Menem, el símbolo de la Argentina neoliberal de los 90
Durante sus 10 años de gobierno, entre 1989 y 1999, Argentina se transformó por completo. Su gestión estuvo marcada por las privatizaciones, las llamadas “relaciones carnales” con EE.UU. y varios escándalos.
Menem fue un presidente divertido: jugaba mal a cualquier deporte y se reía hasta de él mismo. También fue un presidente fatal: completó el trabajo que inició el neoliberalismo (por vía militar) en el 76, una fabulosa transferencia de ingresos y de poder que volteó a los sectores medios y bajos; en ese camino privatizó las joyas de la corona y se hizo rico cobrando peaje. Ya viejo, aún era ágil: esquivó la cárcel”.
Ese es el recuerdo que el periodista argentino Roberto Guareschi tiene del ahora fallecido expresidente Carlos Menem, según comentó a La Tercera. El director de la redacción del diario Clarín entre 1990 y 2003, acompañó en varias ocasiones al político argentino en sus campañas, las mismas en que fue testigo del arrastre del caudillo riojano.
Hijo de los inmigrantes sirios Saúl Menem y Mohibe Akil, de religión musulmán sunita (si bien él fue bautizado en la fe católica) y llegados a Argentina en la segunda década del siglo XX, Carlos Menem nació el 2 de julio de 1930 en Anillaco, provincia de La Rioja. En 1951, durante un viaje a Buenos Aires del equipo de basquetbol universitario donde jugaba, conoció al Presidente Juan Domingo Perón y a su esposa, Eva Duarte, experiencia que determinó su militancia en el Movimiento Justicialista.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Córdoba en 1955, comenzó a ejercer la abogacía en su provincia natal como defensor de oficio de los presos políticos encarcelados a raíz del golpe de Estado militar de aquel año contra Perón. En 1957, después de permanecer varios meses preso por apoyar una intentona golpista contra el gobierno militar de Pedro Eugenio Aramburu, Menem fundó la Juventud Peronista de La Rioja y pasó a asesorar legalmente a la Confederación General del Trabajo (CGT), poderosa central sindical justicialista.
Después de una malograda candidatura al cargo de gobernador adjunto de La Rioja, en 1963 fue elegido presidente provincial del Partido Justicialista. Una década más tarde, tras el regreso al poder de Perón, resultó elegido gobernador de La Rioja, cargo en el que estuvo hasta 1976. Pero ese mismo año fue nuevamente encarcelado, cuando la Presidenta María Estela Martínez, viuda y sucesora de Perón, fue derrocada por un golpe militar. Menem no fue liberado hasta 1981.
Reelegido para un segundo mandato como gobernador de La Rioja (1983-1989), Menem se lanzó por el sillón de la Casa Rosada. En 1988 fue candidato peronista a la presidencia y ganó las elecciones al año siguiente, sustituyendo en el poder al líder del Partido Radical, Raúl Alfonsín. Así, el caudillo riojano devolvió al peronismo al poder después de 13 años, al protagonizar la primera transferencia pacífica entre dos presidentes democráticos de distintos partidos políticos en la historia argentina.
“Relaciones carnales”
“La inflación llega a límites escalofriantes”, reconoció en su discurso inaugural. Menem heredó una economía en rápida descomposición. La herencia constaba de una recesión del 6% del PIB, una deuda externa de US$ 63.000 millones y una hiperinflación del histórica del 5.000% anual, según recuerda el periódico Perfil.
Durante sus 10 años de gobierno (1989-1999), Argentina se transformó por completo. Dejando de lado los mensajes populistas de su campaña electoral, el flamante mandatario aplicó un extraordinariamente duro programa de ajuste, cuyo carácter ultraliberal provocó los ataques de la CGT y acusaciones de “traición” de muchos peronistas por considerarlo contrario a la sensibilidad social de la que presumía el movimiento Justicialista.
Tras asumir el cargo, bajo su gestión se privatizaron casi todas las empresas el Estado, se desreguló la economía y se aplicó el plan de convertibilidad ideado por su ministro de Economía, Domingo Cavallo. Si bien con estas medidas se logró una estabilidad económica sin inflación significativa, esto trajo aparejado otros inconvenientes económicos: una disminución de la competitividad basada en el tipo de cambio y un crecimiento del desempleo.
