Martín Vizcarra es un político atípico en Perú: accedió justo un año atrás a la Presidencia en su calidad de vicepresidente tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski y luego de una carrera como gobernador de la sureña región de Moquegua. Afable y poco dado a confrontaciones beligerantes, el viaje a Chile por la cumbre de Prosur coincidió con el cumpleaños 56 de este ingeniero civil que en apenas 12 meses en el Palacio Pizarro ha intentado implementar una profunda reforma política y judicial, que cuenta con un importante respaldo ciudadano. No por nada, su aprobación se sitúa en un 56%, cifra altísima para los estándares de la volátil política peruana.
Sin representación parlamentaria, Vizcarra ha debido enfrentar un momento complejo. No sólo la líder opositora, Keiko Fujimori, fue enviada a prisión, sino que Alberto Fujimori -indultado por PPK- regresó a la cárcel. Así, la mayoría fujimorista en el Congreso se diluyó, algo que Vizcarra transformó en una oportunidad.
En esta entrevista con La Tercera realizada en el Hotel Sheraton, el Presidente de Perú se refiere a Prosur, la crisis venezolana, el giro hacia la derecha de la región y a su particular estilo de gestión: en un año ha visitado los puntos más recónditos de buena parte de Perú.
¿Cuál es su posición respecto de Prosur? ¿Lo entusiasma la idea o cree que primero se debe dar buen término a Unasur?
Perú está convencido que la integración es necesaria para cimentar el desarrollo de cada uno de nuestros países. Es fundamental que las naciones sudamericanas trabajemos en función de criterios y conceptos comunes, pero existe actualmente Unasur que -con los años que han pasado- está en problemas, que hace dos años no tiene secretaría y que está acéfala. Unasur ahora ya no funciona y tenemos que pensar juntos en una nueva institucionalidad en la integración sudamericana. Pero creo que hay que ser responsables, cerrando primero Unasur y simultáneamente empezando una nueva forma de integración.
¿Cree que en la región hay un exceso de organismos? Se lo pregunto porque ya existe la Alianza del Pacífico, Mercosur, el Alba, etc.
Son organismos que han sido útiles que recogen el interés y la necesidad de unión en aspectos específicos. Nosotros, por ejemplo, junto con Chile somos parte de la Alianza del Pacífico.
Unasur surgió en un momento en que la región estaba marcada por gobiernos de izquierda. ¿Cree que Prosur, al nacer en un momento en que la región ha girado hacia la derecha, puede terminar siendo un organismo ideologizado?
Hay que evitar que esto no sea una organización donde prime el concepto ideológico. Pienso que ese tipo de organizaciones tienen vida corta, como lo ha demostrado Unasur. Entonces, no podemos cometer nuevamente el mismo error. Lo que queremos es que sea una organización que sea mucho más integral.
¿A qué atribuye este giro a la derecha de la región? ¿Cree que el retroceso de la izquierda es una tendencia definitiva?
Si vemos y analizamos la historia, hay temporadas donde las sociedades y, en consecuencia, los gobiernos, tienden un poco hacia la izquierda. Luego ven que no se alcanzan los objetivos de mejorar el nivel de vida de los ciudadanos y entonces vira un poco a la derecha. Luego, con el pasar del tiempo ocurre lo mismo.
¿Usted cómo se define en términos ideológicos?
Nosotros estamos en una situación de un gobierno que tiene mucho pragmatismo, que creemos que resumir en una palabra nuestra posición política de izquierda o de derecha sería un exceso. Estoy de acuerdo con la inversión privada, creemos que es sumamente necesaria para generar crecimiento económico, pero si desarrollamos ese concepto podría decir que somos un gobierno de derecha, porque favorecemos y tenemos apertura. Sin embargo, somos conscientes que en nuestro país aún tiene mucho que trabajar en demandas y necesidades de carácter social. Aún tenemos un 20% de la población en situación de pobreza.
Es decir le acomodaría más que se le sindique como un Presidente de centro...
Más de centro, sí. Estamos trabajando en función de atención de las demandas sociales, estamos concentrados en cerrar las brechas, buscar la equidad, buscar justicia y entonces, bajo ese concepto, podemos decir que tenemos lineamientos de izquierda.
Al igual que países como Colombia, Ecuador, Chile, Perú ha sido una nación que ha tenido que recibir a miles de inmigrantes venezolanos, ¿Cómo ha debido lidiar con este nuevo fenómeno?
Más de 700 mil inmigrantes venezolanos están en Perú, a los que hemos acogido solidariamente porque provienen de un pueblo amigo y hermano. Pero ya con esta cantidad de inmigrantes se ha sentido en Perú en su economía, en la atención social. A través del Grupo de Lima, Perú ha tenido una posición bien clara de rechazo a la condición política por la que está atravesando Venezuela y de exigencia a un retorno a una democracia real.
Pese a todas las presiones que ha hecho la región, a través del Grupo de Lima, el régimen de Nicolás Maduro no parece ceder, ¿cuál es la salida que usted ve para la crisis venezolana? ¿Cómo cree que debe ser este proceso?
Esperemos que pronto, en algunos meses, puedan convocarse elecciones libres y democráticas y que retorne la democracia a Venezuela. Sabemos que el camino para concluir ese proceso de retorno a la democracia no es fácil, es difícil y que depende básicamente del pueblo venezolano, que cada vez tiene mayor conciencia para ellos mismos generar este cambio y que se va a lograr, creo, cuando en este proceso de cambio se involucren las Fuerzas Armadas de Venezuela, que son los que finalmente sostienen este régimen ilegítimo de Maduro.
¿Cómo evalúa el rol que ha tenido el Presidente Donald Trump, que ha insistido en que "todas las cartas deben estar sobre la mesa" para solucionar la crisis venezolana?
La posición de Estados Unidos, al igual que diversos países es la que corresponde: presionar y exigir el retorno a la democracia, así que yo pondría, al igual que Estados Unidos y diversos países, todas las cartas sobre la mesa, menos una: la intervención militar.
Usted cumple hoy un año en el Palacio Pizarro, ¿cómo visualiza lo que viene ahora? ¿Cuáles son sus desafíos más inmediatos?
Estamos a un año de gobierno y cuando asumimos este gran reto y responsabilidad la situación en Perú era bien difícil y complicada. Ahora todo el mundo avala y respalda al gobierno para que concluya el mandato el 28 de julio de 2021. Entonces se han sentado las bases para hacer incluso reformas que hemos planteado este primer año, reformas del sistema judicial. Estamos también iniciando planteamientos de reformas políticas, reformas que -siendo todos conscientes que eran necesarias- en los últimos 20 años nadie se atrevió a hacerlas. Nos hemos propuesto objetivos: luchar frontalmente contra la corrupción, estamos retomando el Estado de derecho y el año pasado hemos crecido 4%.
¿Cree que el Congreso va a apoyar las reformas finalmente?
El Congreso ha apoyado las reformas que hemos propuesto del sistema de administración de justicia. Y vamos a continuar con la reforma política.
¿Teme que la represión de las protestas sociales le puedan significar un alto costo político?
Sobre el poner orden, eso es lo que quiere la población, retomar el principio de autoridad.
¿Keiko Fujimori sigue siendo una interlocutora válida, pese a que encuentra en prisión acusada de corrupción?
Nosotros interactuamos con el partido político, Fuerza Popular, así como con otros, a través del primer ministro que ha tenido reuniones. Somos un gobierno dialogante, un gobierno que busca puentes de diálogo con todos los partidos políticos, pero ese puente de diálogo no significa dejar de lado nuestros principios.