La carrera por gobernar Francia comenzó de nuevo ayer por la mañana cuando los ganadores de la primera vuelta, Emmanuel Macron y Marine Le Pen, lanzaron sus campañas para ganarse a los partidarios de los candidatos perdedores de cara a un reñido balotaje el 24 de abril. El Presidente centrista que busca la reelección y la candidata de extrema derecha intercambiaron golpes a distancia sobre quién protegería mejor el poder adquisitivo de los votantes franceses, mientras ambos apuestan a captar los votos del abanderado de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, quien resultó tercero en los comicios del domingo.
Después de resistirse, durante semanas, a meterse de lleno en la campaña electoral, el presidente francés viajó ayer a un territorio hostil: las viejas tierras industriales y mineras del norte de Francia, feudo de Le Pen. “No tengo miedo”, avisó Macron en Denain, una de las etapas de un periplo que le llevó por tres ciudades donde los candidatos de Agrupación Nacional y Francia Insumisa fueron los más votados. “Entro en combate. Quiero convencer a todo el mundo”, aseguró.
En Carvin, en el Paso de Calais, una región donde ganó Le Pen, Macron declaró estar listo para “cambiar” su posición sobre la reforma de las pensiones, reformando su promesa de campaña de 65 años para la jubilación a 64, si este tema “crea muchas tensiones”. Un poco antes, en Denain, una ciudad de la misma zona que es de las más pobres de Francia, Macron tuvo que responder a muchas preguntas sobre el tema. Una mujer le dijo: “Voté por usted, pero lo lamento, usted no ama a los jubilados”.
El domingo, Le Pen sacó en Denain un 41,7% de votos. Mélenchon, un 28,6%. Macron, un mísero 14,8%. Según el diario El País, tanto en Denain, como en Carvin y en Lens, el mandatario se esforzó en demostrar que él no es de derecha, como lo acusa la izquierda, la radical y la moderada, y que no es el presidente de los ricos, el calificativo del que no logra desprenderse.
“Claramente, no escuchamos lo suficiente a los 38 millones de franceses que ganan menos de 2.000 euros al mes”, reconoció el ministro del Interior, Gérald Darmanin. En tanto, el ministro de Asuntos Europeos, Clément Beaune, dijo que Macron había iniciado la campaña de balotaje en el norte de Francia porque era un área que había experimentado décadas de mucha privación y Le Pen estaba atrayendo altos niveles de apoyo.
El objetivo era pasar las próximas dos semanas destacando el historial del gobierno en la creación de puestos de trabajo y revitalización de la industria, explicó Beaune. “Marine Le Pen habla sobre el costo de la vida y la protección de las personas con más dificultades”, dijo. “Pero en términos concretos, ¿qué lograría ella por ellos y qué haríamos nosotros?”.
El candidato de La República en Marcha (LREM) logró su boleto para la segunda vuelta con un 27,8% de los votos, mejor de lo que estimaban los sondeos, seguido de su rival de la Agrupación Nacional (RN, 23,1%). Francia se dispone a revivir el mismo duelo que en 2017, cuando Macron ganó el balotaje con un 66,1% de votos.
“Es un partido de vuelta completamente diferente”, aseguró a AFP el politólogo Brice Teinturier. En su opinión, el presidente saliente “ya no es el nuevo candidato que encarna una forma de frescura” como en 2017 y su rival ya no genera “mucho rechazo”, al haber trabajado su imagen y estar “más en contacto con los franceses”.
Macron, según AFP, busca resucitar la imagen de radical que la ultraderechista difuminó durante la primera vuelta, cuando dejó a un lado sus propuestas sobre migración y se presentó como la defensora del poder adquisitivo y de las clases populares.
“Hemos llegado a esta segunda vuelta sin haber perdido la serenidad, la calma, la determinación, la convicción absoluta de que podemos ganar”, dijo este lunes Le Pen, que la víspera advirtió que lo que está en juego es “una elección de sociedad y civilización”.
En la tarde, realizó una visita sorpresa a 100 kilómetros al sureste de París para hablar con un agricultor sobre su situación y alertar de un eventual aumento futuro de los precios de la alimentación. “Me preocupa mucho esto porque veo que los nubarrones se acumulan y a un presidente de la República que finge no verlos”, agregó.
