Maduro se proclama Presidente pese a condena interlacional

Nicolas Maduro is sworn in for his third term as Venezuela's President, in Caracas
Nicolás Maduro, es restituido como Presidente de Venezuela, Caracas, Venezuela 10 de enero, 2025. Milagros Nunez/Miraflores Palace/Handout via REUTERS ATTENTION EDITORS

En una ceremonia a la que asistieron apenas dos presidentes de América Latina (Cuba y Nicaragua), el gobernante asumió su tercer mandato sin mostrar las actas que, según él, le dieron el triunfo el 28 de julio. A juicio de los analistas, Nicolás Maduro podría enfrentar una nueva ola migratoria y nuevos problemas con sus vecinos en la región. A su favor, aún cuenta con el respaldo de China y Rusia.


La oposición a Nicolás Maduro proyectaba que el 10 de enero sería el día en que por fin concluirían 12 años bajo el mandato del sucesor de Hugo Chávez. Sin embargo, pese a la condena internacional tras las elecciones del 28 de julio, en las que el gobernante venezolano se dio por ganador sin mostrar las actas, asumió ayer un nuevo mandato. “Este nuevo período será el período de la paz, la prosperidad, la igualdad y la nueva democracia”, prometió luego de proclamarse Presidente.

De concluir este nuevo mandato en 2031, Maduro habrá completado 18 años en el poder, mucho más que el propio Chávez. En la región solo es superado por el líder nicaragüense Daniel Ortega, quien lleva 17 años como Presidente, sin considerar la década en que gobernó a la Nicaragua sandinista en los 80.

Ortega fue ayer uno de los pocos jefes de Estado que asistieron a la ceremonia en Caracas, junto con su par cubano, Miguel Díaz-Canel, y el premier de Antigua y Barbuda, Gastón Browne. Esto último daba cuenta del aislamiento regional e internacional en que se encuentra Maduro. De hecho, no acudieron los presidentes de las dos mayores potencias de la región: Claudia Sheinbaum, de México, ni Lula. Brasil apenas estuvo representado por su embajadora. Ni siquiera el colombiano Gustavo Petro ni el boliviano Luis Arce se hicieron presentes.

A Caracas sí llegó Bucharaya Hamudi Sidina, líder de la República Árabe Saharaui Democrática, un territorio que es reconocido por apenas un puñado de países. El de “dictadura” al régimen venezolano, y en la antesala de la investidura de Maduro finalizó las funciones de Jaime Gazmuri como embajador en Venezuela. “El proceso electoral del 28 de julio fue fraudulento y careció de los más mínimos estándares de transparencia e integridad”, insistió ayer la Cancillería chilena.

En la previa de la ceremonia de ayer, Maduro militarizó las calles de Caracas, el líder opositor Edmundo González se reunió con diversos mandatarios en una gira internacional y “Maduro consolida un golpe de Estado”

La estrategia de la oposición, sin embargo, no parecía rendir los frutos que esperaban. Esto, porque Maduro se puso la banda presidencial en una ceremonia que se llevó a cabo en la Asamblea Nacional. “Somos un país de paz, con vocación pacifista y democrática”, dijo Maduro en su discurso.

Maduro
Nicolás Maduro junto a su esposa, Cilia Flores, y el gobernante de Nicaragua, Daniel Ortega, ayer en Caracas.

En su alocución, que se extendió por una hora y media, Maduro se refirió a los intentos de derrocarlo, alabó una y otra vez al chavismo y comunicó algunos de sus planes futuros. Así, anunció la implementación de las “7T”, programa de siete transformaciones que, según él, guiarán la ruta gubernamental durante los próximos seis años de su mandato.

Luego, alzando la Constitución bolivariana, declaró que se pondrá en marcha un proyecto de reforma constitucional, aclarando que este será para “mejorar, perfeccionar y embellecer a la actual”. De esta manera, anunció que habrá tres procesos electorales constitucionales, el primero para designar a quienes conformarán la Asamblea Nacional.

Maduro enfrenta un panorama distinto respecto de 2019, cuando asumió su segundo mandato. Esa vez, Venezuela recién iniciaba su alza inflacionaria -que llegó 144,2%-, mientras que un 72,5% de la población se encontraba en pobreza extrema.

