El 23E sorprendió a Moisés Naím en el Foro Económico Mundial, en Davos. Pese a los poco más de 8.000 km de distancia con Caracas, el intelectual, economista y analista venezolano ha seguido de cerca los últimos acontecimientos en su país. "Sin duda es la amenaza más crítica que ha tenido Nicolás Maduro en su presidencia", comenta al teléfono desde la ciudad suiza. En esta entrevista con La Tercera, el investigador del Carnegie Endowment for International Peace y columnista del diario español El País analiza el efecto de las masivas manifestaciones opositoras del miércoles y la autoproclamación del diputado Juan Guaidó como "Presidente encargado" de Venezuela.
¿Estamos ante un punto de inflexión en la crisis venezolana? ¿Puede que este sea el momento más crítico para Maduro?
Sí, sin duda es la amenaza más crítica que ha tenido Maduro en su presidencia. Es un cambio importante en la dinámica política del país, pero hay que verlo como el comienzo de una nueva etapa prolongada, esperanzadora, positiva, pero también compleja y que va a estar llena de esperanzas, aunque también de frustraciones y de peligros.
A partir de los eventos del miércoles, muchos pensaban que los hechos podrían precipitarse. Sin embargo, usted habla del "comienzo de una nueva etapa prolongada". ¿Por qué?
La meta final es la reestructuración de Venezuela, el restablecimiento de libertades democráticas, la recuperación de la seguridad ciudadana, controlar la hiperinflación, aumentar la capacidad del país de generar las divisas necesarias para importar comida y medicinas que necesita el país, es la capacidad de generar y estimular inversión para reconstruir el sector privado, el sector petrolero. Hay una larguísima lista de tareas que hay pendientes. Pero la misión que se le dio a Guaidó no es la de reconstruir, relanzar, rehacer el país. A él, el mandato que se le dio es ser el Presidente interino para que organice elecciones democráticas, imparciales, transparentes, auditadas y observadas por expertos internacionales a la brevedad. No sé si la brevedad son seis meses o es un año, no sé cuán destruido está el sistema electoral, pero ciertamente aquí hay una primera etapa en la cual rápidamente, cuan pronto se pueda, hay que ir a elecciones y al mismo tiempo, cuan pronto se pueda, hay que rescatar la capacidad del país de darle comida y medicinas a su gente.
Pero hoy en Venezuela hay dos presidentes. ¿Considera que la estrategia encabezada por Guaidó es la correcta, al plantearse como Presidente encargado y desafiar así al régimen de Maduro?
En estos asuntos todas las estrategias, todas las decisiones tienen aspectos positivos y negativos. El no haberlo hecho también habría tenido aspectos positivos y negativos. Yo creo que lo que importa es el neto, que los positivos sobrepasen a los negativos y creo que en este caso la estrategia que él siguió, al final, tiene elementos positivos. Eso no quiere decir que no tiene riesgos, peligros y problemas, pero creo que es lo que hay que hacer, y la mejor evidencia de que esto tiene impacto positivo es que hay decenas de países que han desconocido a Maduro como Presidente legítimo de Venezuela y reconocido a Guaidó. Eso no es poca cosa.
Sin embargo, Rusia, China, Turquía e Irán han manifestado su apoyo a Maduro. ¿Este tipo de respaldos lo fortalecen?
