Multitudes se congregaron este martes frente las prisiones de Myanmar a la espera de por lo menos poder ver a los amigos y familiares que serían liberados en virtud de la amnistía concedida a las personas detenidas por protestar contra el régimen militar.

El líder militar de Myanmar, el general Min Aung Hlaing, anunció el lunes la amnistía para más de 5.600 personas. La televisión estatal dijo que incluía a 1.316 convictos que serían liberados de las cárceles de todo el país y a otros 4.320 en espera de juicio cuyos cargos serían suspendidos.

El anuncio se produjo tres días después de que la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) hiciera un poco común desaire al negarse a invitar a Min Aung Hlaing a una cumbre venidera, a pesar de que Myanmar forma parte del bloque de 10 miembros.

La decisión reflejó la frustración de la ASEAN por el continuo retraso a la visita al país de su enviado especial, que fue nombrado como parte de una iniciativa para encontrar una salida a la violenta crisis que se ha apoderado de Myanmar desde que el ejército derrocó al gobierno elegido de Aung San Suu Kyi en febrero.

El gobierno se había negado a conceder la petición del enviado especial, el segundo ministro de Asuntos Exteriores de Brunei, Erywan Yusof, para reunirse con Suu Kyi, quien está detenida desde el golpe de Estado y está siendo juzgada por varios cargos que, según sus defensores, tienen una motivación política.

En la prisión de Insein, en Yangon, que durante décadas ha sido el principal lugar de detención de los presos políticos, salieron de las puertas una serie de autobuses con detenidos liberados, que se abrieron paso entre una multitud jubilosa.

Algunos gritaban de alegría y entregaban rosas a través de las ventanas abiertas de los vehículos.

Los familiares se abrazaron y lloraron al reunirse después de meses de incertidumbre para algunos, dado que el aislamiento de los presos aumentó por las medidas de confinamiento destinadas a ayudar a contener la pandemia de coronavirus.

Una de las reclusas liberadas, que no quiso identificarse para no llamar la atención de las autoridades, lloraba de pie fuera de la prisión y hablaba con su hija por un celular.

“Tu madre está libre del sufrimiento”, dijo mientras enjugaba sus lágrimas. “Por favor, ven y espérame abajo, hija mía. Soy libre”.

El lunes por la noche se produjeron escenas similares cuando comenzaron las liberaciones.

Sin embargo, 11 de las 38 personas que fueron liberadas el lunes por la noche de la prisión de Meiktila, en el centro de Myanmar, volvieron a ser detenidas en la puerta de la cárcel, dijo una persona cercana a la familia de un preso. Entre los que volvieron a ser detenidos se encontraban funcionarios y miembros del partido Liga Nacional para la Democracia, al que pertenece Suu Kyi, así como manifestantes callejeros, dijo el hombre, que habló bajo condición de anonimato porque temía que las autoridades le castigaran por hablar con los medios de comunicación.