Un nuevo caso de un menor inmigrante de Guatemala fallecido bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos golpeó al mundo durante la Navidad. Se trata de un niño de ocho años que murió en la madrugada de hoy en un hospital en Alamogordo, una ciudad de uno 30.000 habitantes del Estado de Nuevo México, luego de haber sido detenido por cruzar de manera ilegal a ese país.
Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) el pequeño, que presentaba "señales de estar enfermo", fue trasladado el lunes junto a su padre al centro de salud, donde le diagnosticaron fiebre y un resfriado. Además, los médicos le habrían recetado amoxicilina e ibuprofeno y posteriormente le dieron el alta. Sin embargo, de acuerdo con el comunicado de la institución, el menor volvió al hospital esa misma noche, con náuseas y vómitos. Horas más tarde falleció y aún no se han determinado las causas del deceso.
La situación revive la polémica sobre el trato que reciben los menores que son detenidos por autoridades migratorias norteamericanas. Ello, luego de que el pasado 6 de diciembre, Jackeline Caal Maquin, una niña de siete años, murió deshidratada poco después de cruzar la frontera de México con Estados Unidos.
En esa oportunidad, los agentes de la aduana señalaron que la pequeña no había comido ni bebido durante días. Así, en el pueblo de Raxruhá, un municipio del norte de Guatemala en el que nació Caal, se realizó hoy el funeral de la víctima tras su repatriación.
Polémica nacional
Las cifras de detenciones en la frontera de Estados Unidos subieron significativamente en 2018 respecto del año anterior. La mayor parte de ese aumento se debe a la llegada de familias con niños. En todo el presente año fiscal (desde septiembre de 2017 a septiembre de 2018), fueron detenidas casi 400.000 personas, mientras que solo en octubre y noviembre la cifra llega a 100.000 personas.
El aumento de la llegada de familias llevó al gobierno de Donald Trump a una política radical de separación de padres y niños, como forma de disuasión. Sin embargo, la indignación internacional obligó a cancelarla, generando dudas sobre las condiciones en las que son detenidos los inmigrantes irregulares en la frontera sur de ese país.