Para la socióloga y académica de la Universidad Mayor de San Andrés de Cochabamba, María Teresa Zegada, "es claro" que el Presidente boliviano Evo Morales va a ir de candidato a las elecciones de 2019. Sin embargo, advierte que "no está muy claro si él va a ganar". De visita en Santiago, donde ayer participó en el coloquio "Los desafíos de la democracia boliviana en el gobierno de Evo Morales", organizado por el Observatorio de Historia Reciente de la Escuela de Historia de la Universidad Diego Portales, Zegada conversó con La Tercera sobre el escenario político que se vive hoy en Bolivia.
Esta semana Evo Morales acusó de "vendepatrias" a quienes se movilizan en defensa del resultado del referéndum del 21 de febrero de 2016, donde un 51,3% rechazó una reforma constitucional para habilitar una nueva repostulación suya. ¿Por qué recurre a esta estrategia si el Tribunal Constitucional finalmente lo habilitó?
Con el 21F hoy se ha abierto un escenario de polarización política en Bolivia. Entonces, desde el punto de vista del gobierno, si no se apoya la candidatura eres un enemigo. Pero el tema más profundo es que con estas acciones que el gobierno promueve ha entrado en discusión la estabilidad democrática del país. Esto ha provocado gran incertidumbre.
¿Cuán complicada está hoy su candidatura presidencial?
El momento crítico va a suceder cuando el Tribunal Electoral se vea ante la difícil decisión de aceptar o no su candidatura. Eso va a suceder más o menos a mediados del próximo año. La autoridad electoral es la encargada de hacer cumplir los resultados vinculantes (del referéndum). Pero el mandato de la actual directiva del Tribunal Electoral vence justamente entre mayo y junio del próximo año, entonces la suspicacia viene de si la nueva directiva va a ser más receptiva a aceptar su repostulación. En las encuestas se puede percibir que Morales tiene un voto duro de alrededor de un 30% y si a eso se acompaña una oposición que está totalmente desarticulada, donde no hay un liderazgo claro, una tendencia a la fragmentación, entonces no hay alguien que le pueda hacer frente tampoco.
A su juicio, ¿por qué la oposición no ha logrado unificarse en torno a una candidatura?
Hay dos problemas graves. Uno es que tiene un elemento en común, que es el rechazo al Presidente. Pero eso no es suficiente para hacer gestión y ser alternativa en un país. Y de lo que carece precisamente es de una propuesta alternativa. El otro problema es que en la cultura política boliviana hoy hay una fuerte expectativa de transformación social del país, entonces de alguna manera estamos muy movidos por elementos discursivos y simbólicos más que por realidades. Y en esto hay un discurso muy fuerte por parte del gobierno en el sentido de que todos los candidatos opositores son del pasado, que responden al modelo neoliberal que ha sido denostado. Lamentablemente no ha aparecido un nuevo candidato que muestre otro tipo de identidad política.
El expresidente y actual vocero de la demanda marítima, Carlos Mesa, es uno de los opositores que concita más intención de voto en las encuestas. Sin embargo, hoy es investigado por la operación Lava Jato. ¿Podría tratarse de un recurso para sacarlo de carrera?
Su rol como vocero de la demanda marítima ha potentado mucho como político a Mesa, entonces se lo ha empezado a ver desde el gobierno como una amenaza y, claro, están buscando las maneras de sacarlo del camino, de descalificarlo. Es clarísimo que hay una intención política detrás.
¿Cuánto impacto podría tener el fallo de La Haya en la campaña electoral de 2019?
Puede tener mucho impacto, porque si bien todos estamos conscientes que no se trata de un fallo que devuelva el mar a Bolivia, en términos mediáticos pienso que el gobierno va a desplegar de aquí en adelante una campaña muy fuerte. Está bien claro que Evo Morales va a ir de candidato, no está muy claro si él va a ganar. Va a usar cuanto recurso simbólico y discursivo sea necesario para potenciarse.