Fue un soixante-huitard, un sesentayochista convencido y activo. Pero después, al considerar las paradojas de Mayo del 68 y su influencia en el largo plazo, Jean-Pierre Le Goff (1949) se mostró crítico con el movimiento e introdujo el concepto de "izquierdismo cultural". Filósofo y sociólogo, Le Goff es presidente del grupo de reflexión Politique Autrement y autor de trabajos que van de las ilusiones del discurso gerencial al final de un estilo de vida aldeano.
Veinte años después de publicar Mai 68, l'héritage impossible, Le Goff rastrea los 18 años que precedieron a los acontecimientos del '68 en La France d'hier, un recuento personal de la época.
Su primer libro sobre el 68, ¿significó una ruptura con su familia ideológica?
Sí, una ruptura con una parte de la izquierda que se ha apoderado de esta "herencia imposible" en el campo de las costumbres y de la cultura, y que está separada de las capas populares. La cuestión social, que fundó la identidad de la izquierda desde el siglo XIX, se ha desvanecido en favor de otras cuestiones que se han convertido en factores de demarcación centrales para la izquierda. Es esta evolución la que yo no acepté.
¿Hubo un legado positivo de los levantamientos?
En el contexto de la época, mayo del 68 fue un movimiento saludable para desafiar el autoritarismo, el moralismo del siglo XIX, las jerarquías y las burocracias. Supuso una reivindicación de la autonomía de la sociedad y de los individuos. Pero entró en la desmesura y dio como resultado un nuevo "conformismo del anticonformismo" en el que todo lo que viene de abajo es necesariamente positivo, mientras lo que viene de arriba se asimila con la opresión. La figura del adolescente perpetuamente rebelde ha terminado por convertirse en un modo de comportamiento valorado socialmente.
Los estudiantes ocuparon las calles y protestaron en varios países, pero solo en Francia hubo movimientos masivos de trabajadores. ¿Por qué?
En ese momento, la revuelta de la juventud estudiantil es un fenómeno internacional, pero en Francia se combinará con una huelga general que da un aspecto muy particular. Francia presenta un legado histórico vinculado al movimiento obrero, mientras los estudiantes en el Barrio Latino construyen barricadas y se enfrentan con la policía. Pero, para usar una expresión de Raymond Aron, en mayo de 1968, la "revolución es inhallable". La reunión entre trabajadores y estudiantes no tendrá lugar realmente: el Barrio Latino no es Francia y, en términos generales, los estudiantes continúan siendo considerados como privilegiados por los trabajadores.
Varios movimientos se vinculan con Mayo del 68: la ecología, la reforma de la educación, el feminismo. Y perduran. ¿Son lo único que queda?
El mesianismo revolucionario y la dinámica contestataria y transgresora de Mayo del 68 murieron hace tiempo. Subsisten los sucedáneos en el izquierdismo cultural que se han erigido en "políticamente correctos" y son parte del nuevo "aire de los tiempos". Existe un divorcio cada vez más manifiesto entre un pequeño ambiente pos-sesentayochista que vive entre él mismo y la sociedad y las clases trabajadoras que enfrentan un desempleo masivo, nuevas formas de precariedad social, la inseguridad, el terrorismo islámico.