“Emmanuel Macron, si por alguna casualidad fuera reelegido, se sentiría totalmente libre de continuar con su política de destrozos sociales”, dijo Le Pen, burlándose de sus comentarios sobre sus planes políticos e instándolo a leer su manifiesto. Advirtiendo de los “nubarrones” que la inflación proyecta sobre Francia, dijo que Macron no protegió a los franceses y que, si es elegida, reducirá de forma drástica el IVA sobre la energía y lo pondrá a cero para 100 productos esenciales de alimentación e higiene “para que los franceses puedan seguir poniendo combustible en su auto (...) y alimentarse”.
Macron tuvo palabras igualmente duras sobre su rival, diciendo al periódico La Voix du Nord en una entrevista el lunes que “la señora Le Pen es una demagoga, es alguien que dice a la gente lo que quiere oír cuando quiere oírlo”.
“No salven la cabeza de Macron”
El inquilino del Elíseo aparece como el candidato con mayor capacidad para recuperar votos de otros partidos, después que la mayoría de sus rivales derrotados llamaron a votar por él o a impedir que la extrema derecha llegue el poder. “¡No hay que dar ni un solo voto a Le Pen!”, urgió Jean-Luc Mélenchon, sin llamar explícitamente a votar por el mandatario, como hicieron Los Republicanos (derecha).
Pero el alcance de estos llamados es incierto, ya que la personalidad del presidente divide a los votantes de izquierda. “Si Macron quiere convencer a nuestros electores, que trabaje”, advirtió el director de campaña de Mélenchon, Manuel Bompard.
Pero el partido de Le Pen también busca pescar votos en el electorado izquierdista. Sin desviarse de su estrategia de proximidad ni de temas sociales, la candidata de extrema derecha apuesta primero por los votos de Mélenchon para la segunda vuelta, antes que por los de su rival de extrema derecha Éric Zemmour, aseguró ayer el diario Le Monde.
“Les digo a los votantes de Jean-Luc Mélenchon, sean auténticos rebeldes, (...) no salven la cabeza de Emmanuel Macron, no firmen por la jubilación a los 65, ni por el daño social del servicio público”, lanzó ayer el portavoz de la candidata de Agrupación Nacional, Sébastien Chenu. “Los candidatos no son propietarios de sus electores y pienso que muchos de los que votaron por Jean-Luc Mélenchon (...) votarán por Marine Le Pen en la segunda vuelta”, aseguró Jordan Bardella, jefe interino de Agrupación Nacional.
El domingo por la noche, la propia candidata había invitado a “todos los que no votaron” por Macron, a derecha e izquierda, a “unirse a ella”, defendiendo un proyecto de “justicia social” y “protección”, un guiño de la candidata a Mélenchon.
Para el diario The Guardian, Mélenchon ha emergido como “pieza clave” con su tercer lugar en la primera vuelta, después de que aconsejara a sus seguidores que no voten por Le Pen en el balotaje, si bien no llegó a aconsejarles que lo hicieran por Macron. Es probable que la alta abstención en la segunda ronda juegue a favor de Le Pen, señaló el periódico británico.
El ministro Darmanin advirtió en contra de descartar a la gran cantidad de votantes que rehuían a los partidos de gobierno anteriores, a saber, el Partido Socialista y Los Republicanos, cuyos dos candidatos quedaron eliminados con menos del 5% de los votos. “El voto por los extremos, en particular el de Madame Le Pen, es efectivamente también un grito de alarma. Emmanuel Macron es el único en el campo republicano que tiene suficiente puntaje para luchar contra los extremos”, dijo Darmanin a la televisión francesa.
Un estudio de la encuestadora Ipsos encontró que Macron, de 44 años, quien en 2017 se convirtió en el jefe de Estado más joven de Francia desde Napoleón, tenía su mayor apoyo entre los votantes de mayor edad, de 70 años o más, mientras que Mélenchon era más popular entre los de 24 a 34 años. La mayor puntuación de Le Pen provino de votantes de 50 a 59 años. El sondeo también reveló que, si el domingo solo hubiesen votado los obreros, Le Pen habría ganado con comodidad: un 36%.
En cuanto a los pronósticos de cara al balotaje, una encuesta Ifop-Fiducial publicada el lunes, aseguró que Macron ganaría la segunda vuelta con el 52,5% de los votos, frente al 47,5% de Le Pen. En tanto, el sondeo de Elabe para Bfmtv y Express le atribuye al jefe del Elíseo la victoria final con un 52% de intención de voto frente al 48% a favor de la líder de Agrupación Nacional.