Manifestantes enfadados por los cambios en el sistema de pensiones de Francia recibieron el miércoles al Presidente Emmanuel Macron con abucheos, pancartas y golpes de cacerola cuando visitó una fábrica en el este del país.
Macron desestimó la muestra de descontento y dijo que “las cacerolas no ayudarán a Francia a salir adelante”.
La comparecencia en Muttersholtz fue su primera incursión pública fuera de la capital desde que promulgó una impopular ley que aumenta la edad de jubilación, lo que significa que los ciudadanos deben trabajar dos años más antes de recibir su pensión estatal.
Macron dijo que no es posible que una sociedad escuche sólo a los que “hacen más ruido”, mientras trataba de destacar los aspectos positivos de la legislación laboral francesa.
Los manifestantes esperaron a Macron frente a la fábrica que visitaba en la región oriental de Alsacia.
Los medios de comunicación franceses informaron que también se cortó brevemente la corriente eléctrica en la fábrica. A la pregunta de si el sindicato CGT estaba detrás del hecho, un representante sindical declinó hacer comentarios.