Más de 2.000 migrantes de la caravana que llegó a Ciudad de México el domingo partieron hoy hacia el norte después de que la ONU se negara a ofrecerles transporte, mientras el resto de los cerca de 5.000 centroamericanos esperarán a este sábado para partir.
Representantes de la caravana dijeron en una rueda de prensa que ya "no quieren ver la ONU ni en pintura" y explicaron que están negociando con las autoridades del Metro capitalino para que les den transporte gratuito y puedan partir este sábado a las 17.00 hora local (23.00 GMT).
"Queremos decirle a la ONU que ya no los queremos ver. Solo sirven para dar la cara y para decir que van a ayudar; pero es paja, es mentira. Ellos no han ayudado en nada", dijo un joven migrante por medio de un altavoz.
Se preguntó "cómo es posible que 192 países que conforman la ONU no puedan ayudar a una caravana con buses, y un pueblo sí nos ayuda con alimentación", en referencia a la ayuda humanitaria que se les ha brindado en la capital.
En una votación realizada en la noche del jueves, los migrantes que acampan desde el domingo en un complejo deportivo de la capital optaron por abandonar Ciudad de México este viernes por la madrugada "a pie o en autobús".
Sin embargo, a primera hora de la mañana la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Ciudad de México, Nashieli Ramírez, explicó ante un grupo de periodistas que los migrantes modificaron el acuerdo y "se quedan un día más".
De todos modos, más de 2.000 personas, que estuvieron en desacuerdo con esta decisión, decidieron abandonar el estadio y partir de todas formas esta madrugada hacia Querétaro, al norte de Ciudad de México, para proseguir su marcha.
"Se fueron más de 2.000 y que Dios les acompañe. Aquí no se detiene a nadie", explicó ante la prensa una portavoz de la organización Pueblo Sin Fronteras, que brinda acompañamiento a la caravana.
Otro de los migrantes que estuvo presente en la rueda de prensa aseguró con altavoz que hacen "responsable a la ONU de si hay muertes" entre los que prosiguieron su camino hacia el norte, dado que el organismo no les prestó transporte seguro.
Entre los migrantes que permanecerán un día más, existe cierto descontento por la decisión de quedarse, dado que las condiciones higiénicas del campamento están cada vez más deterioradas.
Darwin, de origen hondureño y criado en El Salvador, explicó a Efe que los que se fueron eran en su mayoría jóvenes o migrantes con dinero para pagar autobuses, mientras que se han tenido que quedar muchas familias con hijos.
También criticó que desde Pueblo Sin Fronteras cambiaran los planes a última hora, aunque aseguró resignado: "Habrá que esperar a mañana".