Israel vota este martes unas disputadas elecciones generales en las que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, busca revalidar la victoria y tener un quinto mandato al frente de una coalición derechista, pero en las que la plataforma centrista Azul y Blanco, de Beni Gantz, podría ser la más votada.
Netanyahu salió el lunes a hacer campaña en el popular mercado de Mahane Yehudá, en el centro de Jerusalén, y enfatizó su mensaje de que "el gobierno de derecha está en peligro", y reiteró su promesa de que si consigue gobernar extenderá la soberanía israelí a colonias judías en el territorio palestino de Cisjordania.
Gantz, su principal rival, declaró ayer en la radio del Ejército que Israel debe elegir entre "una dirección de unidad" y "esperanza" o una de "extremismo" bajo el actual primer ministro.
Los sondeos dan a su coalición, Azul y Blanco (integrada por Resiliencia para Israel de Gantz, el centrista Yesh Atid, de Yair Lapid, y Telem, de Moshe Yaalón) la primera posición a poca distancia del Likud.
A pesar de ello, las encuestas dan a los partidos de derecha -Likud, Nueva Derecha, Zehut, la Unión de Partidos de Derechas y las formaciones ultraortodoxas- suficientes escaños para formar un bloque mayoritario y crear un nuevo gobierno, mientras que prevén que Gantz no tendrá margen suficiente para formar una coalición.
Un futuro gobierno de derecha "no está en peligro", considera el analista Yuval Karni en el periódico local Yediot Ahronot, que señala que "el bloque derechista tiene una clara mayoría" en las encuestas, que indican que mantendrá una ventaja de 63, 64 o más escaños en el Parlamento israelí (con un total de 120 asientos) sobre el conjunto de fuerzas centristas, de izquierda y árabes.
A un día de las elecciones, alrededor de medio millón de israelíes de un censo electoral de 6,3 millones de votantes (84% judíos y 16% árabes) duda a qué partido apoyar, y se prevé que lo decida en el último momento, indica el diario Maariv.
"Muchos de los indecisos están dudando entre los dos grandes partidos, Likud o Azul y Blanco, y algunos siguen dudando e incluso están considerando no votar", explica el periodista Mor Shimoni.
Con 40 partidos que se presentan en los comicios, se prevé que la fragmentación política siga siendo la lógica imperante, una característica histórica que ejemplifica la imposibilidad de que un partido obtenga mayoría absoluta en Israel.
Algunos luchan para llegar al umbral mínimo de 3,25% de votos para obtener representación parlamentaria. Los que lo superen, obtendrán automáticamente al menos cuatro escaños.