Por supuesto. No solo lo fortalecen, sino que él depende de los dictadores del mundo para permanecer en el poder. Ahora, estos gobiernos que usted ha mencionado, ¿qué tienen en común? Uno, son dictaduras. Dos, tienen intereses económicos y geopolíticos en Venezuela. Tres, claramente estamos entrando en una nueva edición de lo que se llama el gran juego geopolítico. Si China hubiera dicho que no reconoce a Nicolás Maduro como el Presidente legítimo de Venezuela, China probablemente perdería entre US$ 50.000 millones y US$ 60.000 millones. Esa es la deuda que ha sido contraída por el gobierno de Venezuela de Nicolás Maduro con China, que muchos consideran una deuda ilegítima. Entonces China está obligada a apoyar a Maduro porque le debe mucho dinero, tienen que recuperar el dinero que le deben. Rusia tiene intereses enormes en el ámbito petrolero, ellos ahora son dueños de una parte importante del petróleo de Venezuela. Maduro les dio campos petroleros importantes para que los operaran. Y lo otro es que Putin está haciendo todo lo posible para mostrar una cosa que en un momento le dijo Barack Obama, que Rusia no era más una superpotencia, que era, en todo caso, una potencia regional, cosa que ofendió muchísimo a Putin. Y Putin está comprometido a que su política internacional restablezca la preeminencia que haga que Rusia sea una superpotencia. Lo ha logrado en Siria y ahora para él es muy importante mostrar que él es un jugador importante, que Rusia es un jugador muy importante en Venezuela y eso lo hace apoyando a Maduro en este momento. Y puedo seguir con el análisis de cuáles son los intereses de los otros países iliberales, autocráticos, que están apoyando a Maduro. Cada uno tiene intereses muy específicos que proteger y solo los pueden proteger si Maduro está en el poder.
El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, calificó como "sumamente peligroso" lo sucedido el miércoles. Todos coinciden en que el apoyo de las FF.AA. es clave para la permanencia de Maduro en el poder. ¿Cuán férreo es el respaldo al gobierno entre los militares? ¿Solo se basa en el alto mando?
Los militares primero que militares son venezolanos. Eso quiere decir que viven en Venezuela y sus familias viven la carestía de alimentos, de medicinas, la inseguridad, etc. No estoy hablando de los generales y de los altos mandos que tienen acceso a privilegios, estoy hablando de la masa militar. Esta masa militar no puede estar contenta con el estilo de vida que tiene y no puede estar contenta de salir a la calle asustada de que alguien los reconozca como militares, muchos de ellos simplemente cuando van a sus casas tienen que quitarse el uniforme porque ahora es una vergüenza andar por las calles de Venezuela con uniforme militar. Pero, por otro lado, quienes los comandan por supuesto que apoyan a Maduro, porque derivan de él beneficios y privilegios. Pero también tienen que tener mucho cuidado, porque sus colegas que no han sido leales o de los cuales hay dudas sobre su lealtad han sido encarcelados, torturados, algunos han sido asesinados. Muchos están exiliados. O sea, ha habido una campaña fortísima de violación de derechos humanos contra los militares venezolanos que no declaran su entusiasmo y su apoyo incondicional al régimen de Maduro.
En ese sentido, Guaidó les ofreció una amnistía a los militares que abandonen a Maduro. ¿Cree que esa propuesta puede surtir efecto, en el sentido de fracturar los apoyos en las FF.AA.?
Por supuesto que sí. Es muy importante que los militares entiendan que si ellos no están involucrados en crímenes de lesa humanidad, que si no son narcotraficantes, que si no están involucrados en bandas criminales -muchos de ellos sí lo están-, que si son militares decentes que están tratando de hacer su trabajo, es perfectamente legítimo que tengan la amnistía, que se sientan bienvenidos, que puedan abandonar al régimen de Maduro y abrazar al gobierno legítimo de Venezuela que hoy en día es el de Juan Guaidó.
El Grupo de Lima en los últimos meses ha actuado de manera cohesionada contra el régimen de Maduro. ¿Considera que la llegada de Jair Bolsonaro al gobierno de Brasil ha fortalecido la ofensiva regional contra Caracas?
No la de los otros países, los otros países estaban en eso también cuando Dilma Rousseff estaba en el poder. Estaban claros (en su objetivo). Lo único que Bolsonaro hizo con su llegada es hacer que Brasil, la democracia más grande de América Latina y una de las más grandes del mundo, esté alineado con la democracia venezolana. Entonces eso es una bienvenida y una ruptura con el pasado encarnado por Lula da Silva y Dilma Rousseff, que tenían solidaridades automáticas con Venezuela y que tenían unas sociedades comerciales ilícitas con Odebrecht.