El mariscal libio, Jalifa Haftar, piensa que este no es momento para una democracia en Libia y que, probablemente, aquello sea tarea de las futuras generaciones. "Libia no está madura para una democracia", afirmó en una reciente entrevista con la revista francesa Jeune Afrique. Jalifa Haftar cree que, en realidad, lo que su país necesita es un nuevo Muammar Gaddafi, alguien que imponga mano dura, que reordene a las milicias, que una a las tribus y que saque a la nación norafricana de la anarquía que reina desde la Primavera Árabe de 2011. Haftar, de 75 años, piensa que no hay nadie mejor que él para tomar las riendas del país, de una vez por todas.
El mariscal es quien mueve por estos días -y probablemente por los próximos meses- los hilos de Libia, nación petrolera desgarrada desde el linchamiento de Gaddafi, siete años atrás. Haftar, que durante la era del dictador libio fue un general clave que participó en 1969 en el derrocamiento de la monarquía del Rey Idris I, viene desde hace años construyendo un poder paralelo al del gobierno de Trípoli, reconocido por la comunidad internacional, en el este del país.
Con la nación literalmente partida en dos -con dos gobiernos, uno en Trípoli y el otro en Tobruk- el mariscal Haftar lanzó en mayo de 2014 la ofensiva "Operación Dignidad". Ello, con el objetivo de expulsar a las milicias islámicas de Bengasi, la segunda ciudad más importante del país y cuna de la rebelión contra Gaddafi. No pasó mucho tiempo para que el mariscal tomara el control del golfo de Sidra, núcleo clave de la industria petrolera.
Antiislamista, naserista y panarabista convencido, Haftar conformó una alianza entre diversas milicias y tribus del este, para dar forma al Ejército de Liberación Nacional libio (LNA). Y con estas fuerzas lanzó días atrás una ofensiva contra Trípoli que mantiene alarmada a la comunidad internacional.
Jalifa Haftar es un oficial de una generación de ambiciosos militares árabes curtidos en golpes de Estado, conspiraciones y operaciones secretas. No por nada, su gran modelo es Abdelfatah Al-Sisi, el comandante egipcio que en 2013 lideró un golpe y que al año siguiente asumió la Presidencia.
Haftar fue en su momento uno de los hombres clave de Gaddafi. Su prestigio se lo ganó en múltiples batallas militares -incluida la guerra del Yom Kipur en 1973- hasta que fue traicionado por el gobernante libio cuando dirigía una ofensiva en Chad, a mediados de los 80.
Entonces, fue la CIA quien acudió a su rescate y Haftar se refugió en Zaire, desde donde intentó formar una nueva milicia para derrocar a Gaddafi. Cuando vio que su estrategia no daba frutos, la CIA lo trasladó a Virginia -incluso le habría otorgado la ciudadanía estadounidense-, hasta que retornó a su país en 2011, cuando Gaddafi tenía los días contados.