Al menos una persona murió hoy y más de 150 resultaron heridas por un ataque con granada cometido en Adís Abeba en un multitudinario mitin de apoyo al nuevo y reformista primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, que salió ileso.

En el último parte divulgado en su cuenta de la red social Twitter, el ministro etíope de Sanidad, Amir Aman, indicó que el balance de víctimas, de momento, asciende a un muerto y 156 heridos, de los que nueve se hallan en estado grave.

El ataque fue el oscuro final de un acto en la famosa plaza de Meskel, abarrotada por decenas de miles de personas, que empezó con aire festivo y el visible entusiasmo patriótico de los congregados ante el aperturismo que representa el Gobierno de Abiy.

En su primer gran baño de masas en Adís Abeba desde que accedió al poder este abril, el mandatario colgó su traje oficial y lució para la ocasión un sombrero marrón y una camiseta verde, un colorido atuendo símbolo de los nuevos vientos que soplan en Etiopía.

La fiesta terminó con una explosión que ocurrió poco después de que terminara su discurso Abiy, quien fue evacuado urgentemente del escenario del acto por sus guardaespaldas, según se pudo ver en imágenes difundidas por la Agencia de Noticias Etíope (ENA).

En una comparecencia en la televisión estatal instantes después del suceso, el mandatario, vestido aún con la camiseta verde, aseveró que fue "un ataque bien orquestado" que describió como "un fallido intento de fuerzas que no quieren ver una Etiopía unida".

El primer ministro prometió que ataques de este tipo no impedirán a la coalición gobernante, el Frente Democrático Revolucionario Etíope (EPRDF), aplicar su programa reformista.

"Quiero asegurarles que no hay vuelta atrás en Etiopía", subrayó el primer ministro, quien envió sus condolencias a las víctimas del ataque y aseguró que los responsables rendirán cuentas ante la Justicia.

"El amor -agregó- siempre gana. Matar a otros es una derrota. A aquellos que intentaron dividirnos, quiero decirles que no han tenido éxito".

La Policía Federal informó de que ha detenido a seis sospechosos que están siendo investigados en relación con el incidente, que ocurrió detrás del escenario del mitin, al que acudieron decenas de miles de personas.

Miembros del comité organizador afirmaron en redes sociales que un individuo pretendía lanzar la granada al escenario en el momento en que Abiy iba a marcharse, pero varias personas intentaron impedirlo y fue cuando estalló el artefacto.

De acuerdo con el diario local Addis Standard, la Policía cree que fue "un intento de asesinato" del primer ministro, quien visitó a víctimas del ataque en un hospital, de quienes elogió su "coraje", informó su jefe de gabinete, Fitsum Arega.

Las muestras de solidaridad internacional con Etiopía fueron abundantes, como la de la Delegación de la Unión Europea (UE) en Adís Abeba, que condenó en su cuenta de Twitter "el cobarde ataque de hoy" y mandó sus condolencias al pueblo y el Gobierno etíopes.

En similares términos se expresó la Embajada de EEUU, al remarcar que "la violencia no tiene sitio mientras Etiopía persigue reformas políticas y económicas significativas".

El presidente de Yibuti, Ismail Omar Guelleh, condenó "de manera contundente" el "intento de ataque con el primer ministro Abiy Ahmed".

"Este intento de ataque lleva la firma de pequeños grupos que quieren rechazar las radicales reformas para desarrollar y fortalecer la unidad nacional iniciadas por el primer ministro tan pronto llegó al poder", añadió Guelleh, primer mandatario con el que se reunió Abiy en su primer viaje al extranjero, en Yibuti.

El presidente de Somalia, Mohamed Abdullahi Mohamed Farmaajo, que dijo haber hablado hoy por teléfono con Abiy, afirmó que "estos actos de unos pocos cobardes no impedirán el progreso en Etiopía".

Abiy, que accedió al poder el pasado abril, es un político reformista de 41 años que ha adoptado medidas favorables a una época más democrática y de mayores libertades en Etiopía, un aperturismo rechazado por sectores conservadores de la coalición gobernante.

El primer ministro tomó las riendas del Gobierno tras la inesperada dimisión en febrero de su antecesor, Hailemariam Desalegn, quien decretó el estado de emergencia en respuesta a una creciente ola de protestas populares.

Entre otras medidas, Abiy ha levantado el estado de emergencia, ha puesto en libertad a presos políticos, ha ofrecido diálogo a la oposición y ha anunciado la liberación parcial de sectores económicos estratégicos como la aviación o las telecomunicaciones.

El mandatario también ha decidido aceptar y aplicar el acuerdo de paz de 2000 con Eritrea, que se independizó de Etiopía en 1993, pero disputas fronterizas llevaron a ambos países a una guerra (1998-2000).