A dos meses de la primera vuelta, y tres del eventual balotaje presidencial en Argentina, la agenda de las violaciones a los derechos humanos se volcó hacia la candidatura del economista libertario Javier Milei y su compañera de fórmula a la vicepresidencia, la abogada Victoria Villarruel, luego de que esta última volviera a expresar su visión sobre lo ocurrido en la dictadura que golpeó al país entre 1976 y 1983.
El tema, que ha resurgido en múltiples ocasiones durante los últimos años, volvió a la palestra pública luego de que el diputado y candidato presidencial confirmara que sería Villarruel, hija de un veterano de las Malvinas y cercana al movimiento pro familia militar, quien estaría a cargo de los temas de seguridad, defensa e inteligencia nacional, además de la Agencia Federal de Inteligencia en un eventual gobierno libertario.
Entre sus declaraciones más polémicas, destaca su tesis de que “no fueron 30.000″ desaparecidos durante la dictadura, idea a la que el propio candidato presidencial de La Libertad Avanza adscribe, como quedó patente en San Miguel de Tucumán a fines de 2022 cuando, tras ser consultado por un periodista sobre su opinión sobre el período, gritó de vuelta: “¿Me podés mostrar la lista completa de los 30 mil desaparecidos?”.
Recientemente, y a raíz de que fuera catalogada como una negacionista por el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, y la legisladora porteña Victoria Montenegro, Victoria Villarruel reaccionó llamándolos “familiares de terroristas”. Tanto Pietragalla como Montenegro son hijos de víctimas de la dictadura, e incluso fueron secuestrados y luego su identidad restituida tras la intercesión de las Abuelas de Plaza de Mayo.
En otra entrevista concedida a A24, Villarruel aseguró que intentará cerrar el Museo de la Memoria de llegar al poder, ya que, en su opinión, se trata del “museo de la desmemoria” o de un “museo donde la memoria perdió la memoria”.
Para Rodrigo Lloret, politólogo y doctor en Ciencias Sociales, las ideas que encarna Milei y su equipo de trabajo quiebran “un consenso que fue iniciado por Raúl Alfonsín –con gestas históricas como la presentación del Informe de la Conadep y la realización del Juicio a las Juntas–, y luego continuado por Néstor Kirchner –con la derogación de las leyes de Punto Final y de Obediencia de Vida y el impulso a los juicios contra represores que continúan hasta el día de hoy–”, escribió el sábado pasado en una columna para el periódico Perfil.
“Se trata también de un consenso que, a pesar de tener inocultables diferencias, ni siquiera fue alterado por Carlos Menem, Fernando de la Rúa ni Mauricio Macri. Ningún presidente surgido desde 1983 puso en duda que la condena a los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar fue el sustento en el que se asentó la democracia argentina. Pero eso puede cambiar porque Milei amenaza con romper el paradigma”, agregó.
La situación escaló hasta el propio Presidente de Argentina, Alberto Fernández, en un hecho atípico de esta carrera presidencial.
Críticas (no tan) indirectas
El mandatario –que se ha plegado a la decisión de ceder el control de la campaña a Sergio Massa, su ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria, la coalición oficialista–, rompió su silencio electoral durante este lunes para criticar de forma indirecta (o, más bien, sin nombrarlo) a Javier Milei y a su círculo cercano, que lograron convertirse en la fuerza política más votada durante las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del pasado 13 de agosto.
Fue durante el inicio del XXVII Congreso Nacional del Agua en donde Alberto Fernández aseguró que “estamos en un tiempo” en el que “negacionistas no solo niegan la existencia del terrorismo de Estado”, sino también la “existencia del cambio climático”, consignó la prensa local.
Sus palabras iban dirigidas a La Libertad Avanza, donde, además de poner en duda los hechos relativos a las violaciones a los derechos humanos acreditados por la justicia trasandina, también plantean que no existe el cambio climático. El propio Milei, en su fugaz visita a Chile, hizo referencia a esta supuesta “farsa”, a la que en 2021, en su época de candidato a la diputación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dijo en una entrevista que era una “mentira del socialismo” que buscaba “sembrar miedo”.
Fernández también lamentó que “parece que les va bien” a los negacionistas, y dijo en tono duro que “el verdadero secreto parece ser cómo algunos acumulan dólares y riquezas mientras otros se mueren por falta de agua”.
“No es un tema religioso, es un tema científico. Está definitivamente comprobado cómo el consumo de energías fósiles fue recalentando el globo terráqueo y cómo con ese recalentamiento se generaron enormes sequías, deshielos en los polos y glaciares, baja en los mares y sequía en los ríos”, cerró el mandatario.
