Más de cien mil estudiantes chinos pasearon en bicicleta de noche buscando albóndigas de sopa

Más de cien mil estudiantes chinos pasearon en bicicleta de noche buscando albóndigas de sopa. Foto: X/fietsprofessor

La actividad comenzó con cuatro universitarios que recorrieron 50 kilómetros y luego adquirió popularidad. Pero la tendencia no fue del agrado de las autoridades locales, quienes impusieron restricciones al arriendo de bicicletas luego de que el grupo congestionó una autopista entre Zhengzhou y Kaifeng.


Todo comenzó como una búsqueda de deliciosas albóndigas de sopa en las redes sociales, pero terminó con miles de ciclistas provocando un bloqueo del tráfico entre dos ciudades centrales de China. Una tendencia de ciclismo nocturno que comenzó con cuatro estudiantes chinos que recorrieron 50 kilómetros se extendió a cientos de miles de personas el viernes, congestionando las carreteras principales, abrumando una pequeña ciudad turística y atrayendo la atención de las autoridades.

El grupo de estudiantes, en su mayoría en bicicletas públicas compartidas, recorrió varias horas a través de la provincia de Henan desde sus campus en Zhengzhou hasta la antigua ciudad de Kaifeng. “La gente cantaba y se animaba mientras subían juntos la colina”, dijo Liu Lulu, estudiante de la Universidad de Henan, al diario China Daily. “Podía sentir la pasión de los jóvenes. Y fue mucho más que un paseo en bicicleta”, añadió.

La idea de andar en bicicleta de noche comenzó en junio, cuando cuatro estudiantes universitarios de Zhengzhou decidieron viajar varias horas hasta Kaifeng en bicicletas compartidas en busca de las famosas albóndigas de sopa gigantes de la ciudad, llamados guan tang bao. “La juventud sólo es una, hay que intentar hacer un viaje espontáneo con los amigos”, declaró uno de los cuatro jóvenes a los medios locales.

Ese mensaje tocó una fibra sensible en otros jóvenes de la ciudad de 12,6 millones de habitantes, en un momento en que muchos en China se quejan de agotamiento debido a un mercado laboral excesivamente competitivo. Las publicaciones sobre su viaje ganaron atención en las redes sociales, y se lanzó un hashtag: “La juventud no tiene precio, el viaje nocturno a Kaifeng lo tiene todo”.

La tendencia se impuso y cada vez más estudiantes se embarcaron en el viaje. Al principio, las autoridades acogieron con agrado esta actividad sana y apolítica. De hecho, Kaifeng, una de las muchas ciudades chinas que intentan atraer a más turistas nacionales, ofreció incentivos, incluida la entrada gratuita a las atracciones. Y el periódico oficial People’s Daily celebró la “oleada de jóvenes viajeros” en Kaifeng, que predijo prematuramente que había alcanzado un máximo de unos 2.000 el fin de semana pasado.

“Al llegar a Kaifeng, muchos estudiantes aprovecharon la oportunidad para explorar las atracciones culturales e históricas de la ciudad, lo que trajo una nueva sensación de entusiasmo y energía a la antigua ciudad”, escribió el periódico el jueves. “Estas aventuras juveniles encarnan un espíritu vibrante, lleno de curiosidad, determinación y entusiasmo por el descubrimiento, que agrega nuevas dimensiones a la industria del turismo”, añadió el diario.

No obstante, el problema comenzó cuando la actividad dejó de ser un impulso a la economía de Kaifeng y comenzó a colapsar a los servicios locales. Decenas de miles de personas en bicicletas arrendadas pedalearon durante la noche desde la cercana Zhenghou para ir a desayunar y Kaifeng alcanzó rápidamente su capacidad máxima, con alojamientos, restaurantes y espacios públicos abarrotados, según las autoridades.

Un video viral mostraba a decenas de miles de ciclistas llenando la avenida Zhengkai de seis carriles, la autopista entre Zhengzhou y las calles de Kaifeng, mucho más pequeñas, mientras la policía utilizaba megáfonos para pedir a los estudiantes que se marcharan en bicicleta o en un bus. Otra publicación de un estudiante, que viajó más de siete horas, dijo que no pudieron conseguir un taxi ni una habitación de hotel porque la demanda era abrumadoramente alta.

“Realmente me arrepiento de haber ido. Mientras estaba sentado en un restaurante comiendo, escuché al dueño criticar a los estudiantes universitarios por no tener nada que hacer... Lamento mucho haber afectado a la gente de Kaifeng”, dijo el estudiante en la plataforma de redes sociales Xiaohongshu. No se sabe el número exacto de ciclistas nocturnos el viernes, pero estiman que está entre 100.000 y 200.000, según los medios locales.

A pesar de la gran participación, durante el desfile que realizaron los estudiantes sobre dos ruedas no hubo señales de protesta, consignas o reivindicaciones. Algunos ondearon banderas nacionales y cantaron el himno chino, lo que en los últimos años ha llegado a ser visto como una forma de provocación y una señal de disidencia. Los funcionarios de la universidad habían aconsejado a los estudiantes no participar en la iniciativa debido a la posible presencia de “fuerzas extranjeras hostiles”.

Los ciclistas paralizaron el tráfico motorizado el viernes y ahora las autoridades han lanzado una ofensiva contra las bicicletas estacionadas ilegalmente en el centro de la ciudad y han comenzado a controlar el acceso a algunas de las principales atracciones locales. La policía de tráfico de Kaifeng y Zhengzhou también acordonaron algunos de los principales carriles de bicicleta hasta el mediodía del domingo, según informó el diario South Morning China Post.

Para evitar que se repita el evento del viernes, las autoridades anunciaron restricciones temporales en carreteras y ciclovías durante el fin de semana, y las aplicaciones de bicicletas compartidas advirtieron que bloquearían de forma remota cualquier bicicleta sacada de las zonas designadas en Zhengzhou. Algunas universidades de la ciudad también implementaron medidas que incluyen la prohibición de bicicletas en los campus y la exigencia de que los estudiantes soliciten pases para salir del recinto.

La policía de tránsito de Zhengzhou y Kaifeng cerraron algunos de los principales carriles para bicicletas entre las dos ciudades el sábado y el domingo. Aunque, no es sorprendente ver a las autoridades de ambas urbes resistiéndose, ya que las autoridades chinas siempre han tomado medidas enérgicas contra las grandes reuniones para garantizar la estabilidad. El mes pasado, la policía de Shanghai silenció las celebraciones de Halloween por temor a que los festejos pudieran convertirse en plataformas para la disidencia, recuerda la cadena BBC.

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