Miles de migrantes hondureños comenzaron a caminar este viernes hacia la frontera con Guatemala, impulsados por la pobreza y la esperanza de llegar a Estados Unidos, donde algunos creen que el gobierno del presidente electo, Joe Biden, les dará una recepción mas cálida.

Rápidamente se dispersaron a lo largo de la carretera densamente transitada hacia los cruces fronterizos en el oeste de Honduras, y los cálculos sobre su número oscilaban entre los 2.000 o incluso más del doble. Alrededor de las 4 de la mañana, hombres jóvenes y familias enteras que cargaban niños se pusieron en marcha. Algunos lograron ser llevados en auto mientras que otros caminaban por la carretera escoltados por policías.

Al caer la noche, las autoridades guatemaltecas habían informado que recogieron solamente a pequeños grupos de hondureños y los regresaron a la frontera.

El jornalero Mainor García caminaba por la carretera sólo con una mochila, dijo tener miedo de la travesía, pero estaba dispuesto a correr el riesgo. Los huracanes “Iota y Eta destruyeron todas nuestras casas”, señaló.

Por su parte, Óscar Zaldívar, de 25 años, chofer de la localidad de Cofradía, dijo no tener más opción que irse de su país. “No hay de otra. Hay que salir de aquí, de este país, porque aquí vamos a morir igual”, fueron sus palabras.

La policía había establecido puestos de control en la carretera, pero sólo pedían documentos de identidad. Algunos agentes con equipo antidisturbios aguardaban en autobuses en diversos puntos a lo largo de la carretera, pero sin intervenir para detener a los migrantes.

El Instituto Guatemalteco de Migración indicó la tarde de este viernes que en el curso del día pequeños grupos de migrantes hondureños habían ingresado al país y unas 600 personas fueron regresadas voluntariamente a Honduras.

“La combinación de Covid-19, la exclusión social, la violencia y los desastres relacionados con el clima que ocurren al mismo tiempo con una magnitud rara vez vista antes en América Central plantean nuevos desafíos humanitarios”, señaló en un comunicado el Comité Internacional de la Cruz Roja.

“Hemos perdido todo en el huracán y no podemos estar así, conformes con lo que nos ha pasado”, explicó Santos Demetrio Pineda, uno de los participantes de una de las caravanas, en referencia a uno de los dos huracanes de categoría 4 que azotaron Honduras.

Además de agregar que “vamos a salir del país a pedir ayuda en donde nos reciban”.

Los gobiernos de los países que cruzarán parecieran estar más unidos que nunca para detener su avance.

El viernes, el Instituto Nacional de Migración de México (INM) mantenía su campaña disuasiva y difundió nuevamente videos que muestran a centenares de agentes y miembros de la Guardia Nacional ejercitándose en la frontera sur del país.

El comisionado del INM, Francisco Garduño Yáñez, señaló en un comunicado que “tenemos que garantizar en nuestro territorio nacional una migración ordenada, segura y regular, con respecto a los derechos humanos y políticas humanitarias”.

El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, decretó el miércoles por la noche el “estado de prevención” en la frontera con Honduras. Su decreto señaló la amenaza de que los migrantes ingresen al país sin la documentación adecuada y sin pasar los controles por la pandemia.

Guatemala exige una prueba negativa de coronavirus para entrar. Más de 2.000 agentes de la policía nacional y soldados esperarán en la frontera, indicó Giammattei.

Por su parte, México informó el miércoles que su gobierno y los de 10 países del Norte y Centroamérica estaban preocupados por los riesgos para la salud que supone el Covid-19 entre los migrantes que carecen de la documentación adecuada.

Un comunicado de la Conferencia Regional sobre Migración se deja entrever que México y Centroamérica podrían seguir rechazando a migrantes en base al riesgo percibido por la pandemia.

El grupo, formado por 11 países, expresó “preocupación por la exposición de los migrantes en situación irregular a situaciones de alto riesgo para la salud y su vida, principalmente durante la emergencia sanitaria”.

Las autoridades mexicanas dijeron el jueves que conversaron sobre migración con Jake Sullivan -a quien el presidente electo Joe Biden designó como asesor de seguridad nacional- y plantearon “la posibilidad de implementar un programa emergente de cooperación para el desarrollo en el norte de Centroamérica y el sur de México, en respuesta a la crisis económica provocada por la pandemia y los recientes huracanes que afectaron la región”.

Cuando cientos de hondureños trataron de armar una caravana el mes pasado, las autoridades los frenaron antes de que lograran llegar siquiera a la frontera con Guatemala. Otros intentos el año pasado fueron dispersados por las autoridades guatemaltecas antes de que entraran en territorio mexicano.