A dos semanas de las elecciones locales en Venezuela, en las que la oposición perdió cargos claves en todo el país en medio de acusaciones de irregularidades por parte de la expulsada misión observadora de la Unión Europea, los liderazgos disidentes vuelven a sacudirse tras el distanciamiento de Julio Borges del gobierno interino de Juan Guaidó. El sector antichavista respaldado por Estados Unidos, que en enero de 2019 se instaló como la opción para sacar a Nicolás Maduro del poder, enfrenta una crisis interna, que desató llamados de urgencia para avanzar en una reestructuración de la dirigencia antes de las presidenciales de 2024. Ello, mientras para los venezolanos la mayor preocupación radica en sobrevivir el día a día en medio de una economía golpeada, que muestra escasos signos de recuperación antes de la Navidad, que por segundo año consecutivo fue adelantada por el Palacio de Miraflores.
El saliente principal diplomático extranjero de Guaidó y expresidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, señaló que el gobierno transitorio debe desaparecer ante la falta de legitimidad entre la ciudadanía y por las acusaciones de un mal manejo “de más de US$ 10.000 millones en activos estatales venezolanos en Estados Unidos y en Colombia”, que quedaron bajo el control de los ayudantes de Guaidó después de que gobiernos extranjeros consideraran ilegítimo al régimen de Maduro. Se suponía que el gobierno interino debía salvaguardar estos activos de Maduro, así como de los acreedores extranjeros que buscan apoderarse de ellos como compensación por los miles de millones de dólares adeudados por el régimen en quiebra de Caracas, apunta el diario The Wall Street Journal.
Desde ese momento, Guaidó se autodenominó al mando de un Ejecutivo alternativo y paralelo al chavismo, obteniendo el respaldo de una veintena de países. Sin embargo, ante los escasos resultados de la hoja de ruta propuesta y las mesas de diálogo, la coalición ha ido perdiendo adherentes y con la salida del partido de Borges, Primero Justicia, se abre la interrogante sobre el futuro del denominado gobierno interino, integrado por 1.600 funcionarios.
“No podemos ser un gobierno interino que quiera permanecer perpetuamente en el poder y se esté convirtiendo en parte del problema, más que en la solución”, defendió Borges en declaraciones citadas por The Wall Street Journal. De acuerdo con el medio, entre la lista de activos que estaban a cargo del equipo de Guaidó aparece la refinería de petróleo Citgo Petroleum Corp, con sede en EE.UU., y más de US$ 1.000 millones en lingotes de oro en el Banco de Inglaterra, así como una planta de fertilizantes en Colombia, Monómeros Colombo Venezolanos SA, que terminaron por provocar luchas internas en la oposición.
Justamente, en octubre pasado, un grupo de asambleístas venezolanos acusó en un informe que directores de las empresas señaladas pertenecían al partido de Guaidó y que estaban buscando sacar “beneficios personales”, pero el líder antichavista rechazó cualquier vínculo. Según la BBC, la empresa venezolana Monómeros le fue dada a Guaidó en 2019 y las acusaciones son por falta de transparencia en el manejo.
Por esto, Borges exige la eliminación de los operativos políticos en la gestión de activos extranjeros a la que catalogó de un “escándalo” y propone “crear un fideicomiso independiente” para evitar el paso de dineros por cuentas personales o de partidos. Aunque entre los otros “errores” en la gestión de Guaidó aparece una “supuesta” y fallida toma militar del aeropuerto de La Carlota en abril de 2019 y una incursión marítima como parte de la operación Gedeón. “Una payasada”, llegó a decir Borges acerca de la operación Gedeón, señala la BBC.
Ante esto, es posible que después del 5 de enero, fecha en que terminaría el mandato de Guaidó, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, evalúe el respaldo al líder opositor. Un sondeo de Datanálisis evidencia la caída libre en las encuestas de la imagen de Guaidó, que en octubre alcanzó un 15% de aprobación, empatando con Nicolás Maduro. A ello se suma la derrota en las urnas el 21 de noviembre pasado, cita electoral en la que solo participó una fracción de la oposición y en las que el chavismo venció en 20 de las 23 gobernaciones del país.
