Militares de Ecuador fortalecieron este domingo la seguridad en el exterior de la principal cárcel de Guayaquil en la que murieron 68 presos, en una masacre descrita por el gobierno como “barbarie”, con cuerpos quemados y macheteados.
Los soldados, con fusiles y escopetas, reforzaron el cordón de seguridad en los alrededores de la cárcel Guayas 1, en apoyo a los policías, cuya presencia también aumentó, constató la AFP.
“Actualmente, no se registran incidentes en los centros de privación de libertad del país”, expresó el domingo el gobierno en un comunicado.
Enfatizó que en todas las penitenciarías “se mantiene el orden y control; y las actividades se desarrollan con normalidad” tras una matanza carcelaria que se suma a la que bandas del narcotráfico protagonizaron en septiembre con 119 fallecidos.
Entre la noche del viernes al sábado, internos se enfrentaron con armas de fuego y explosivos pese al estado de emergencia que rige en las sobrepobladas penitenciarias de Ecuador, donde este año han sucedido algunas de las mayores masacres en la historia carcelaria de Latinoamérica.
En la más reciente, los enfrentamientos estallaron cuando una de las bandas invadió el bloque 2 para matar a miembros de un grupo enemigo, dejando 68 presos fallecidos y 25 heridos, de acuerdo con la Fiscalía.
El gobernador de la provincia del Guayas (cuya capital es Guayaquil), Pablo Arosemena, describió el sábado que en el reclusorio Guayas 1 ocurrieron “cruces de bala muy intensos” y una “situación de salvajismo”.
“Se va a armar ya la guerra”
Imágenes divulgadas por redes sociales muestran a reclusos prendiendo fuego y macheteando cuerpos ensangrentados.
Un hombre que pidió no ser identificado compartió el audio que su hijo -detenido desde marzo en ese reclusorio por un caso de drogas- le envió poco antes de la matanza, a la que sobrevivió.
“Quiero decirte que te amo mucho y que cuides a mi hermana, que ahorita se va a armar ya la guerra, ya vinieron a dar la luz verde (para) que abran todos los pabellones para enfrentarse con el enemigo y no se qué es lo que vaya a pasar”, expresó el joven.
“Estoy asustado con mi amigo (de celda), pero no se puede hacer nada. Esto cada vez se pone feo”, agregó.
La secretaría (ministerio) de Derechos Humanos indicó el domingo que fueron reconocidos los cuerpos de 41 de los 68 fallecidos, y entregados 15 a sus familiares.
El director de Medicina Legal de la Policía, coronel Marco Ortiz, informó que a otros 16 cuerpos no se les ha podido tomar las impresiones dactilares debido a las “condiciones” en las que se encuentran, por lo que serán sometidos a investigaciones antropológicas y genéticas.