La manifestación que este domingo agitó la tarde madrileña tuvo un sonido característico: la de miles de llaves golpeándose una contra otra. Se trataba de la salida a las calles de ciudadanos, especialmente jóvenes, que mostraban su descontento por el difícil acceso a la vivienda en España.
Mientras la Delegación del Gobierno contabilizó en 22.000 los asistentes a la marcha, la federación de asociaciones de vecinos renegó de la cifra y estimó en 400.000 los manifestantes, mientras que el sindicato de inquilinas dijo que 100.000 llegaron a las calles madrileñas.
Bajo el lema “La vivienda es un derecho, no un negocio” y “Se acabó. Bajemos los alquileres”, cerca de 40 colectivos se congregaron para reclamar en la primera gran marcha del último tiempo respecto al problema habitacional, consignó el diario ABC. El periódico local también añadió que la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, ha sido el blanco de las críticas, incluso exigiendo su dimisión. Además de organizaciones sociales, partidos políticos como Podemos se hicieron parte de las protestas.
Si antes era la imposibilidad de comprar un departamento en la capital ibérica, ahora se suma lo que, según los asistentes a la marcha, es un aumento excesivo incluso en los arriendos de un piso. En concreto, según compiló el periódico El País, el 66% de las personas entre 18 y 34 años en España sigue viviendo en la casa de su familia, frente al 50% de 2010.
Las razones son varias. Por un lado, los precios relativos a la vivienda, ya sea compra o arriendo, han crecido más que los salarios en los últimos años, provocando que entre 2015 y 2023, la compra se encareciera un 47%, y el arriendo, un 58%. En cambio, las rentas solo aumentaron un 35% en el mismo período, y los salarios, un 17%, casi a la par con la inflación.
Las reivindicaciones fueron variadas, reportó ABC, pero los asistentes llegaron incluso a amenazar con una eventual “huelga” de arriendos, es decir, a dejar de pagar las cuentas. “Es el momento de que las inquilinas demos un paso al frente e iniciemos una escalada de movilizaciones hasta desembocar en una huelga de alquileres capaz de forzar a los rentistas a reducir el precio de los alquileres hasta un 50%”, se leía en la convocatoria a la manifestación.
En tanto, en el manifiesto leído por los organizadores, señalaron que “desde hace bastante tiempo, venimos constatando cómo este derecho fundamental para la vida se ha convertido en uno de los nichos de mercado más lucrativos para la banca, las grandes corporaciones y para empresas y rentistas dedicados a la especulación”.
También solicitaron una serie de medidas tras criticar la inacción de todas las pasadas administraciones políticas de España. Entre las peticiones destaca “imponer los topes de precios de la ley de vivienda estatal, ampliar el parque público de vivienda de alquiler protegido, aprobar una ley madrileña de vivienda, el fin de los desalojos sin alternativa habitacional o la suspensión inmediata de las licencias a pisos turísticos en zonas tensionadas”, detalló El País. Además de jóvenes, a la marcha asistieron migrantes aquejados por una situación similar a la de los españoles de menor edad.
La última manifestación relativa al tema ocurrió en la década pasada, cuando miles se vieron afectados por la crisis hipotecaria. La duda que se abre ahora es si los interpelados, es decir, el gobierno central, la Comunidad de Madrid y los ayuntamientos, responderán de alguna manera concreta en el corto o mediano plazo. Más atrás, hace 17 años, la calle también estalló bajo el lema “No vas a tener casa en la puta vida”, en octubre de 2007.
En redes sociales, esta crítica fue directa. El Sindicato de Inquilinas, uno de los grupos organizadores, escribió: “A los políticos y gobiernos: su tiempo se acabó. Perdieron cada oportunidad de arreglar esto por las buenas. No queremos más promesas, queremos que bajen los alquileres y queremos que bajen ya. Lo único que les pedimos es que asuman responsabilidades: ministra, dimisión”. Hacía referencia a la jefa de la cartera de Vivienda, Isabel Rodríguez.
También hubo dardos para la lideresa de la derecha tradicional española y presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La secretaria general de Comisiones Obreras-Madrid, Paloma López, criticó a la política del opositor Partido Popular (PP) por “una absoluta dejación de funciones”, refiriéndose a la negativa de la popular a aplicar la ley estatal de vivienda de España.
Circe y Marta son amigas que acudieron juntas a la protesta, quienes relataron al medio español El Mundo su realidad habitacional. “No vemos un proyecto de futuro en el que podamos tener una casa y una vida. Nuestros padres ahorraban viviendo de alquiler y conseguían el dinero para después comprar una casa, pero para nosotros es imposible. Nos obligan a vivir con una pareja y, si no la tienes, compartir piso, pero ¿hasta cuándo?”, se lamentaron.
Otro joven, que no quiso dar su nombre, complementa la postura asegurando que “la situación de la vivienda en Madrid es insostenible”, y apunta a que uno de los “problemas de fondo (…) radica en la falta de vivienda pública, lo que dificulta a las administraciones el poder influir en el mercado inmobiliario”.
Según El País, parte de las razones que explican los elevados precios en el acceso a la vivienda radican en la construcción, o, más bien, en la ausencia de esta. Durante la época de la burbuja inmobiliaria española, ya dos décadas atrás, llegaron a levantarse hasta 600.000 viviendas en un solo año. Desde entonces, la nación europea ha visto la construcción de un promedio de 90.000 cada 12 meses. Incluso en momentos de crisis, en la década de los 90 se levantaban el triple de viviendas, graficando la dimensión de la disminución del rubro.
Otro factor se suma a la crisis. En la anterior burbuja, la creación de nuevos hogares, es decir, de jóvenes o familias que se independizan de otro núcleo familiar, se frenó casi en seco. Sin embargo, en 2023 el número de hogares se duplicó de lo que venía siendo lo habitual, subiendo en 220.000 en aquel año, y estos no han activado la creación de una nueva vivienda.
Datos del Banco de España muestran que faltan unas 600.000 casas para compensar el desequilibro entre la ausencia de construcción y la creación de nuevos hogares. Todo esto, mientras conseguir hipotecas se hace más y más difícil.
Por otro lado, el 65% de los españoles dedica más de una cuarta parte de su sueldo a vivienda, pero un 31% le entrega el 40% de él. Otro dato que explica el presente: la brecha de riqueza entre jóvenes y mayores se ha disparado en los últimos 20 años. Si a inicios de los 2000 los ingresos por hogar eran similares entre personas de 35-40 años y las de 70, con una distancia de unos 150.000 euros como mediana, hoy, esa distancia se ha multiplicado por nueve. Mientras los jóvenes son más pobres que hace dos décadas -con una mediana de ingresos de 75.000 euros-, ahora los mayores alcanzan los 225.000, detalló El País.
La preocupación por el tema ha crecido en los últimos años, según encuestas. Si en 2023, la vivienda aparecía entre el puesto 10 y 15 en las necesidades descritas por los españoles, en junio de este año, el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reveló que era el segundo tópico de mayor relevancia entre otros 50, y en septiembre descendió unos lugares hasta la sexta posición.