Anteriormente, el excandidato presidencial y representante de Primero Justicia, Henrique Capriles, denunció que el gobierno interino de Guaidó “murió el 30 de abril de 2019″, cuando convocaron sin éxito a los venezolanos a salir a las calles y a los militares a un alzamiento en el aeropuerto internacional de Caracas. A su vez, la exdiputada y líder de Vente Venezuela, María Corina Machado, y el exalcalde de Caracas, Antonio Ledezma, han tomado distancia de los actuales liderazgos opositores.
El dirigente opositor venezolano Leopoldo López, en una reciente entrevista con La Tercera, señaló que “estamos muy conscientes de que tenemos que buscar maneras de cómo fortalecer la unidad”. A su juicio, Guaidó logró darle atención y foco a la crisis de Venezuela, “ahora también es cierto que ha habido una frustración por parte de la población venezolana, al no haber logrado la salida de Maduro. Sin embargo, sigue siendo Guaidó el principal líder de los sectores democráticos en Venezuela”.
“Yo voy a dejar el cargo que he tenido hasta ahora para dar esta lucha de desmantelar y transformar las cosas para volver a construir un proyecto, un camino y una unidad”, apuntó Borges el domingo. En esa línea, el opositor aseguró que durante hoy presentarán un paquete de reformas para la oposición y el gobierno interino, con el que buscan el “relanzamiento de la unidad para focalizar la lucha en Venezuela” y el “replanteamiento total de la agenda de la oposición dentro y fuera del país”.
El desgaste opositor
En medio de este escenario, que tiene a la oposición está dividida en cinco facciones, los venezolanos estarían “resignados” a vivir en una inestabilidad política. Según el diario español El País, los sondeos apuntan a que un 77% de la población desea un cambio político en Venezuela, pero solo el 5% pone como opción “salir de Maduro” como una prioridad política o personal.
No obstante, el desgaste político de Guaidó luego de casi tres años sin avances y con la mirada puesta en las presidenciales programadas para 2024, podría por terminar cerrando el camino del líder opositor ante la falta de consensos con los demás sectores disidentes. Una de las principales dudas radica en cuánto tiempo más podría permanecer en el poder, especialmente cuando defiende que estará a la cabeza del gobierno interino hasta lograr la salida de Maduro.
Desde hace meses los venezolanos no salen a las calles para manifestarse masivamente como era común en 2014, 2017 y 2019. La polarización terminó por convencer a los ciudadanos, apuntan los analistas. Hasta ahora, ningún opositor supera el 20% de respaldo, según Datanálisis, lo que podría estancar posibles negociaciones con el Palacio de Miraflores o transformarse en el escenario perfecto para el crecimiento de outsiders.
Durante una movilización antichavista en Barinas -bastión del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) desde hace 23 años-, Guaidó utilizó el escenario para instalar los nuevos objetivos políticos. “La próxima elección debe ser para salir de Maduro. La organización y la lucha por condiciones debe ser nuestro foco de trabajo diario. Ante los atropellos de la dictadura: más unidad, más fuerza y más estrategia. Barinas demostró que en Venezuela no hay condiciones ni respeto al voto, pero sí hay voluntad para luchar hasta lograrlo”, sostuvo.
En las elecciones del 21 de noviembre en Barinas, el candidato opositor Freddy Superlano se impuso al hermano de Hugo Chávez, Argenis Chávez. No obstante, la victoria fue inhabilitada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que acusó que Superlano no podía competir por cargos de elección popular. Así, la elección será repetida el 9 de enero y el disidente será reemplazado por su esposa, Aurora Silva.
Sin embargo, el equipo de prensa de la candidata de la Mesa de la Unidad Democrática dijo este domingo a CNN que cuando intentaron formalizar su inscripción en el sistema del Consejo Nacional Electoral (CNE), apareció un mensaje en el que se les indicó que la dirigente está inhabilitada para ejercer cargos públicos.