El Papa Francisco pidió a los rusos que busquen la verdad sobre la invasión de Ucrania por parte de su país en su mensaje de Pascua al mundo y apeló al diálogo entre israelíes y palestinos tras los recientes hechos de violencia.
El Pontífice, de 86 años, presidió una solemne misa de Pascua en una soleada plaza de San Pedro, después de que el frío le obligó a saltarse un servicio al aire libre el viernes, una precaución tras su hospitalización por bronquitis a finales de marzo.
Una alfombra de 38.000 flores donadas por los Países Bajos adornaba la plaza para la fecha más importante y alegre del calendario litúrgico de la Iglesia, que conmemora el día en que los cristianos creen que Jesús resucitó de entre los muertos. Las unidades de honor de la Guardia Suiza del Vaticano y de los Carabinieri italianos, ambas vestidas de gala, permanecían en posición de firmes.
Pero la pompa tradicional y los cantos sagrados dieron paso a las realidades modernas. Francisco subió al balcón central de la Basílica de San Pedro para pronunciar su mensaje y bendición semestral “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo), dirigiéndose a una multitud que el Vaticano estimó en unas 100.000 personas.
Allí, desde el mismo lugar donde se presentó por primera vez al mundo como Papa la noche de su elección en 2013, habló de “las tinieblas y las oscuridades que se ciernen tantas veces sobre el mundo”, y rogó a Dios por la paz.
“Ayuda al amado pueblo ucraniano en el camino hacia la paz e infunde la luz pascual sobre el pueblo ruso”, dijo.
Desde que Rusia invadió Ucrania en febrero del año pasado, el Santo Padre se ha referido al menos dos veces por semana a Ucrania y a su pueblo como “mártires” y ha utilizado palabras como agresión y atrocidades para describir las acciones de Rusia.
El domingo pidió a Dios que conforte “a los heridos y a cuantos han perdido a sus seres queridos a causa de la guerra, y haz que los prisioneros puedan volver sanos y salvos con sus familias. Abre los corazones de toda la comunidad internacional para que se esfuerce por poner fin a esta guerra y a todos los conflictos que ensangrientan al mundo”.
Como cada Pascua, el Pontífice hizo un llamado a la paz en Medio Oriente, que se hizo más urgente por la reciente violencia en Jerusalén y los intercambios de fuego transfronterizos entre Israel, Líbano y Siria.
“En este día te confiamos, Señor, la ciudad de Jerusalén, primer testigo de tu Resurrección. Expreso mi profunda preocupación por los ataques de estos últimos días, que amenazan el deseado clima de confianza y respeto recíproco, necesario para retomar el diálogo entre israelíes y palestinos, de modo que la paz reine en la Ciudad Santa y en toda la región”, dijo.
Las tensiones entre israelíes y palestinos han aumentado considerablemente desde las redadas policiales israelíes de la semana pasada en la mezquita de Al-Aqsa de Jerusalén, que causaron indignación en todo el mundo árabe.
Lugares conflictivos
Entre la misa y la lectura del mensaje, Francisco, que aparecía en plena forma, fue paseado en papamóvil por la plaza y el bulevar principal que desemboca en el río Tíber para que más gente pudiera verle.
En su mensaje, Francisco también mencionó la inestabilidad en Líbano, expresó la esperanza de que “los martirizados Rohinya” de Myanmar “encuentren justicia” y pidió más ayuda para las víctimas de los terremotos de febrero que causaron casi 56.000 muertos en Turquía y Siria.
En una parte del discurso en la que mencionó a Nicaragua, el Papa pidió a Dios, “acuérdate de todos aquellos a quienes se les impide profesar libre y públicamente su fe”.
Las relaciones entre el gobierno y la Iglesia católica nicaragüense son muy tensas. El gobierno, que ha suspendido las relaciones diplomáticas con el Vaticano, prohibió este año las procesiones de Semana Santa al aire libre.