"La madre de todas las reformas" y "una revolución". Así catalogan los sectores más cercanos al gobierno la compleja reforma a las pensiones que pretende llevar a cabo el Presidente Emmanuel Macron, de la mano de su primer ministro Edouard Philippe, y que cuenta con precedentes de intensas huelgas en Francia. Pese a que el gobierno se ha mantenido en una fase de diálogo para definir lo que será el proyecto definitivo, la ciudadanía liderada por los principales sindicatos del país, saldrán a la calle este jueves, en un paro nacional que se prevé masivo.
La reforma contempla la idea de crear un nuevo sistema de pensiones universal y por puntos, en donde todos tengan los mismos derechos. El gobierno defiende una fórmula donde las contribuciones de pensiones de los trabajadores se convierten en puntos de jubilación siguiendo la misma fórmula para todos. Por ello, se anticipa que los actuales 42 regímenes especiales que tienen los trabajadores ferroviarios, del transporte público, abogados, policías, entre otros, se eliminarán y todos serán parte del régimen general, del que actualmente forma parte el 80% de los jubilados.
Uno de los beneficios de estos regímenes es que la edad de jubilación varía y suele ser menor a los 62 actuales. Así, por ejemplo, los oficiales de policía, controladores de tránsito aéreo, gendarmes y otros, pueden retirarse a los 52 años. Los trabajadores de los sistemas de trenes (SNCF) y del transporte público de la región parisina (RATP) pueden jubilar a los 50 años. Por otro lado, si bien la reforma no contempla aumentar la edad de jubilación, sí pretende establecer una edad de tasa completa en la que el jubilado se beneficie del 100% de su pensión. Esto se establecería a los 64 años, por ende, quienes se retiren antes verían su pensión reducida en un 5% por año menos trabajado. Por el contrario, cada año trabajado después de los 64 años aumentaría la pensión en un 5%.
"El problema no es realmente la huelga de este jueves sino su posible extensión, como lo han sugerido los sindicatos, durante varios días, incluso semanas. Una fuente cercana al gobierno dijo recientemente que si la huelga durara más de una semana, sería políticamente imposible para el Presidente mantener su reforma de pensiones", dijo a La Tercera el analista político francés Jean Yves Camus.
Según indica el diario Le Monde, al interior del gobierno se comenta que a través de la reforma de pensiones, Macron se juega su capacidad para continuar su trabajo reformador. Con ello, también está sobre la mesa lo que será la continuación de su quinquenato.
Según el experto, el gobierno insiste en que la movilización de este jueves se trata de una demostración de personas privilegiadas con un plan de pensiones más favorable de lo normal y que desean defender esa ventaja adquirida. "El Presidente no puede inclinarse a la calle y abandonar su voluntad de reformar las pensiones, esto es parte de las principales reformas estructurales que anunció en su elección, sabiendo que eso le generaría impopularidad. Pero si la huelga se extiende durante esta temporada de vacaciones, si se convierte en una manifestación de desconfianza general, se verá obligado a soltar el lastre", asegura.
Ante la masividad que se espera en este paro, el gobierno teme enfrentarse a una situación similar a la que vivió el primer ministro Alain Juppé, durante la Presidencia de Jacques Chirac en 1995, con un paro que duró tres semanas y que obligó al premier a retirar la reforma a los regímenes especiales de jubilación.
"Si la huelga dura varios días, no es tan excepcional en Francia, especialmente en el sector del transporte. El verdadero barómetro será comparar la duración y el alcance de las huelgas con las de 1995, que sobre el mismo tema movilizaron a 2 millones de personas durante un mes", explica Camus. Al caso de Juppé también se suma el de 2003, que tuvo hasta un millón personas en la calle contra la reforma de pensiones del entonces primer ministro François Fillon, y el de 2010, con 13 días de movilización durante 10 meses contra el aumento de la edad de jubilación, decidida por el expresidente Nicolas Sarkozy (2007-2012).