Miles de personas ondeando banderas participaron este lunes en una serie de manifestaciones contra el proyecto de reforma del sistema judicial presentado por el gobierno de Israel, incluidas cerca de 60.000 que se concentraron en los alrededores de la sede del Parlamento ubicada en Jerusalén.
La propuesta, planteada por el ministro de Justicia, Yariv Levin, y respaldada por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, daría al gobierno control total sobre el nombramiento de jueces, incluidos los del Tribunal Supremo, y limitaría en gran medida la capacidad del tribunal de anular legislaciones que violen la Constitución, al tiempo que permitiría al Parlamento modificar leyes que consiga anular con una mayoría simple de 61 de los 120 diputados.
El Supremo tiene competencias para anular normas que considere contrarias a la ley básica israelí (con rango constitucional), por lo que quienes se oponen al plan creen que la reforma erosionaría la separación de poderes y debilitaría las bases formales de la democracia israelí.
Para el gobierno y sus partidarios, la medida mejoraría la democracia israelí al restaurar la paridad en la relación entre los legisladores electos y un Poder Judicial no electo e intervencionista, y garantizar que las decisiones del gobierno reflejen mejor las opciones electorales de la mayoría de la población.
Para los críticos, las propuestas, en cambio, dañarían la democracia israelí al otorgar demasiado poder al gobierno, poner en peligro los derechos de las minorías y eliminar los límites a la capacidad de Netanyahu para promulgar leyes que podrían permitirle escapar del castigo en su juicio por corrupción en curso. El premier niega que las propuestas sean para su beneficio personal.
En este sentido, los manifestantes portaban carteles con mensajes que incluían “no hay democracia sin igualdad” y “destruir el país para evitar un juicio”.
Las manifestaciones siguieron a un dramático discurso pronunciado el domingo por la noche por el Presidente Isaac Herzog, en el que pidió un compromiso y advirtió que la crisis había dejado al país “al borde del colapso constitucional y social” y posiblemente “un choque violento”.
Reconociendo que ambas partes deben hacer oír sus voces, Herzog presentó un plan de reforma de cinco puntos que incluía cambiar la forma en que se seleccionan los jueces y fortalecer elementos de la Ley Básica del país. Israel no tiene una Constitución escrita.
El ministro de Justicia israelí, Yariv Levin, dijo que si bien había “elementos positivos en su propuesta”, también había “elementos que perpetúan la situación anormal existente”.
Pero Levin dijo que la acción legislativa no debería detenerse por tales conversaciones, sino que “junto con el avance de la legislación, todos tenemos tiempo suficiente para poder hablar y llegar a acuerdos antes de la segunda y tercera lectura”.
El proyecto de ley pasó la votación del comité y se enfrentará a una primera lectura en el pleno de la Knesset, probablemente el miércoles.
La coalición de Netanyahu busca la revisión más radical del sistema legal israelí desde su fundación.
El más significativo de los cambios permitiría que una mayoría simple en la Knesset revocara los fallos de la Corte Suprema.
El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que rara vez expresa una opinión sobre la política interna israelí, pidió consenso en una declaración al New York Times el domingo: “La genialidad de la democracia estadounidense y la democracia israelí es que ambas se basan en instituciones sólidas, en controles y equilibrios sobre un Poder Judicial independiente. Construir un consenso para los cambios fundamentales es realmente importante para garantizar que la gente los acepte para que puedan mantenerse”.
Netanyahu, por su parte, acusó a los líderes de la oposición de “arrastrar al país a la anarquía”, instándolos a “mostrar responsabilidad y liderazgo”.
“Hago un llamado a los líderes de la oposición: paren. Dejen de llevar deliberadamente al país a la anarquía. Contrólense, muestren responsabilidad y liderazgo”, dijo el premier en un mensaje de video. “La mayoría de los ciudadanos israelíes no quieren la anarquía. Quieren una discusión sustantiva y al final quieren unidad”.
Los líderes de la oposición, incluido el exprimer ministro Yair Lapid y el exministro de Defensa Benny Gantz, se dirigieron antes a los manifestantes.
Yohanan Plesner, presidente del Instituto de Democracia de Israel, dijo a CNN que si se aprueba la legislación, podría resultar en “un cambio fundamental en la naturaleza de Israel” que podría tener implicaciones sociales significativas en el futuro.
Sostuvo que podría ocurrir un enfrentamiento si la Corte Suprema decide anular la nueva legislación, que luego podría ser anulada por el Parlamento y el gobierno, y esa medida, a su vez, podría ser considerada ilegal por la Corte Suprema.
“Y luego tendremos un punto muerto constitucional donde no hay un mecanismo acordado para tomar una decisión”, dijo a CNN, y agregó que ese escenario no es probable por ahora. “Diría que esto es una amenaza que se avecina, pero aún tenemos que descubrirlo”.
Es probable que las protestas se intensifiquen a medida que el proyecto de ley avance en la Knesset, dijo.