Michael Albertus es profesor asociado de ciencias políticas en la Universidad de Chicago, y su área de interés es la desigualdad y redistribución, democracia y dictadura, las transiciones de régimen y la estabilidad, además de los conflictos civiles. En su último libro Authoritarianism and the Elite Origins of Democracy (Autoritarismo y la elite, los orígenes de la democracia), señala que en términos de diseño institucional, asignación de poder y privilegios, y experiencias vividas por los ciudadanos, la democracia a menudo no reinicia el juego político después de desplazar al autoritarismo. En conversación con La Tercera entrega su visión sobre el proceso constituyente que se inicia en Chile.
¿Qué elementos cree que deberían están incluidos en una nueva Constitución?
Eso es decisión de los chilenos. Algunas Constituciones van demasiado lejos al enumerar aspectos específicos. En mi opinión, una Constitución eficaz debe proteger los derechos básicos y proporcionar una vía de recurso para proteger esos derechos, delinear claramente las pautas institucionales como la separación de poderes y un sistema electoral para garantizar que ningún grupo pueda monopolizar el poder, y proporcionar mecanismos de ajuste, que no sean ni demasiado fáciles de acceder ni demasiado difíciles. Esto da a las generaciones futuras la capacidad de cambiar las reglas del juego de acuerdo con las formas en que cambian las ideas sobre la sociedad y las libertades personales.
¿Cuál es la importancia de redactar una nueva Constitución, que se construyó durante un régimen autoritario como el de Pinochet?
Muchas democracias heredan y operan bajo Constituciones del pasado autoritario. Estas Constituciones suelen proteger a las élites del Estado de derecho y les dan una ventaja injusta sobre la política y la economía después de la democratización. La reforma de estas Constituciones puede brindar a la democracia la oportunidad de comenzar de nuevo con un contrato social que trate a los grupos desfavorecidos de manera más justa y que nivele el campo de juego en términos de competencia económica.
La Constitución chilena ha sido reformada en el pasado. Hay quienes han insistido en la idea de que es más saludable de redactar una nueva, ¿está de acuerdo?
La reforma de una Constitución puede, bajo algunas circunstancias, dar lugar a la sustitución de una antigua por una nueva. Pero no siempre. En su esencia, las Constituciones establecen reglas para la toma de decisiones que asignan poder a ciertos grupos de personas o instituciones. Y si el acceso al poder es desigual, esas reglas tenderán a replicar el status quo. En esos casos, las reformas son restringidas y no cambian fundamentalmente las reglas políticas básicas del juego. Al cambiar las reglas para la toma de decisiones, la redacción de una nueva Constitución puede cambiar de manera más fundamental el equilibrio de poder dentro de la sociedad y entre las instituciones dentro del gobierno.
¿Qué consejo o recomendación le daría a quienes van a redactar la nueva Constitución?
Que consulten ampliamente y busquen opiniones de la mayor variedad posible de voces. Y una vez hecho esto, que deliberen con cuidado y no siempre de manera pública para equilibrar esas opiniones diversas con imperativos sociales más amplios.
Durante el proceso de redacción de la nueva Constitución, Chile tendrá elecciones en noviembre, ¿cómo podría afectar esto al proceso?
Esto podría afectar el proceso al cambiar el equilibrio de poder. Podría empoderar a algunos partidos y grupos políticos sobre otros de una manera que podría ser beneficiosa para el proceso de redacción de la Constitución o perjudicial, según el resultado de las elecciones. Pero agrega un elemento de riesgo.
¿Cómo es posible garantizar mayores niveles de transparencia y responsabilidad, ya sea al redactar la Constitución y el texto final?
Como mencioné anteriormente, es importante realizar consultas de manera amplia y transparente. Los redactores deben realizar foros públicos en todo el país durante un período de meses para facilitar y promover el debate público. Y deben proporcionar un mecanismo para aceptar y revisar las peticiones de los ciudadanos. También podrían considerar hacer públicos los borradores de la Constitución para que se realicen comentarios públicos, aunque esto también tiene el riesgo de galvanizar una posible oposición.
¿Qué cree que debería tener esta Constitución para tener éxito?
Nuevamente, esto es decisión de los chilenos. Pero debe tener la inclusión y la rendición de cuentas en su núcleo. Como mínimo, una nueva Constitución debería acercar el liderazgo al pueblo mediante la descentralización del sistema político y la introducción de mecanismos formales de consulta ciudadana y referendos. También podría consagrar mayores derechos para los sindicatos, establecer el cuidado de la salud y la educación como derechos fundamentales, garantizar la igualdad de las mujeres y otorgar mayor autonomía a los grupos indígenas.