El volcán Taal, en Filipinas, expulsaba lava incandescente el lunes cerca de la capital del país, mientras decenas de miles de personas abandonaban la región, atemorizadas por los temblores en medio de densas nubes de ceniza. Los expertos advirtieron que la erupción podría empeorar y se hicieron planes para evacuar a cientos de miles de personas más.
Las nubes de ceniza recorrieron el domingo más de 100 kilómetros hacia el norte, llegando a Manila y causando el cierre del principal aeropuerto del país y hasta ahora la cancelación de más de 500 vuelos. El aeropuerto reabrió parcialmente el lunes al remitir la caída de ceniza.
Por el momento no había reportes de muertos ni daños importantes tras la erupción. Sin embargo, cuatro personas murieron al volcar un camión en medio de una carretera cubierta de ceniza en la provincia sureña de Laguna. La policía dijo que el accidente podría estar relacionado con las condiciones de la carretera.
Más de 30.000 personas dejaron sus casas en la afectada provincia de Batangas y la cercana Cavite, según dijeron la agencia filipina de gestión de desastres y otras autoridades. Los expertos esperaban que la cifra llegara a cientos de miles conforme se apartaba a más gente de la zona de riesgo.
Algunos residentes no podían salir de las aldeas cubiertas de ceniza debido a la falta de medios de transporte y una mala visibilidad. Otros se negaron a abandonar sus hogares y granjas, indicaron funcionarios.
"Tenemos un problema, nuestra gente entra en pánico por el volcán ya que quieren rescatar su sustento, sus cerdos y rebaños de vacas", dijo el alcalde del poblado de Balete, Wilson Maralit, a radio DZMM. "Estamos tratando de impedirles que regresen y advertirles que el volcán puede hacer erupción de nuevo en cualquier momento y causar daños".
Maralit, cuyo pueblo se ubica a lo largo del litoral del Lago Taal que rodea al volcán, solicitó el despliegue de soldados y más policías para evitar que los habitantes se escabullan de regreso a sus aldeas en alto riesgo.
Una vez el viento apartó las nubes de ceniza de Manila, y tras una operación de limpieza, las autoridades reabrieron parcialmente el aeropuerto principal y permitieron despegar a los aviones que habían quedado varados. El gerente del aeropuerto, Ed Monreal, dijo en una rueda de prensa que se permitirían vuelos entrantes una vez se liberase espacio de estacionamiento. Sin embargo, advirtió que el aeropuerto podía volver a cerrar si regresaba el peligro.
El avión del presidente, Rodrigo Duterte, pudo aterrizar el lunes en la capital después de que su vuelo desde la ciudad sureña de Davao, su localidad natal, se viera retrasado el domingo por la erupción volcánica, indicó su vocero. El mandatario vio la extensión de la devastación provocada por el volcán desde el aire, añadió el portavoz.