Los 18 mercenarios colombianos detenidos en Haití como sospechosos del magnicidio del presidente haitiano, Jovenal Moise, han enviado una carta al presidente de Colombia, Iván Duque, denunciando que son víctimas de violaciones a sus derechos.
“Se dirigen a ustedes los 18 colombianos detenidos en Haití para denunciar las gravísimas y sistemáticas violaciones de nuestros Derechos Humanos por parte del Estado haitiano, específicamente por miembros de la Policía Nacional y la Policía Judicial”, señala una misiva dirigida a Duque, cuenta la radio colombiana La FM.
El texto relata que los mercenarios, antiguos miembros del Ejército de Colombia, fueron tratados por la Policía haitiana de “forma inmisericorde y desproporcionada, empleando armamento pesado, como ametralladoras calibre 50”.
“Cabe resaltar que estas armas deben ser empleadas contra vehículos blindados o aeronaves, nunca contra personas”, precisa este grupo de mercenarios, que denuncian haber sido torturados de múltiples maneras, a pesar de rendirse, llegando incluso a ser arrojados a la multitud para ser linchados.
“Una vez levantadas nuestras manos, sin armamento caminamos hacia la Policía, pero su respuesta fue un ataque aun más fuerte y desproporcionado. (...). Ningún miembro de la Policía haitiana resulto herido o muerto ya que nunca fue nuestro objetivo herir o acabar la vida de ninguna persona en el país”, aseguran.
La misiva relata algunos casos particulares, como el de Edwin Enrique Blaquicet, “arrojado a la población civil para que fuera linchado”, recibiendo “machetazos en su cabeza, brazos, espalda y piernas”; o Manuel Antonio, a quien habrían quemado los testículos con aerosol y un encendedor.
Uno de los colombianos fallecidos durante el operativo de las fuerzas haitianas, Javier Mauricio Romero, fue asesinado con “una granada de mano”, aseguran, tras “manifestar su intención de rendirse”, mientras que otro de ellos, Duberney Capador Giraldo, tras ser herido y tratado por un enfermero, recibió “un tiro de gracia”. El otro, Miguel Garzón, muere al dispararse “accidentalmente” intentando huir.
La carta continúa narrando la serie de torturas de las que abrían sido víctimas, antes de acabar en un alegato en favor de su “inocencia”, destacando que son “colombianos de bien” que han servido al país con anterioridad.
“Fuimos engañados por personas y empresas en Estados Unidos y Haití que buscan culparnos de unos hechos de los que no somos responsables. No permitan que se cometa una injusticia”, ruega el grupo de mercenarios.