Macron y Scholz: dos posturas frente a visita de Xi a Europa
Los líderes de las dos grandes potencias industriales europeas se juntaron para limar diferencias en medio de la llegada del presidente chino a Francia. Al final, sin embargo, el alemán no pasó a París a participar del encuentro.
Una recepción clave para Emmanuel Macron: este lunes, el líder chino Xi Jinping aterrizó en Europa por primera vez en cinco años, y París fue la ciudad escogida para el tour. En medio de la guerra en Ucrania y tensiones a raíz de las prácticas comerciales chinas, el presidente francés tenía varios asuntos en la tabla que tratar con su par chino, y, para mayor impresión, invitó a Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, a la reunión.
Macron también había invitado a Olaf Scholz, el canciller alemán, pero la agenda de él estaba completa: tenía un viaje preparado a Europa del Este. De todos modos, ya se habían juntado la semana pasada, en un restorán en París, para discutir sus diferencias a la hora de “enfrentar” a China.
Dos temas son centrales en ese enfrentamiento: el primero, el modo en que China ha apoyado económicamente a Moscú desde el inicio de la guerra, proporcionando apoyo para la reconstrucción de la capacidad militar rusa, vendiéndole microchips, piezas de aviones de combate, máquinas y otros equipos de doble uso para reforzar sus Fuerzas Armadas.
El segundo tema son los autos eléctricos, los paneles solares y todos los productos que, de manera masiva, China está produciendo y estarían copando el mercado europeo, y de paso, ahogando a las industrias locales.
En un intento de mostrar una “Europa unida”, Macron invitó a Ursula von der Leyen a la reunión con Xi Jinping, sobre todo considerándola una líder que ha sido dura contra Beijing, acusando a China de buscar una hegemonía global. Al inicio de la reunión con Xi, la alemana indicó: “Tanto China como la Unión Europea comparten el interés en la paz y la seguridad, y en el efectivo funcionamiento de un orden mundial basado en reglas. Estamos determinados a detener la guerra rusa de agresión contra Ucrania, y establecer una paz justa y duradera”, señaló.
En esa dirección, ya en febrero el bloque europeo se había puesto de acuerdo en restringir a tres compañías tecnológicas chinas, ya que estarían vendiéndole a Rusia productos militares. El bloque también utilizó una nueva ley antisubsidios para iniciar una investigación relativa a las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China. El mes pasado, usaron ese mismo instrumento para realizar redadas en las oficinas de la empresa china de equipos de seguridad Nuctech.
“Creo que Europa tiene cierto grado de influencia sobre China. La economía china está débil”, aseguró Noah Barkin, asesor principal en China de la firma de investigación Rhodium: “Los chinos necesitan acceso a la inversión europea y a la tecnología europea, pero esa influencia sólo funciona si Europa está unida y envía el mismo mensaje”.
Esa unión, sin embargo, no hay que darla por sentada. Macron y Scholz se han visto enfrentados en distintos temas estos últimos años, siendo el ejemplo más claro el momento en que el presidente francés abrió la puerta a la posibilidad de enviar tropas europeas a Ucrania. En el momento mismo en que Macron dijo eso, en febrero de este año, el canciller alemán se mostró muy en contra.
Ambos jefes de gobierno también se muestran distanciados respecto a la potencial imposición, por parte de la Unión Europea, de tarifas en los vehículos eléctricos chinos subsidiados. Las empresas y proveedores de automóviles alemanes están profundamente arraigadas en el mercado chino, y cualquier arancel de la UE sobre las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China correría el riesgo de sufrir represalias de Beijing contra la industria automotriz alemana.
Francia, por su parte, está a favor de estos subsidios, ya que sus autos son de menor precio, y las importaciones chinas afectan la venta de éstos en el continente. Esta división se mostró clara cuando el canciller Scholz, en su viaje a China en abril, no dio ningún apoyo público a las investigaciones antisubsidio de la Comisión Europea, y para peor, mantuvo silencio en las tarifas que China le ha puesto al brandy francés, dígase, el coñac.
En declaraciones a Nikkei, el miembro principal del Centro de Análisis de China del Asia Society Policy Institute, Philippe Le Corre, comentó los riesgos que corre Europa en el caso de que Alemania y Francia no se pongan de acuerdo en su política hacia China: “Durante los últimos años, Beijing se ha vuelto experto en el arte de mantener a los miembros claves de la Unión Europea peleando entre sí, y avanzando en la presión para imponer su propia agenda”.
“El tema más difícil sigue siendo la guerra en Ucrania. Los líderes europeos se han visto frustrados en todos los intentos de lograr que Xi adopte algún tipo de postura contra la brutal campaña militar de Rusia”, apuntó el experto.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.