Hoy, si bien estas cifras han disminuido, la situación económica del país está lejos de ser estable. Según datos del Centro de Documentación y Análisis de la Federación Venezolana de Maestros, una familia de cinco personas necesita 140 salarios mínimos para poder costear una canasta básica de alimentación y un 51,9% de su población vive por debajo de la línea de pobreza.

¿Nueva ola migratoria?

La profesora e investigadora de la Universidad Simón Bolívar Colette Capriles comentó a La Tercera que el futuro escenario para el país es desalentador: “La corrupción es inimaginable y las economías clandestinas o grises florecen como mecanismos para disminuir la presión social. A ello se añade ahora la indignación y la impotencia de una población a la que se le violó la sacralidad del voto, un valor político que fue extremadamente importante para el propio chavismo como fuente de legitimación”.

A juicio de Romer Rubio, abogado venezolano y profesor de derecho constitucional en la Universidad del Zulia, este sexenio podría provocar una nueva ola migratoria, que se sumaría a los 7,7 millones de venezolanos desplazados en el mundo. Esto incrementaría las cifras demográficas desfavorables que ya presenta la nación, con bajos índices de natalidad, una población inclinada a los segmentos más longevos -quienes subsisten gracias al dinero que sus familiares les hacen llegar desde el extranjero- y sin capital humano, “pues el grupo que más emigra corresponde a aquellos en el rango de 18 a 24 años, exponiendo a Venezuela a un déficit en mano de obra e innovación, lo que está dejando al país encapsulado en el tiempo”. En las palabras del abogado, “es un país que estaría condenado a la improductividad”.

Maduro, además, deberá liderar a una nación donde no cuenta con un apoyo mayoritario. Según diversas encuestas, el presidente venezolano contaría con el respaldo de alrededor de un tercio de la población. En las elecciones de 28 de julio, el CNE le otorgó a Maduro el 51,95%, mientras que a Edmundo González le dio un 43%. Sin embargo, la oposición señaló que en realidad su líder fue el legítimo ganador, con casi el 70% de los votos. Tanto la oposición como la comunidad internacional le exigieron al gobernante la exhibición de las actas, a lo que se negó. Tanto la OEA como el Centro Carter estimaron que los comicios no se ajustaron a los estándares democráticos.

Eso potenció el descontento e impotencia de los detractores de Maduro. Para Reinaro Cassoni, politólogo y licenciado en Ciencias Políticas y Administrativas de la Universidad Central de Venezuela (UCV), los próximos meses serán decisivos y turbulentos, pues presentarán “gran conflicto social entre enero, febrero y marzo, lo que va a ir empujando un poco a la necesidad del reconocimiento del triunfo de Edmundo González”. Maduro insistió ayer en que el líder de la oposición forma parte de una conspiración “nunca antes vista”.

Rusia y China

Sin aliados de peso en América Latina, los analistas destacan que los principales sostenedores del régimen chavista seguirán siendo China y Rusia. Si bien a la ceremonia de investidura no asistieron ni Xi Jinping ni Vladimir Putin, sí enviaron representantes: Viacheslav Volodin, titular de la Cámara Baja, y Wang Dong Ming, vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular.

Los intereses de Rusia y China en Venezuela
Los intereses de Rusia y China en Venezuela

El problema para Maduro es que tanto Moscú como Beijing enfrentan ahora sus propios dilemas y complejidades. De hecho, tanto China como Rusia han visto decrecimientos en sus economías.

Según Colette Capriles, “la configuración mundial parece dirigirse a un giro conservador, lo que propicia un escenario en que el contexto internacional pueda ejercer políticas más duras contra el régimen de Maduro”.

Para José Vicente Carrasquero, analista político venezolano de la Universidad Simón Bolívar, “Venezuela camina hacia la cubanización. Un país aislado con total ausencia de libertades y con un régimen usando el terrorismo para someter a la población”. En esta línea, Capriles advierte que las entidades internacionales deben “actuar con prudencia e impedir que Venezuela quede aislada. Algo que favorece muchísimo al autoritarismo es no tener contrapesos ni interlocutores que presionen hacia la moderación o la recuperación del Estado de Derecho”.

Romer Rubio, eso sí, sostiene que la idea de que un país pudiese quedar aislado en los escenarios internacionales hoy se convierte en un concepto obsoleto, dada la globalización económica, y que lo más probable es que el abandono de relaciones con países democráticos resultaría en el acercamiento de Venezuela a nuevos aliados, como ya los tiene en el caso de China o Rusia.

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