Bajo su gestión también se indultó a los comandantes de las juntas militares, que gobernaron con mano dura a Argentina entre 1976 y 1983. Con el objetivo de imponer por decreto una supuesta “pacificación nacional”, en 1990 Menem perdonó a los últimos 12 responsables que quedaban condenados o bajo proceso de la llamada “guerra sucia”, entre ellos, los exgenerales Jorge Videla y Roberto Viola y los exalmirantes Emilio Massera y Armando Lambruschini.
Asimismo, en el primer quinquenio de Menem produjeron dos atentados contra entidades judías que dejaron más de un centenar de muertos: contra la Embajada de Israel en Buenos Aires (1992) y contra la AMIA (1994).
En el ámbito internacional, tras medio siglo de desencuentros desde que explorara una tercera vía en política internacional, Menem inició la normalización de las relaciones con Washington. El 27 de septiembre de 1989, a poco más de dos meses de asumir el cargo, realizó su primera visita a EE.UU., marcando un precedente en un mandatario peronista. En octubre de 1997, recibió en Buenos Aires a Bill Clinton el 16 de octubre de 1997, visita durante la cual el inquilino de la Casa Blanca anunció la concesión a Argentina del estatus de Aliado Importante No de la OTAN, una condición que convirtió al país en el primer representante americano de este restringido grupo. Se fijó así una política exterior que fue bautizada como de “relaciones carnales” con EE.UU.
Años antes el mandatario transandino también había iniciado la normalización de las relaciones con Reino Unido, enemigo bélico de Argentina en 1982. En febrero de 1990 se reanudaron las relaciones diplomáticas y en octubre de 1998 Menem realizó la primera visita a Londres de un presidente argentino desde la guerra de las Malvinas.
Inspirado en la Constitución de 1949, que permitió a Perón presentarse de nuevo a las elecciones en 1951, Menem -gracias a la firma en 1993 del pacto de Los Olivos con su contrincante Raúl Alfonsín- sacó adelante una revisión de la Carta Magna para introducir, evitando el referéndum nacional, reformas constitucionales, una de las cuales consistía en suprimir el artículo que prohibía al presidente presentarse a la reelección para un segundo mandato. Menem culminó con éxito su estrategia continuista en las elecciones de mayo de 1995. Fue reelegido con el 49,6% de los votos.
Si bien Menem consiguió un respaldo electoral que reconocía sus éxitos en la estabilización de la economía, a poco andar empezó a quedar de manifiesto el descontento con su gestión. En el verano de 1996 se reactivó la protesta sindical por el incremento del desempleo. En 1997, la formación política del riojano sufrió un serio revés electoral frente a una coalición de las fuerzas de izquierda, y perdió la mayoría absoluta en el Parlamento.
La oposición advirtió que tenía en la punta de los dedos la capacidad de desalojar al peronismo del poder en las presidenciales de 1999. De cara a esta convocatoria, Menem expresó su deseo de postularse de nuevo, mediante una segunda reforma constitucional ad hoc si era preciso, lo que levantó una corriente de oposición interna liderada por Eduardo Duhalde, popular gobernador de la provincia de Buenos Aires. Ante las resistencias suscitadas por doquier, el 21 de julio de 1998 Menem anunció que renunciaba a pugnar por la “re-reelección” al año siguiente. Al entregar el poder a Fernando de la Rúa, Menem se convirtió en el primer Presidente civil desde Marcelo Torcuato de Alvear (1922-1928) que completó su ejercicio constitucional sin novedad.
Pero cumplidos ya los 71 años, Menem se lanzó de lleno a la batalla interna justicialista para la nominación presidencial en las elecciones de 2003. Pero en su camino se interpuso el gobernador santacruceño Néstor Kirchner, un político con influjo ascendente y conocidas posturas críticas con Menem y su labor de gobierno. Con el argumento de que no se reunían las condiciones para que Argentina pudiera contar “con un poder político imbuido de la más plena y transparente legitimidad democrática”, el 14 de mayo de 2003 Menem renunció ir al balotaje con Kirchner, quien fue declarado Presidente electo y asumió el cargo el 25 de mayo.
El 23 de octubre de 2005 Menem se presentó a elecciones para senador por La Rioja, y obtuvo la banca correspondiente a la minoría. Así, volvió a ocupar un cargo público exactamente seis años después de dejar la Presidencia. Fue reelecto en el cargo en 2011 y 2017. “Yo no puedo vivir sin la política”, reconoció Menem a CNN en 2018.
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