El equipo de transición del presidente electo de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva añadió el martes a un grupo de economistas que incluye a por lo menos dos integrantes que posiblemente disipen las inquietudes del mercado en cuanto a políticas empresariales y financieras que pudiera estar sopesando el próximo mandatario.
Los inversionistas ven con buenos ojos a André Lara Resende y a Pérsio Arida, economistas conservadores que fueron algunos de los arquitectos del Plan Real en la década de 1990 que implementó la nueva moneda del país y controló la hiperinflación.
Los otros dos economistas en el equipo de transición son Nelson Barbosa, quien fue ministro de Finanzas en el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff e integrante del Partido de los Trabajadores, y Guilherme Mello, un profesor de economía que ha sido conocido desde hace tiempo como el economista del Partido de los Trabajadores.
“No tienen visiones contrapuestas. Son complementarios”, dijo el vicepresidente electo Geraldo Alckmin a los reporteros durante el anuncio desde la capital, Brasilia.
Alckmin dijo que las personas involucradas en el equipo de transición no necesariamente se sumarán al gobierno una vez que Lula sea investido el 1 de enero para su tercer mandato, luego de haber gobernado de 2003 a 2010.
De cualquier forma, aquellos seleccionados para ser parte de la transición dan una idea de la manera en que Lula pretende llevar a cabo sus políticas económicas.
Sus primeros dos periodos como presidente coincidieron con un aumento en la demanda de materias primas que ayudó a impulsar un boom de la economía brasileña y llenó las arcas fiscales del gobierno. En esta ocasión, Lula enfrenta una economía global mucho más adversa, una firme oposición política y un limitado margen de maniobra con el apretado presupuesto gubernamental.
Entre los desafíos más urgentes está el cumplir su promesa de sostener un amplio programa de bienestar e impulsar el gasto en salud y educación sin rebasar los límites impuestos en la Constitución. También necesita reactivar una economía que ha registrado un magro crecimiento o declives durante buena parte de la última década.
“Lula ha entendido que necesita tener una gama de fortalezas que sea más amplia que únicamente los centroizquierdistas”, dijo Eduardo Grin, un analista político de la Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo. “Lula quiere opiniones divergentes a fin de tomar sus propias decisiones”.
En los últimos días, el equipo de transición de Lula había planteado varios candidatos para los coordinadores económicos que han desatado inquietudes en los mercados financieros.
Uno de ellos fue Fernando Haddad, el exalcalde de Sao Paulo y quien fuera candidato presidencial con un antecedente académico como profesor de derecho que nunca antes había trabajado en asuntos económicos.
El otro, Guido Mantega, fue ministro de Finanzas en los gobiernos de Lula y Rousseff, y es visto por muchos críticos como el responsable de las medidas económicas de Rousseff que llevaron a Brasil a una crisis financiera.
Aunque Mantega no será parte de su equipo económico, trabajará en otra área de la transición, declaró Alckmin, sin dar más detalles.