El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, participó en el desfile militar del Día de la Independencia del país el jueves, e instó a los ciudadanos a unirse en torno a objetivos comunes, mientras busca poner fin a la politización de las Fuerzas Armadas que cobró fuerza bajo el mandato de su predecesor de extrema derecha.
Más de 3.000 soldados con armamento militar desfilarán ante el presidente, ministros del gabinete y otras autoridades en la explanada central de la capital brasileña, donde se espera una multitud de 30.000 personas para el evento anual.
Se prepararon estrictas medidas de seguridad para contener posibles protestas de partidarios del expresidente Jair Bolsonaro, algunos de los cuales irrumpieron en edificios gubernamentales una semana después de que Lula asumió el cargo en enero, pero no se habían informado de importantes manifestaciones para media mañana.
En un discurso televisado el miércoles por la noche, Lula destacó los logros de sus primeros ocho meses en el cargo, incluido un fuerte crecimiento económico, y llamó a la unidad después de las elecciones del año pasado, las más tensas en una generación.
“La independencia de Brasil aún no termina. Precisa ser construida cada día, por todos nosotros, sobre tres grandes cimientos: democracia, soberanía y unión”, afirmó Lula. “No es un día de odio o temor; es un día de unidad”.
Lula ha tratado de reconstruir la confianza entre su gobierno y los militares, después de destituir a varios oficiales de sus equipos de seguridad por preocupaciones de que no protegieron el palacio ejecutivo de la invasión y el vandalismo de los partidarios de Bolsonaro el 8 de enero.
El líder izquierdista sustituyó al comandante del Ejército y ha persuadido a los militares para que vuelvan a sus cuarteles después de que Bolsonaro colocó a miles de oficiales en funciones gubernamentales, al tiempo que presionó a las Fuerzas Armadas para que respaldaran públicamente sus opiniones políticas.
Durante el Día de la Independencia del bicentenario del año pasado, en la recta final de una acalorada campaña presidencial, Bolsonaro mezcló exhibiciones militares con un mitin político que atrajo a cientos de miles de simpatizantes.
Bolsonaro nunca ha reconocido su derrota ante Lula y se le prohibió presentarse a cargos públicos durante ocho años debido a sus críticas al sistema electoral del país. Se enfrenta a una serie de investigaciones, con acusaciones que van desde el abuso de sus poderes presidenciales a la malversación de regalos oficiales no declarados.
La policía y los servicios de seguridad e inteligencia se han movilizado para vigilar si hay problemas con los partidarios de Bolsonaro, pero las autoridades dijeron que no esperan protestas.
Muchos partidarios de Bolsonaro en las redes sociales han llamado a la gente a evitar las celebraciones del día como una demostración de que Lula tiene poco apoyo, utilizando el hashtag #fiqueemcasa, o “quédate en casa”.