Las primeras damas pueden ser la “herramienta de mensajería más valiosa de un gobierno”, señaló el año pasado a The Washington Post Lauren Wright, autora de On behalf of the President: presidential spouses and White House communication strategy today, libro que profundiza en el rol de las esposas de los Presidentes de Estados Unidos. El mensaje que las primeras damas pueden transmitir a la ciudadanía se ha visto reflejado en iniciativas como la campaña Let’s move, de Michelle Obama; Ready to read, Ready to learn, de Laura Bush, y Just say no, de Nancy Reagan. Pero Lauren Wright advierte que Be best -la iniciativa de Melania Trump para combatir el ciberacoso, promover el bienestar social y emocional de los niños y combatir el uso de opioides- no tiene relación ni coherencia con las políticas impulsadas por su esposo.

Melania Trump -que hablará este martes en la segunda jornada de la Convención Nacional Republicana desde el Rose Garden de la Casa Blanca- ha sido una primera dama como ninguna otra. Es la única en casi 200 años que no nació en Estados Unidos, la única cuyo idioma nativo no es el inglés y fue la primera en ser modelo de lencería.

Cuando Donald Trump inició su carrera presidencial, Melania estaba feliz de quedar en segundo plano, según quienes la conocen. En 1999, el hoy Mandatario republicano dijo a la prensa que su esposa “sería muy tradicional, como Betty Ford o Jackie Kennedy”.

Sin embargo, nada en ella es “tradicional”. Se dice que habla cinco idiomas, aunque nadie lo ha comprobado, y es la primera que ha posado desnuda para una revista. “No mucha gente me conoce”, dijo Melania en abril de 2016, según el libro The art of her deal: the untold story of Melania Trump, publicado en junio por la corresponsal de la Casa Blanca de The Washington Post, Mary Jordan. Según la autora, a Melania ni siquiera le gustaba que la llamaran “primera dama”.

Sin embargo, el libro asegura que la esposa de Trump es más influyente en la Casa Blanca de lo que la mayoría piensa, y que incluso puede ser la asesora más importante del Presidente y la única voz a la que escucha, ya que confía en sus instintos. De hecho, la autora cita a fuentes anónimas que señalan que ella fue la razón de que Trump eligiera a Mike Pence como vicepresidente, porque pensó que sería “leal”.

También habría sido quien motivó a Trump a lanzar su candidatura presidencial y según la autora, le ha contado a algunas personas que por supuesto que quiere que su esposo sea reelecto.

A pesar de lo que se ha dicho, Melania tampoco es crítica de su marido. Aunque tienen tonos y lenguajes distintos, comparten algunas ideas clave. La diferencia, según Jordan, es que Melania no es tan explosiva como el gobernante.

De hecho, una de las pocas veces que tuvieron desacuerdos en público fue sobre la política de Trump de separar a padres migrantes de sus hijos en centros de detención fronterizos, cuando su esposa le hizo saber que pensaba que era una medida “inaceptable”. Días después, el Mandatario firmó una orden ejecutiva que terminaba con esa política.

Controversias

Aunque la exmodelo -que se mudó a Nueva York en 1996 y habría conocido al empresario en una fiesta dos años más tarde- es de bajo perfil, no ha estado exenta de polémicas. Su primer escándalo importante tuvo lugar cuando copió partes de su mensaje en la Convención Republicana de 2016 de un discurso que Michelle Obama había dado en la Convención Nacional Demócrata en 2008. Sin embargo, la polémica no frenó la campaña de Trump, ya que un redactor de discursos terminó asumiendo la culpa.

También dio que hablar cuando ella y su hijo Barron no se mudaron de inmediato a la Casa Blanca, permaneciendo en Nueva York hasta el final del año escolar del niño. La decisión costó cerca de US$ 27 millones en seguridad.

De todos modos, hay quienes creen que su perfil amable, podría ayudar a impulsar la campaña de Trump, que por ahora es superado por Joe Biden en las encuestas.