Llegar desde Palestina a Chile no es sencillo, y menos en estos días. Pero así lo hizo el exprimer ministro Mohammad Shtayyeh, tras un viaje de cuatro horas a Jordania y un vuelo de 15 horas de Qatar a Santiago, donde dice sentirse muy a gusto.

Minutos antes de iniciar esta entrevista, un grupo de personas pregunta de quién se trata. Vestido de terno impecable, su rostro destacaba de inmediato en las calles del barrio París-Londres. “Es el exprimer ministro de Palestina”, explican. Tras un abrazo y un breve intercambio en inglés y español, algunos transeúntes le piden una fotografía. Él accede, encantado.

“Estamos orgullosos de nuestros hermanos palestinos en Chile, porque, además de haber contribuido al éxito del país, están izando la bandera palestina en el corazón de Santiago. Chile es un buen amigo de Palestina. No solo el Presidente, el gobierno y el Parlamento, sino también la gente, el ciudadano de a pie”, dice a La Tercera.

¿Cómo describiría la situación actual en Palestina a un año del comienzo de la guerra?

Es realmente catastrófica. En el último año, Israel ha cometido un grave genocidio contra nuestro pueblo, utilizando el hambre como arma para matar. Según las imágenes por satélite que he visto, 281.000 viviendas han sido destruidas entre parcial y totalmente. Pero también están los palestinos de Cisjordania. El jueves por la noche, en un campo de refugiados en la zona de Tulkarem, 13 palestinos fueron asesinados en una noche. El Ejército israelí ha ocupado toda Gaza, y ahora ocupan Cisjordania, lo que significa que el territorio palestino está ahora completamente bajo la ocupación militar directa del Ejército israelí.

Dolientes se reúnen junto a los cuerpos de los palestinos muertos en ataques israelíes, en medio del conflicto entre Israel y Hamás, en el hospital Al-Aqsa de Deir Al-Balah, el 18 de junio de 2024. Foto: REUTERS.

¿Cuál es su opinión sobre estos ataques en Cisjordania?

El peligro de los ataques no proviene, la mayoría de las veces, del Ejército, sino de los colonos judíos. Actualmente, el 90% del Ejército que está en Cisjordania son colonos, porque todos los israelíes tienen que servir en el Ejército. Así que son muy violentos. No se trata de matar gente, sino de quemar árboles, de cortar olivos, se trata de puestos de control. Bajo este gobierno israelí, la situación se deteriora día a día, y lo que nosotros y los israelíes conseguimos en los viejos tiempos está ahora totalmente destruido. No hay confianza, no hay conversaciones.

¿Es un ataque contra el futuro de Palestina?

Sí. Israel está emprendiendo cuatro guerras contra nosotros. Primero, una contra la geografía y las infraestructuras: tomando tierras, destruyendo hospitales, escuelas, carreteras. La segunda guerra es demográfica. Además del número de personas asesinadas, hay una destrucción sistemática de casas y hogares. En tercer lugar, la guerra del dinero. No podemos pagar los sueldos a nuestros funcionarios, porque Israel está deduciendo dinero de nuestros impuestos. Dicen: “Ustedes pagan asistencia a las familias palestinas de los prisioneros, y esto significa que están incitando a la violencia”. Nosotros decimos que tenemos que ayudar a las familias de los mártires. ¿Quiénes son los mártires? Las familias de los mártires son huérfanos, mujeres viudas a las que los israelíes mataron a su marido. Nos ocupamos de ellos, porque es una tradición y somos personas responsables. Por ejemplo, el mes pasado, de mil millones de shekels, que son unos 350 millones de dólares, Israel se llevó 600 millones de shekels. Y ahora dicen: “Un israelí resultó herido en Cisjordania o en Tel Aviv. Los palestinos lo hicieron, así que le damos dinero de su indemnización”. Es una locura. Y la última guerra, la de la narrativa. Nosotros dimos nombre a Palestina. Israel está diciendo “esto no es territorio ocupado, es territorio en disputa”, y Naciones Unidas y los estadounidenses dicen que es territorio ocupado. La guerra es contra todo: infraestructura, mezquitas, iglesias, escuelas, universidades, lo que sea. Es más fácil enviar un contenedor de productos de Palestina a Australia que enviarlo de Ramala a Gaza. Lo que Israel intenta es hacernos la vida imposible. ¿Por qué? Porque Israel quiere echar a la gente de Gaza. Nadie se fue. Los palestinos decidimos morir en nuestra tierra. No la abandonaremos.

Un hombre palestino camina por un barrio devastado durante la ofensiva militar israelí, en medio del conflicto entre Israel y Hamás, en Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza, el 10 de julio de 2024. Foto: REUTERS.

Tras los ataques de Israel contra Líbano, ¿parece más lejana la posibilidad de un alto el fuego? ¿Es una cortina de humo?

No, no es una cortina de humo. Es algo muy serio. Desde el primer día, (el primer ministro israelí, Benjamin) Netanyahu quería, primero, ser reelegido, así que busca ser un héroe. A lo largo de la historia, no ha habido héroes en la paz. Todos los héroes están en la guerra. Segundo, si se detiene, su coalición se derrumbará. Tercero, si se detiene, irá a la cárcel, porque está en juicio por corrupción, así que es su interés personal mantener la matanza en Gaza y ampliar el conflicto hasta el 5 de noviembre. ¿Por qué? Porque Netanyahu quiere influir en las elecciones estadounidenses, que gane Trump y no quiere a Biden, a quien no escucha. Netanyahu no escucha porque sabe cómo chantajear a Estados Unidos. No tenía buena relación con Biden, así que lo esquivó hasta llegar al Congreso. El secretario (de Estado, Antony) Blinken hizo 13 viajes a la región, pidiendo a Netanyahu que detuviera el genocidio en Gaza. Nunca escuchó, porque tiene su propia agenda. Pero ahora está siendo juzgado en la Corte Penal Internacional, e Israel ha perdido el caso en la Corte Internacional de Justicia, y creo que si la comunidad internacional es seria, Netanyahu terminará en la cárcel. Así que la guerra regional tiene que ver con que Netanyahu quiere involucrar a EE.UU. en una guerra contra Irán. Quiere que los estadounidenses hagan el trabajo en su nombre, por lo tanto, es una táctica, no es una estrategia, para que la región parezca en ebullición.