El rol de la vicepresidenta
Las acusaciones de negacionismo no son nuevas para la candidata a la vicepresidencia por La Libertad Avanza. Posiblemente, su cercanía al mundo militar la llevó a crear y presidir el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTyV), por allá en 2003, logrando el carácter de organización civil tres años después.
Pese a que Argentina es uno de los pocos países latinoamericanos en que se dio un amplio consenso con relación a la dictadura, este no fue absoluto. Desde el CELTyV, Victoria Villarruel hizo suya la lucha por defender a las “víctimas del terrorismo de izquierda”, afirmando que quienes “hicieron atentados en los 70 tomaron el poder, reescribieron la historia y se garantizaron la impunidad”, ha planteado en el pasado.
Ya en 2010, 11 años antes de que lograra un asiento en la Cámara de Diputados en 2021, la abogada defendía su postura en medios de comunicación. Fue en una entrevista en La Nación donde aseguró que “la expresión terrorismo de Estado no solo es desafortunada, sino también confusa”.
Consultada por las desapariciones, asesinatos y robos de bebes, Villarruel desestimó los hechos y comparó a las “víctimas inocentes” de las organizaciones guerrilleras con los 1.182 condenados por delitos de lesa humanidad en 325 juicios distintos.
Para la abogada, “si entendemos que el terrorismo de Estado es la violación masiva de derechos humanos, como algunos han intentado definirlo, puedo garantizar que el gobierno actual queda perfectamente encuadrado en esta definición, porque el Estado hoy está violando masivamente los derechos humanos de las víctimas del terrorismo”, haciendo un paralelo entre el gobierno de la entonces Presidenta Cristina Kirchner y la dictadura militar que se desarrolló entre 1976 y 1983.
Su postura poco ha cambiado en comparación con el presente. Durante una entrevista con La Nación+, la semana pasada, Villarruel aseveró que “a Javier Milei y a mí se nos cuestiona y se nos cuelgan motes de lo más despectivos. Estoy acostumbrada a tolerar la crítica aun cuando la crítica es sumamente injusta con mi persona. Por ejemplo, a mí se me cuelga el mote de negacionista, de defensora de genocidas. No soy ni fui nunca abogada de ningún uniformado acusado de delitos de lesa humanidad. He defendido a víctimas del terrorismo. Y, sin embargo, se me cuelga esa galleta constantemente”, planteó.
En aquellos días, la candidata a la vicepresidencia se había involucrado en una polémica con Horacio Pietragalla Corti y Victoria Montenegro, secretario de Derechos Humanos de la Nación y legisladora porteña, respectivamente. Ambos son hijos de víctimas de violencia política, y fueron calificados por la abogada libertaria como “familiares de terroristas” luego de que la etiquetaran de negacionista.
“En el caso del secretario de Derechos Humanos, Pietragalla, es hijo de dos combatientes de organizaciones armadas que cometieron actos de terrorismo. En el caso de Victoria Montenegro –que también se dedica a difamarme e injuriarme– es hija de combatientes del Ejército Revolucionario del Pueblo”, dijo ante La Nación+.
“¿Qué tengo que decir de todos los hijos de terroristas que han llegado a sus cargos, obviamente por el dolor de sus situaciones, pero que, en vez de tener un mensaje de pacificación o de mirada hacia el futuro, lo único que han buscado es perpetuarse en el poder justificando los crímenes de sus padres?”, continuó. “¿El problema es que la hija de un veterano de Malvinas llegue a ser diputada y se candidatee en una fórmula presidencial? (…) A mí que no tengo delito cometido alguno –ni yo ni mi familia– se me tilda de negacionista y genocida”, cerró.
La respuesta llegó de mano de Victoria Montenegro, quien aseguró al diario Página/12 que “el problema no es que Villarruel sea hija de un veterano de Malvinas o que nosotros seamos hijos de militantes. Ser hijo de un genocida tampoco te convierte en un genocida. El problema es negar el terrorismo de Estado”.
No se trata de cualquier familiar de una víctima de la dictadura. Montenegro, nacida el 31 de enero de 1976, fue secuestrada 13 días después de su nacimiento junto a su madre. Casi tres meses después, su padre apareció atado a un bloque de hormigón, mutilado, el 17 de mayo del mismo año.
Fue el propio líder de la operación, el coronel Herman Antonio Tetzlaff, quien se quedó con la recién nacida. Otro bebé apropiado por Tetzlaff fue entregado a una empleada de su casa: se trataba de Horacio Pietragalla Corti. Años después, en 2003, este último fue restituido a su familia biológica por las Abuelas de Mayo, convirtiéndolo en el nieto 75 en ser recuperado tras el fin de la dictadura.