Emmanuel Macron y Angela Merkel conmemoraron este sábado el centenario del Armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial en una ceremonia altamente simbólica en la que reafirmaron la reconciliación franco-alemana al servicio de la paz en Europa.
En una ceremonia sobria y sin discursos, el presidente francés y la canciller alemana depositaron una corona de flores y develaron una nueva placa en el claro de Rethondes, en el bosque de Compiègne, en donde los aliados firmaron en 1918 el armisticio con el Imperio alemán.
La nueva placa, menos marcial que la antigua inscripción que figura en el centro del claro que acta la muerte del orgullo criminal del imperio alemán, reafirma el valor de la reconciliación franco-alemana al servicio de Europa y de la paz.
Macron y Merkel pasaron revista a los militares de la brigada franco-alemana antes de entonar el himno alemán y el francés. Después, un coro de niños recitó la Oda a la Alegría de Beethoven, el himno oficial europeo.
La carga simbólica de esta ceremonia es particularmente fuerte ya que es la primera desde el fin de la Segunda Guerra Mundial que un presidente francés y un jefe del gobierno alemán se reúnen en este memorial.
Fue en un vagón en el bosque de Compiègne donde se firmó, el 11 de noviembre de 1918, el armisticio que selló el fin de la Primera Guerra Mundial, tras años de combates que se saldaron con 18 millones de muertos.
Después de firmar un libro de oro en una réplica del vagón del general Foch, Macron se acercó a grupo de jóvenes presentes a quien pidió estar a la altura de lo que clamaban los contemporáneos de la guerra para que nunca más seamos testigos de un conflicto similar al de 1914-1918.
No debemos ceder a las pasiones tristes, a las tentaciones de división, afirmó Macron, en sintonía con su mensaje político que insta a una mayor cooperación en una Europa en la que los electores se vuelcan cada vez más hacia corrientes hostiles a la integración europea.