A pesar de no tener horarios definidos, Luiz Inácio Lula da Silva, que este lunes cumple el primer mes de una pena de 12 años en prisión, se levanta todos los días a las siete de la mañana para tomar desayuno.
Mientras intenta acostumbrarse a su nueva vida en el aislamiento, situación que podría impedirle correr para las elecciones presidenciales de octubre tras recibir una condena en segunda instancia, desde el Partido de los Trabajadores (PT), entre polémicas, insisten en su candidatura para volver al Palacio del Planalto.
En las mañanas, el exmandatario toma un café cargado y come pan con mantequilla, luego prende el televisor para mirar los noticieros desde su celda de 15 metros cuadrados, ubicada en el cuarto piso del penal de la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba.
Según la última edición de la revista Veja, en estos 30 días tras las rejas la rutina de Lula ha sido diferente a la de los otros 22 presos del recinto. El líder máximo del PT pasa los días leyendo libros, haciendo ejercicio, tomando "baños de sol" (recreo al aire libre), recibiendo a sus abogados cuando lo desea y a sus familiares todos los jueves en turnos de dos horas.
Y aunque su defensa ha hecho todo lo posible a favor de su libertad, mañana Lula habrá superado los 31 días que pasó encarcelado en 1980, por encabezar una serie de protestas del sector metalúrgico en Sao Bernardo do Campo.
Actualmente el expresidente se encuentra en un sector monitoreado las 24 horas por cámaras de seguridad; sin embargo, pese a tener dos agentes de la Policía Federal que lo vigilan desde su puerta, la habitación permanece cerrada, aunque sin pestillo.
Hasta ahora, además de sus abogados, han pasado por su celda especialmente acondicionada sus cinco hijos, algunos de sus nietos y líderes como la presidenta del PT y senadora Gleisi Hoffmann, y el exgobernador de Bahía Jaques Wagner. Pero dadas las restricciones, no se le ha permitido el ingreso a la expresidenta Dilma Rousseff.
Para evitar una depresión, se le ha recomendado ejercitarse. De acuerdo con la prensa local, utiliza bolsas con libros que ha leído -entre ellos, La élite del atraso, escrito por Jessé Souza y El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez- como pesas para los brazos y camina por el recinto.
En la misma habitación, que cuenta con una cama de una plaza, una mesa redonda y cuatro sillas, Lula recibe el resto de las comidas, que van desde carne, pollo, arroz, porotos y ensalada, siempre acompañadas con agua natural.
La trastienda
Según O Globo, la última visita de Wagner la semana pasada destapó las rencillas políticas al interior del PT de cara a las elecciones. Pese a ser considerado un eventual sustituto de Lula para los comicios, el exgobernador sugirió que los petistas debían considerar la idea de unirse con otra fuerza, como el Partido Democrático Laborista (PDT), y aceptar una alianza con la candidatura de del exgobernador de Ceará, Ciro Gomes. Las declaraciones despertaron la molestia inmediata de parte de Hoffmann, quien rápidamente negó la posibilidad de cualquier "plan B".
Para el autor del libro Historia del PT, Lincoln Secco, el PT creó esa estrategia antes de la detención del exmandatario. "Mantener a Lula como candidato permite impedir la división del partido. Sin Lula habría una lucha interna por la candidatura, así se mantiene la campaña internacional por la liberación de un preso político y se conecta la influencia electoral hasta el inicio de la campaña", dijo a La Tercera.
Con esto, el PT ha llamado a una convención el próximo 28 de julio, día en el que esperan oficializar la campaña de Lula. Y de acuerdo con los planes del partido, el 15 de agosto se registrará la candidatura, que podría ser frenada por la justicia electoral ante la ley de ficha limpia.