El plazo de tres días hábiles concedido por el Parlamento británico para que la primera ministra, Theresa May, buscara consensos para un nuevo plan que logre desbloquear el Brexit llegó a su fin.
Hoy, May presentará ante el Parlamento un plan B al acuerdo que resultó ampliamente rechazado el martes pasado, con 432 votos en contra en la Cámara de los Comunes, frente a 202 a favor.
Fueron tres días en los que May se reunió con legisladores del gobierno y de la oposición para encontrar consensos que pudieran llevar a cambios importantes en el acuerdo, sin embargo, las conversaciones no han producido indicios de que May planee cambios radicales. La nueva propuesta de la premier será votada el 29 de enero.
Nuevo acuerdo irlandés
De todas formas, sí se espera al menos una variación sobre el punto más conflictivo: la situación irlandesa. Los medios británicos ayer sostenían que la premier está buscando un acuerdo bilateral con el gobierno irlandés para eliminar el polémico punto del "backstop", o la salvaguarda irlandesa, del acuerdo del Brexit.
El plan inicial de May proponía una salvaguarda para evitar una frontera física entre las dos Irlandas. Esto supone que Reino Unido permanecerá dentro de la unión aduanera del bloque hasta que logre acordar un nuevo acuerdo comercial con la UE, antes de que venza el plazo del periodo de transición, en diciembre de 2022. Varios parlamentarios están en contra de dicha salvaguarda, puesto que sostienen que Reino Unido podría quedar atado a las estructuras del bloque.
El secretario de Comercio Internacional, Liam Fox, confirmó ayer en un programa de la BBC que los ministros estaban trabajando en un "mecanismo alternativo" para satisfacer las demandas irlandesas de evitar una frontera dura. En una columna publicada en el Sunday Telegraph, Fox también advirtió que "el fracaso de concretar el Brexit creará un abismo entre el Parlamento y la gente, un cisma en nuestro sistema político por las consecuencias imprevisibles".
Pero las esperanzas fueron rápidamente frenadas, ya que una fuente del gobierno irlandés dijo al Sunday Times que un tratado bilateral "no suena como algo que podríamos considerar".
Para hoy también se espera que ciertos parlamentarios que apoyan un "Brexit suave" presenten enmiendas a cualquiera sea el plan de la primera ministra. El objetivo sería concederle al Parlamento un mayor control sobre el Brexit, y así forzar su propia legislación.
Una propuesta dirigida por el exfiscal general Dominic Grieve suprimiría el poder del gobierno para elegir qué es lo que debe debatir el Parlamento y, en cambio, se le daría prioridad a cualquier moción respaldada por 300 diputados de al menos cinco partidos, mucho menos que la mayoría del total de legisladores de la Cámara de los Comunes (650).
Otro grupo de parlamentarios, liderado por el conservador Nick Boles y la laborista Yvette Cooper, propone una enmienda que obligaría al gobierno a retrasar el Brexit, es decir, aplazar el ar- tículo 50 del Tratado de Lisboa, que establece que Reino Unido debe salir de la UE el 29 de marzo, si no se aprueba un acuerdo para el 26 de febrero.
Un portavoz del gobierno dijo ayer que había una profunda inquietud por las implicancias de tales enmiendas. "Cualquier intento de eliminar el poder del gobierno para cumplir con las condiciones legales de una salida ordenada en este momento de importancia histórica es extremadamente preocupante".