Vistiendo de colores verde y amarillo y con la bandera de Brasil, miles de simpatizantes de Jair Bolsonaro se reunieron el domingo en la emblemática Avenida Paulista de Sao Paulo para mostrar su apoyo al expresidente brasileño, que se encuentra envuelto en varias investigaciones que muchos creen que podrían llevarlo a la cárcel.
Bolsonaro convocó la concentración, que denominó de “reunión pacífica en favor del Estado de derecho y de nuestra libertad, familias y futuro”, después de haber sido objeto de una redada policial este mes como parte de una investigación sobre un presunto intento de golpe de Estado.
Se le confiscó el pasaporte y se le acusó de editar un proyecto de decreto para anular los resultados electorales, presionar a jefes militares para que se unieran a un intento de golpe de Estado y conspirar para encarcelar a un juez del Supremo Tribunal Federal tras su derrota electoral frente al presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva en 2022.
Bolsonaro dijo este domingo que “no se puede aceptar” que se aparte a opositores del escenario político. “No podemos aceptar que un poder elimine del escenario político a quien quiera que sea, a no ser por un motivo justo. No podemos pensar en elecciones apartando a los opositores”, afirmó el exjefe de Estado.
Pidió, además, “una amnistía para aquellos pobres desgraciados que están presos en Brasilia”, en alusión a sus seguidores detenidos por la invasión y devastación de las sedes de los tres poderes el 8 de enero de 2023, contra la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva al gobierno.
Según la agencia Reuters, sus aliados esperaban que la manifestación del domingo demostrara que Bolsonaro, que tiene prohibido presentarse a las elecciones hasta 2030 por difundir falsedades electorales y se enfrenta a varias otras investigaciones penales, aún mantiene fuerza política en un Brasil profundamente polarizado.
“No está muerto, es competitivo y puede no haber injusticia”, dijo a Reuters el diputado Marco Feliciano, miembro del Partido Liberal de Bolsonaro, añadiendo que Brasil “se convertiría en un caos” si el expresidente fuera detenido.
Fabio Wajngarten, un portavoz de la familia de Bolsonaro, dijo que esperaba que hasta 700.000 personas se manifestaran en apoyo al expresidente, entre ellos decenas de legisladores y tres gobernadores estatales.
En las encuestas, Bolsonaro se mantiene como líder de la oposición. Reuters indicó que a algunos aliados les preocupa que la manifestación suponga un riesgo para Bolsonaro, ya que cualquier comentario contra el Supremo Tribunal Federal, las autoridades o las instituciones brasileñas podría meterle en aguas aún más calientes.
La policía lanzó el 8 de febrero la operación Tempus Veritatis (la hora de la verdad, en latín), contra Bolsonaro y varios de sus estrechos aliados, incluidos algunos de sus exministros. Hubo allanamientos, detenciones y al exmandatario se le prohibió salir de Brasil.
Según la investigación, los sospechosos planearon desacreditar el sistema de votación electrónica antes de las elecciones, y después prepararon un golpe de Estado -que no se llevó a cabo- contra el nuevo gobierno de Lula.
Bolsonaro se dice víctima de una “persecución” y el jueves guardó silencio al ser interrogado por la policía.