El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu debió recurrir a un helicóptero para llegar al principal aeropuerto internacional del país e iniciar un viaje oficial al exterior después que una manifestación multitudinaria le impidió llegar en automóvil.
La manifestación fue parte de las protestas nacionales, iniciadas hace más de dos meses, contra su contencioso plan de reforma judicial.
El bloqueo de la ruta que debía tomar Netanyahu para llegar al aeropuerto era un objetivo central de las movilizaciones contra la reforma, y la imagen del gobernante obligado a recurrir a otros medios fue una victoria para los manifestantes.
El trayecto en helicóptero, lejos del atasco al tráfico provocado por la protesta, también cimentaría la imagen de Netanyahu como un gobernante alejado de la gente en momentos que el país está desgarrado por el plan del gobierno y la economía empieza a frenarse.
Las manifestaciones del jueves también trastornaron los planes del secretario de Defensa estadounidense Lloyd Austin, en visita oficial, cuya agenda fue modificada para que pudiera cumplir sus compromisos en la vecindad del aeropuerto.
En el inicio de una “jornada de resistencia a la dictadura”, los manifestantes, portando banderas israelíes, se concentraron en el aeropuerto principal del país y bloquearon el camino a la zona de partidas con sus autos.
En otras partes, los manifestantes se concentraron en intersecciones de las arterias principales y enfrentaron a la policía en Tel Aviv y otras ciudades. Una pequeña flota de tablas de remo y kayaks intentó bloquear una ruta marítima frente a la ciudad de Haifa. Algunos manifestantes en Jerusalén bloquearon las oficinas de un instituto de investigaciones políticas derechista que ayuda a impulsar la reforma judicial.
La indignación provocada por el proyecto de reforma legal de Netanyahu ha sumido a Israel en una de las crisis internas más graves de su historia. Más allá de las protestas, en las que participan decenas de miles de israelíes y últimamente se han tornado violentas, la oposición ha abarcado a toda la sociedad. Líderes de empresa y funcionarios legales se pronuncian contra lo que consideran los efectos desastrosos del plan. La brecha se ha extendido incluso a las Fuerzas Armadas, que ven surgir una oposición sin precedentes dentro de sus propias filas.
Antes de su partida, Netanyahu dijo al diario italiano La Repubblica que las protestas eran una expresión de la vitalidad de la democracia israelí.
Pero en declaraciones a la prensa en hebreo, insinuó que la intención de los manifestantes es derrocar un gobierno elegido democráticamente.
“El objetivo aquí es derribar un gobierno que fue elegido democráticamente”, dijo el gobernante. “No permitiremos que nadie trastorne la democracia israelí”.