rendición de cuentas formal se ha roto, lo que ha obligado a la gente a inventar maneras informales de canalizar la ira y exigir justicia”. Y revelan “un hambre desesperada de consecuencias cuando el sistema parece estar en contra de la gente común” y “una creciente percepción de que la clase dirigente de Estados Unidos está aislada del dolor que causan sus decisiones”.
Asimismo, la reacción masiva en línea “es un síntoma de algo mucho más profundo: la confianza en las instituciones se ha erosionado, dejando a la gente desilusionada y alienada”, agrega.
La división en la opinión publica
“¿Qué demonios está pasando en nuestro país?, se deben estar preguntando algunos. ¿Estamos realmente tan divididos, tan acostumbrados a deshumanizarnos unos a otros, que la gente está celebrando abiertamente el asesinato a sangre fría de un hombre de familia que trabaja duro?”, escribió en una columna de opinión Jia Tolentino, redactora de The New Yorker, autora de la exitosa colección de ensayos Trick Mirror y guionista.
Mientras que en Pennsylvania, la semana pasada el gobernador Josh Shapiro, condenó a quienes elogiaron al asesino del director ejecutivo de UnitedHealthcare, e insistió en que “no es un héroe”. En una conferencia de prensa el lunes por la noche en Altoona, Pennsylvania, Shapiro criticó al “preocupante” número de estadounidenses que “buscaron celebrar en lugar de condenar a este asesino”.
Pese a estas y más voces que han condenado tajantemente el asesinato, una encuesta de Emerson College encontró una impactante cantidad de jóvenes que apoya a Luigi Mangione, donde el 41% dijo que sus presuntas acciones son “aceptables”. El 24% de los votantes estadounidenses de entre 18 y 29 años respondieron que el presunto asesinato a sangre fría cometido por Mangione era algo aceptable, y el 17% dijo que era completamente aceptable.
También hubo una marcada división partidista y de género entre los encuestados: el 22% de los demócratas dijo que encuentra aceptables las acciones del asesino, en comparación con solo el 12% de los republicanos y el 16% de los independientes. Mientras que los hombres (19%) calificaron las acciones del presunto asesino ligeramente más aceptables que las mujeres (14%).