Este viernes, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pidió que todos los funcionarios de su gobierno y los empleados públicos compren “artesanías y juguetes fabricados” en el país, tras los ataques el Libano en los que explotaron localizadores y walkie-talkies de Hezbolá, que implicaron la muerte de 37 personas, mientras que miles resultaron heridos.
“No reciban regalos electrónicos (...) cuidado con los teléfonos, celulares, mosca (atento) todo el mundo”, expresó el gobernante cuando se encontraba en una actividad en Caracas.
La solicitud del mandatario se enmarca además luego de que a inicios de este mes anunciara el adelantamiento de la Navidad en el país para el 1 de octubre, como un “homenaje al pueblo combativo”, en medio de la convulsionada situación política y social tras las elecciones presidenciales, con decenas de muertos y miles de opositores detenidos en protestas.
En este sentido, la desconfianza de Maduro se centra en las explosiones registradas en Líbano entre el martes y el miércoles, situación que ha dejado a 3.539 personas heridas según el último reporte del ministro de Salud, Firass Abiad.
Se presume que el ataque estaba dirigido contra miembros del grupo Hezbolá, apoyados por Irán. Al respecto, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, dijo hoy que el derecho internacional prohíbe el uso de artefactos explosivos que parezcan objetos inofensivos y consideró “un crimen de guerra cometer actos de violencia destinados a sembrar el terror entre la población civil”.
Por su parte, el ministro libanés de Asuntos Exteriores, Abdallah Bou Habib, calificó ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la explosión de los dispositivos de comunicación como un “atentado terrorista”, por “su brutalidad”.
Hasta entonces, Israel no se ha referido a estos incidentes que tuvieron inicio horas después de que anunciara la extensión a su frontera con Líbano de los objetivos de la guerra iniciada en octubre del año pasado contra Hamás en la Franja de Gaza.