En el mercado 25 de marzo de Sao Paulo, las únicas poleras de candidatos presidenciales que se venden son las del ultraderechista Jair Bolsonaro. Por ningún lado aparecen las de Fernando Haddad, el abanderado del Partido de los Trabajadores (PT). Tampoco se ve campaña del elegido de Lula en el centro de la ciudad. Al caminar por la Avenida Paulista, los únicos que agitan banderas son los jóvenes del comando del candidato presidencial del partido Novo, el banquero João Amoêdo.
Con un 22% de intención de voto en la última encuesta de Datafolha, de este jueves, en la que, en cambio, Jair Bolsonaro anota 35% -un alza de tres puntos respecto del sondeo del martes- Haddad está lejos del 39% de apoyo que tenía Lula antes de que fuera declarado inelegible por el Tribunal Superior Electoral. Aunque algunos han criticado que el PT se demoró mucho en decidir el cambio de candidato -recién el 11 de septiembre el partido nominó oficialmente al exalcalde de Sao Paulo como reemplazante del exmandatario-, el propio Lula desde la cárcel en Curitiba se encargó de pedir a los petistas que respaldaran a su elegido.
"Quiero pedir, de corazón, a todos los que votarían por mí, que voten al compañero Fernando Haddad para Presidente", escribió entonces Lula en una carta. "Nosotros ya somos millones de Lulas y, de hoy en adelante, Haddad será Lula para millones de brasileños", aseguró el exmandatario en apoyo a su exministro de Educación.
Según Datafolha, Haddad marcaba un 9% de intención de voto el 10 de septiembre, es decir, un día antes que se convirtiera en el candidato oficial del PT. El 14 de ese mes ya había escalado cuatro puntos, al sumar un 13%. De ahí en adelante la curva fue ascendente hasta el 28 de septiembre, cuando marcó 22%. Tras esa medición el candidato del PT ha tendido a estancarse.
¿Por qué Lula no ha sido capaz de transferir todos sus votos?
"Haddad no ha logrado recibir la transferencia de mujeres de educación más baja en el Norte y Nordeste. Más precisamente, Lula tenía apoyo del 49% de las personas con enseñanza básica. Haddad solo tiene 17". En el Nordeste, el 59% decía que votaría por Lula, hoy solamente un 25% dice que votaría por Haddad. Además, un 65% de los votantes en el Sudeste que votarían por Lula, no dicen votar por Haddad", dijo a La Tercera Guilherme Russo, del Centro de Estudios de Política y Economía del Sector Público de la Fundación Getulio Vargas.
Para Fabio Luis Barbosa dos Santos, profesor de Relaciones Internacionales en la U. Federal de Sao Paulo, era "improbable que Lula transfiriera toda su votación a Haddad, principalmente porque no pudo hacer campaña electoral" al estar preso. Si bien el académico recalca que "el peso de su apoyo no puede ser menospreciado" y que "la popularidad electoral de Lula se explica en parte porque hay una identificación del pueblo con un brasileño que está siendo ajusticiado", duda de una transferencia automática de votos.
En la misma línea se pronuncia João Francisco Pereira de Meira, presidente de la encuestadora Vox Populi. "Creo que la transferencia de prestigio no es automática ni integral. Otras variables como el carisma personal, el grado de conocimiento sobre el candidato y la propia dinámica de la campaña afectan también ese proceso", señala a este medio.
Y la palabra clave parece estar en el carisma. Ese mismo que le sobra a Lula y parece faltarla a Haddad. "Lula tiene carisma. Sociológicamente el carisma es intransferible. Haddad no es Lula y no lo va a ser nunca", lanza de entrada Rodrigo Augusto Prando, analista de la U. Mackenzie de Sao Paulo. "Lula es una persona carismática e inteligente en la política, y tiene una capacidad de comunicación encima de la media y hoy no existe alguien en el país que se compare a él. Ahora está preso. Y no estando físicamente con Haddad, es mucho más difícil aumentar esa visibilidad", comenta a La Tercera.
"Haddad hoy presenta un cuadro en el que figura como el candidato que más subió de todos en las encuestas, pero también aumentó su rechazo, lo que muestra que una parte del electorado reniega y no quiere la vuelta del PT al poder", concluye Prando.