“¿Qué pobre puede comprar un auto popular de 90.000 reales (18.300 dólares)? Un auto de 90.000 reales no es popular. Es para la clase media”, criticó a comienzos de mayo el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, durante la primera reunión del Consejo de Desarrollo Económico y Social Sostenible, el “Conselhão”.
Tras los cuestionamientos del mandatario izquierdista, su gobierno anunció un plan de “autos populares” para hacer bajar el precio de los automóviles, con la intención de asegurar que puedan adquirirse modelos por unos 12.000 dólares. Presentada como una forma de “modernizar el parque industrial y estimular el consumo” en el país, la iniciativa establece exoneraciones fiscales para los automóviles más baratos, así como los que redunden en mayores puestos de trabajo para la industria.
En concreto, el plan consistirá en una reducción de tres impuestos que afectan al precio de los vehículos: el PIS (Programa de Integración Social) y Confins (Contribución para el Financiamiento de la Seguridad Social) y el IPI (Impuesto sobre Productos Industrializados).
Según el anuncio, se reducirán los impuestos a los vehículos que tengan un precio de venta en el mercado de hasta 120.000 reales, es decir, unos 24.420 dólares. De acuerdo a las previsiones del gobierno brasileño, ese beneficio llegará a 33 modelos de 11 marcas diferentes, destaca el portal Sputnik
La exoneración, a su vez, será variable y escalonada de acuerdo a tres factores considerados prioritarios por el gobierno de Lula: en primer lugar, la eficiencia energética del vehículo; en segundo, la capacidad de ese modelo de generar “empleo y crecimiento”, y por último su precio.
Según la cadena Globo, la intención del gobierno es llevar el precio mínimo de los automóviles en el mercado brasileño hasta los 60.000 reales, unos 12.200 dólares. Actualmente, los modelos más baratos para los brasileños son el Renault Kwid y el Fiat Mobi, de 68.990 reales, unos 14.000 dólares.
De todos modos, destaca Sputnik, los vehículos más vendidos en el mercado brasileño superan esa cifra. El Fiat Strada, el modelo preferido por los brasileños con más de 112.000 unidades vendidas en 2022, supera los 100.000 reales, unos 20.350 dólares, en cualquiera de sus versiones.
Sin embargo, la idea de un programa de autos populares no es nueva en Brasil, señala el portal. Aún muchos brasileños recuerdan el plan promovido en 1992 por el entonces Presidente Itamar Franco (1992-1994), que hizo gestiones para que la multinacional Volkswagen volviera a fabricar en Brasil su popular modelo Fusca, que no se hacía en el país desde 1986.
A comienzos de 1993, Franco fue por más y lanzó el Programa de Autos Populares, que reducía el impuesto IPI a la simbólica cifra de 0,1% para vehículos que tuvieran motor de 1.000 cc y un precio no mayor a los 6.800 dólares. El Fusca se convirtió en el modelo emblema de este programa, aunque se debió incluir una excepción en las condiciones impositivas, ya que, en realidad, tenía un motor de 1.600 cc. El plan incluso llegó a incluir la camioneta Volkswagen Kombi.
Impuesto al diésel
Once días después de anunciar la creación del programa para incentivar la compra de automóviles, el gobierno de Lula formalizó este lunes el lanzamiento de la política con un alcance más amplio y confirmó la reanudación parcial de la tributación del diésel para compensar la exención del impuesto, informó el diario Folha de Sao Paulo.
El año pasado, el expresidente Jair Bolsonaro eliminó el impuesto al diésel hasta fines de 2023 para combatir la inflación antes de las elecciones presidenciales. Lula había dicho anteriormente que el tributo permanecería suspendido hasta fines de 2023, pero según su orden ejecutiva temporal, la alícuota sobre el combustible, que sería cero hasta el 31 de diciembre de 2023, subirá a 0,11 reales por litro (US$ 0,022) a partir de septiembre. El valor representa cerca de un tercio de la alícuota completa de 0,35 reales por litro que estará vigente a partir de enero de 2024.
La medida debería generar 1.500 millones de reales en nuevos ingresos en 2023 (otros 500 millones de reales se recaudarán recién en enero de 2024). La recaudación de este año se utilizará para compensar el costo de 1.500 millones de reales (US$ 305 millones) del programa de incentivos a las automotrices.
Inicialmente, el enfoque de la política estaba en los automóviles con un precio de hasta 120.000 reales, pero en los últimos días el gobierno decidió incluir también camiones y buses. El presidente firmó una medida provisional para implementar los beneficios, y las automotrices podrán aplicar los descuentos a partir de la publicación de la norma. El programa tendrá una duración de hasta cuatro meses, indicó Folha.
El gobierno otorgará un crédito fiscal a los fabricantes de automóviles que vendan vehículos con descuentos a los consumidores. Bajo este diseño, el consumidor tendrá una rebaja en el precio, y el monto del descuento aplicado se convertirá en crédito para que la industria automotriz utilice, en un segundo momento, para deducir los impuestos adeudados al Estado.
Para el consumidor, el efecto será un descuento de entre 2.000 y 8.000 reales sobre el precio de compra del automóvil. Según el vicepresidente Geraldo Alckmin, esto representa un descuento entre 1,6% y 11,6% en valores corrientes. “El descuento será en efectivo”, dijo.
En otras palabras, cuanto más bajo es el precio del vehículo, mayor debería ser el descuento. Así, los modelos más baratos, que hoy cuestan alrededor de 70.000 reales, deberían tener la mayor rebaja, de 8.000 reales (11,6%). Un modelo que cuesta 120.000 reales debería tener el beneficio más bajo, 2.000 reales (1,6%).